30 de abril de 1975 - 2018

43 Aniversario de la Victoria del Pueblo de Vietnam sobre el imperialismo yanki

Huída de la Embajada Yanki luego de la derrota y ante la inminente llegada del Ejército Popular de Vietnam del Norte

 

HABLAN LOS MUERTOS DE VIETNAM

por Roque Dalton

 

Nuestros secretos son para todos los pueblos del mundo.
No nos importa haber muerto si nuestro combate enseña
a los pobres y humillados de todos los países a combatir.

Contra los pueblos alzados firmemente no hay enemigo todopoderoso,
no hay crimen que termine por vencer,
no hay arma suficientemente destructora.

Éramos un pueblo pequeño y nuestro presidente Ho Chi Minh,
discípulo de Marx y de Lenin,
nos enseñó cómo ir de lo pequeño a lo grande.

Primero vino el partido, el cerebro y el corazón de la lucha.
El partido de la clase obrera
que fue a hacer su labor en el mar de la población campesina.

No era posible hacer pacíficamente esa tarea
bajo la brutalidad del colonialismo francés:
la organización de nuestras masas tendría que ser, desde el inicio,
una organización político-militar.

Las brigadas de propaganda armada del partido
comenzaron por construir la pequeña guerrilla de la localidad.
El poder local es el talón de Aquiles del opresor extranjero.
Las guerrillas eran pequeños grupos de tres, cinco, diez hombres,
pero crecieron en todo el país.
Los mejores hombres de las guerrillas pasaron a formar
las tropas locales, que operaban en una zona mayor.
Cuando la guerra se desarrolló aún más
se formaron las tropas regulares, con las mejores unidades
de las tropas locales.

Y es que desde el inicio la guerrilla era el pueblo.
La guerrilla no era un pequeño destacamento
que llegaba a incrustarse en la población para recibir su apoyo,
no era un grupo que hoy combatía aquí y mañana allá,
la guerrilla era la población que se insurreccionaba
en forma guerrillera (en pequeños grupos),
merced a la labor organizativa de los grupos
de propaganda armada del partido.

La guerrilla no sólo era el pez en el agua,
sino la unión del agua y los peces,
el agua organizada, los peces organizados,
un par de peces.

Y todos tenían un puesto en el combate:
los jóvenes, las mujeres, los ancianos, los niños.
Y el que no podía cargar el fusil afilaba estacas de bambú,
o desinformaba al enemigo o hacía sandalias para los guerrilleros.

Y de pronto se combatió en todas partes,
en el campo y en las ciudades,
pues organizando nuestras fuerzas en cada localidad
terminamos por estar en todas partes,
aunque comenzamos sin tener una sola pulgada de tierra liberada.

Conocíamos la importancia de la solidaridad internacional
y su necesidad,
pero sabíamos que la garantía de nuestra lucha
estaba en nuestras propias fuerzas,
las fuerzas crecientes de quienes supimos partir de cero
y adecuamos nuestra debilidad al poderío del enemigo.

Así nos lo enseñaron el presidente Ho y Lenin.

En ese movimiento organizativo ascendente
creció el partido, se fortalecieron las fuerzas armadas,
se multiplicaron las organizaciones de masas
y surgió el Frente Único.
Y aun existiendo y operando las tropas regulares
la guerrilla siguió desarrollándose y combatiendo coordinadamente
y creciendo a su vez hacia unidades locales y regulares.
Y el partido siguió dirigiendo exclusivamente lo militar,
sin someter lo militar a la política de frente único,
garantizando así la independencia dirigente de la clase obrera
en el fuerza principal del pueblo en lucha.

El partido y el Frente Único movilizaron a todo el pueblo
para hacer la guerra del pueblo
guerra integral, multiforme:
militar, política, económica, ideológica.
Y a la par de las guerrillas y las grandes unidades militares
se organizó el ejército político de las masas.
Estas fuerzas vencieron a los colonialistas franceses y japoneses
y han doblegado la agresión imperialista norteamericana.

Esas fuerzas harán que nuestro país renazca de las cenizas
en forma que será diez veces más bello.
Porque entre todas las cenizas que hoy resumen el dolor de Vietnam
están nuestras cenizas victoriosas,
las de los hijos del pueblo que morimos por la vida de Vietnam
y de toda la humanidad.