El modo de producción de China

 

Una nota de Bruno Guigue “El socialismo chino y el mito del fin de la historia”, publicada por la revista Rebelión el 29/11/18, y dirigida a refutar a liberales e izquierdistas quienes sostienen el carácter capitalista de la República Popular China y su sociedad, ofrece la ocasión de examinar las bondades y defectos del método puesto en práctica por el autor para refutarlos.

 

Agrupamos, en resumen, los puntos básicos del Texto de Guigue, cuya tesis principal consiste en sostener (no demostrar) que China no es capitalista sino que es socialista de un modo especial caracterizada por su cultura milenaria “adepta a la ética de Confucio”.

 

I

 

China no es capitalista

 

Según el autor:

 

1) Occidente repite encantado que China se desarrolla convirtiéndose en «capitalista». Pero los hechos desmienten esa simplista afirmación”. 

 

Para corroborar esta afirmación, se propone recordar al lector,

2) ¿Qué es el capitalismo? Dice entonces que Como punto de partida del análisis hay que empezar por la definición habitual del capitalismo: un sistema económico basado en la propiedad privada de los medios de producción e intercambio”.

3) Ese sistema (el capitalismo FHA) fue erradicado progresivamente en la China popular en el período maoísta (1950-1980) y efectivamente se reintrodujo en el marco de las reformas económicas de Deng Xiaoping a partir de 1979. De esta forma se inyectó una dosis masiva de capitalismo en la economía, pero –la precisión es importante- esa inyección tuvo lugar bajo la impulsión del Estado”.

 

4) “Decir que China se convirtió en «capitalista» después de haber sido «comunista» indica, pues, una visión ingenua del proceso histórico. Que haya capitalistas en China no convierte el país en «capitalista», si se entiende con esta expresión un país donde los dueños de capitales privados controlan la economía y la política nacionales”.

 

5). “¿Hay que hablar de sistema mixto, de capitalismo de Estado? Es más conforme a la realidad, pero todavía insuficiente”.

 

6) “… la conducción de la economía china está en la férrea mano de un Estado soberano y no en la «mano invisible del mercado»

 

7)  Pero China permanece como un Estado fuerte que dicta su ley a los mercados financieros y no al revés”.

 

8) Nos guste o no el «socialismo chino» humilla al capitalismo occidental” (?).

 

 

Economía de Estado igual a “socialismo”

 

1) “la economía china no es una economía de mercado ni una economía capitalista. Tampoco un capitalismo de Estado, porque en China es el propio mercado el que está controlado por el Estado» [6]. Pero si el régimen chino tampoco es un capitalismo de Estado, ¿entonces es «socialista», ya que es el propietario de los medios de producción o al menos ejerce el control de la economía? La respuesta a esta pregunta es claramente positiva”.

 

2) China es una economía socialista porque el régimen chino (el Estado) “… ¿es el propietario de los medios de producción o al menos ejerce el control de la economía? La respuesta a esta pregunta es claramente positiva”.

 

3) “… es la esfera pública (El Estado FHA), obviamente, la que está al mando. Dirigido por un poderoso Partido comunista, el Estado chino es un Estado fuerte”.

 

4) “En China es un partido comunista con 90 millones de afiliados, que irriga al conjunto de la sociedad, el que tiene el poder político”.

 

5) El “socialismo chino” es un “… modelo económico híbrido (estatal-privado FHA) que combina dos dimensiones que saca de fuentes opuestas. La primera procede del marxismo-leninismo, está marcada por un poder controlado del partido y un sistema de planificación vigorosamente aplicado. La segunda se refiere más a las prácticas occidentales, que se centra en la iniciativa individual y en el espíritu emprendedor. Cohabitan así el control del PCC sobre los negocios y un sector privado abundante”.

 

6) El Estado “socialista”: “ a) Controla la moneda nacional, incluso la deja caer para estimular las exportaciones; b) Controla casi la totalidad del sistema bancario; c) Vigilados de cerca por el Estado, los mercados financieros no desempeñan el papel desmesurado que se arrogan en Occidente; d) su apertura a los capitales, por otra parte, está sometida a condiciones draconianas impuestas por el Gobierno. En resumen, la conducción de la economía china está en la férrea mano de un Estado soberano y no en la «mano invisible del mercado» querida por los liberales”; e) “China permanece como un Estado fuerte que dicta su ley a los mercados financieros y no al revés”. Es… “un Estado que solo es legítimo porque garantiza el bienestar de 1.400 millones de chinos”.

