ANT, COYUNTURA, RAZONES Y TRABAS PARA LLEVARLA A CABO

 

 

El pueblo trabajador está siendo víctima de las políticas más agresivas que haya sufrido desde la década del 90, durante el menemato, en nuestro país. La burguesía imperialista, como clase dominante, dueña de las corporaciones multinacionales y el sistema financiero globalizado, junto con sus socios locales, han encontrado el interlocutor ideal para la defensa de sus intereses y privilegios en el gobierno de Mauricio Macri.

 

El de Cambiemos es un gobierno ideológicamente fuerte, integrado directamente por miembros de la clase explotadora, sin intermediarios políticos. Sin embargo, como lo han demostrado las recientes PASO (y las próximas elecciones legislativas del mes en curso no pueden variar mucho en cuanto a resultados), sólo un sector minoritario de la población lo apoya: el 25% del padrón electoral. El resto, el 75%, al menos no está a su favor. Eso queda más acentuado cuando se verifican los votos “positivos”: 2 de cada 3 argentinos votaron en contra de la actual administración. Es decir que Cambiemos es claramente minoría en las pretensiones políticas del pueblo en general, y eso se nota en las calles, donde no hay un día en que no se lleven a cabo protestas contra el oficialismo. Además, y por los cuatro años que le corresponden, si es que logra completarlos, será minoría en el Congreso, por lo que para lograr aprobar sus proyectos de ley debe esperar que lo acompañen sectores de la oposición parlamentaria.

 

Todos estos, hechos objetivos, son la prueba cabal de que el gobierno macrista es un instrumento débil institucionalmente hablando, y sin sustento mayoritario en el pueblo.

 

¿Cómo es posible entonces que aparezca como “fuerte” ante los ojos de propios y de muchos de sus oponentes?

 

Existen varias razones:

 

1-      El gobierno cuenta con una maquinaria de difusión y propaganda como pocas veces se ha visto para transformar las mentiras en verdades. Destaca en ello la acción descarada de los medios de comunicación masivos, voceros y parte de los dueños del poder económico que hacen aparecer a ese 25% como si fuese una mayoría, cosa que terminan creyendo ellos y muchos de los que integran el 75% que se le opone.

2-      La complicidad de la mayoría de la “oposición parlamentaria” que, más que oponerse, se constituye en garante fundamental del apoyo institucional al gobierno.

3-      La complicidad de la dirigencia sindical histórica, burocrática, patoteril, transera y traidora, apoyo vergonzante del macrismo para entorpecer la unidad de la protesta, contenerla y entregar derechos de los trabajadores a cambio de prebendas por parte del oficialismo.

4-      El desenvolvimiento armonioso del Poder Judicial respecto de las políticas oficiales, pues la “justicia” burguesa avanza en el terreno para el que fue concebida sin contradicciones ideológicas: Cambiemos le garantiza la defensa de los intereses del poder económico que la pergeñó, en detrimento de los sectores del trabajo.

 

¿Cómo se enfrenta semejante coalición desde la clase trabajadora?

 

Pues únicamente bajo la premisa que Marx y Engels lanzaron hace 150 años:

“Poletarios, únanse: no tienen más que perder que sus cadenas”

 

Sólo la unidad organizada de la clase trabajadora puede poner freno a la soberbia patronal. Es basados en ese convencimiento, que algunos promovemos una asamblea nacional de trabajadores, ocupados y desocupados, para que desde allí surja un plan de lucha contra el gobierno de los monopolios.

 

Parece haber un consenso generalizado en esa necesidad entre las organizaciones obreras. La izquierda, tanto la parlamentaria como la revolucionaria, tienen alegatos similares en ese sentido. Los sectores más combativos de la sociedad discursean al respecto: tienen la oportunidad de erigirse en parteros de un nuevo movimiento obrero ante el desbarranque de la burocracia tradicional. Sin embargo, nadie es sólo lo que dice, sino fundamentalmente lo que hace.

 

La histórica burocracia sindical se cae a pedazos en su representatividad, y ya no puede contener las aspiraciones de la clase trabajadora. Ante la agudización de la crisis, las bases descontentas reclaman por medidas de fuerza y de lucha que los jerarcas sindicales no están en condiciones de llevar a cabo, porque no pueden ni quieren. Las bases luchan igual, porque la realidad las golpea salvajemente, y empiezan a pasarle por arriba al dique de contención de la vieja burocracia. El problema es que, por ahora, las luchas son sectoriales, divididas. Lo que hay que lograr es unificar esa dispersión para que se defienda y golpee como un solo puño. Ese es el sentido de la propuesta de la convocatoria a una ANT. Sin embargo, por intereses sectarios, electoraleros y personalistas, la izquierda parlamentaria ha puesto por encima de esa necesidad, al proceso electoral burgués. Ponen los votos por encima de la lucha y la imprescindible resistencia en las calles. Es una política mezquina, digna del cretinismo parlamentario tan funcional al poder burgués.

 

Por otro lado, hay quienes proponen una ANT “pura”, sin los vicios propios de la realidad concreta de la clase. Son los que quieren erigirse como porteros de un espacio vacío o insignificante, el de los pretendidos iluminados que se cocinan en su propia tinta. Nunca se ha llegado a nada con esa concepción, que genera rechazo en el sujeto social que dicen querer liberar.

 

La cuestión, entonces, es convocar a la clase, a partir de las necesidades concretas que tiene, las que no pueden ser satisfechas sin luchar contra el gobierno y contra la burocracia. Y desde la historia de luchas heroicas que se han transformado en gestas y ejemplos. Allí están entonces como hitos La Patagonia Rebelde, La Semana Trágica, el Cordobazo, el Rosariazo, el Viborazo, la CGT de los Argentinos, los programas de La Falda y Huerta Grande, la resistencia a las privatizaciones de los 90, los movimientos de desocupados, la Rebelión del 2001. La ANT debe reconocerse en ellos y  constituirse con trabajadores reales, para conformarse en algo similar a lo que fueron los Soviets que precedieron y fueron la base de la Revolución Rusa, a punto de cumplir su Centenario.

 

Sólo de esa manera, partiendo del sujeto social concreto, se podrá definir un espacio proletario que defienda sus intereses en el plano económico, pero que empiece a preparar el terreno para la conformación de una herramienta política superior, que plantee el cambio social de raíz, sustentada en un movimiento obrero y social no ficticio.

 

Quienes estamos convencidos de ello debemos seguir bregando, a pesar de los infantilismos y mezquindades que se interpongan, para lograr un frente de lucha que esté a la altura de las circunstancias que el momento histórico requiere.

 

 

 

Tendencia Guevarista - Partido Comunista de los Trabajadores

 

Publicado en el número lanzamiento de la Revista "La Razón del Pueblo Trabajador" del Frente Único TG-PCT