 

7) “El Partido Comunista de China no renuncia a su papel dirigente en la sociedad y proporciona su armazón a un Estado fuerte. Heredero del maoísmo, este Estado conserva el control de la política monetaria y del sistema bancario.

Reestructurado en los años 90, el sector público sigue siendo la columna vertebral de la economía china, representa el 40 % de los activos y el 50 % de los beneficios generados por la industria, predomina en el 80-90 % en los sectores estratégicos: siderurgia, petróleo, gas, electricidad, energía nuclear, infraestructuras, transportes, armamento. En China todo lo que es importante para el desarrollo del país y para su proyección internacional está estrechamente controlado por el Estado soberano”.

 

8) “Fue entre 1950 y 1980 cuando el socialismo puso las bases del desarrollo futuro”.

 

 

 

II

 

Tomaremos las propias palabras del autor de la nota para saber de sus ideas y argumentos. Dice tajantemente que:”Occidente repite encantado que China se desarrolla convirtiéndose en capitalista`. Pero los hechos desmienten esa simplista afirmación. Incluso la prensa liberal occidental ha acabado admitiendo que la conversión china al capitalismo es un cuento”, que esa “…. narración es un cuento de hadas”. 

 

Para fundamentar esa afirmación plantea correctamente que es necesario tener en claro ¿qué es el capitalismo?, y dice que: “… es un sistema económico basado en la propiedad privada de los medios de producción e intercambio”, definición que parece cumplir bien con lo que es el capitalismo, pero no es así.

 

Tal definición es abstracta. Todas las civilizaciones de clase entran en ella, no establece con claridad las diferencias históricas entre ellas. La tierra era el medio de producción (Mp) principal y decisivo de esas economías antiguas (esclavistas, feudales); en el occidente europeo, la propiedad territorial determinaba en relación con el tipo de explotación del trabajo, la estructura fundamental de esas sociedades: trabajo esclavo, trabajo servil, que producía los productos de uso y consumo para el conjunto social. Había además franjas de comerciantes y navegantes para el intercambio mediante el comercio, actividades que se situaban en el ámbito periférico de la sociedad y de la economía sin determinarlas.

 

Para establecer una caracterización precisa del capitalismo hay que referirla al “modo específicamente capitalista de producción”, cuando el proceso de producción se lleva a cabo mediante el trabajo asalariado (Tw) y la concentración de los Mp en los propietarios burgueses que abarca la mayor parte de la producción social. No señalar esta especificidad asalariada del trabajo y la de los Mp que adoptan la forma de capital, es condenarse a no entender de lo que se trata.

 

Veamos cuál es la estructura socio-económica china mediante un simple ejemplo escolar tal como se muestra en la siguiente pirámide social:

 

 

 

 


 

                             

 

Lo que muestra esta estructura en su sencillez consiste en que la subordinación del trabajo al capital PERSISTE y se amplía en China, no se supera, ni se superará, por lo contrario “se consolida”. Que el Estado administre y controle férreamente: mercados, inversiones, flujos de capital, comercio exterior, empleo, etc. no es otra cosa que la expresión del dominio del capital sobre el trabajo por más apelación, arengas y discursos socialistas ditirámbicos que se proclamen y difundan desde el poder del PCC-Estado y desde las instituciones universitarias y de investigación.

 

Este “socialismo” es una modalidad “china” de clase propietaria que no trabaja enfrentada a trabajadores asalariados que son no-propietarios. En consecuencia la escisión entre las condiciones objetivas (Mp) y las subjetivas (Ft) que caracterizan las sociedades de clase permanece y se reproduce, ensanchándose no reduciéndose; la división social en clases perdura, nunca se elimina; la división social del trabajo entre manual e intelectual no se supera ni se disuelve.

 

De este modo las condiciones de dominio del capital sobre el trabajo continúan exactamente igual que bajo el capitalismo privado por más “progresos” en materia de salud, prolongación de la esperanza de vida, progresos en materia de educación, política sociales y asistenciales que se implementen (Como si en el capitalismo no se encontraran estos “progresos”).

 

Así entonces y brevemente en China:

 

1) Los Mp adoptan la forma de capital y se enfrentan a los trabajadores asalariados, siendo sus poseedores propietarios que no trabajan (PCC + burguesía “comunista”).

 

2) La clase trabajadora asalariada produce/reproduce: mercancías, valor, plusvalor.

 

3) La clase trabajadora asalariada produce/reproduce las relaciones de producción del capital: al propietario como  capitalista y a ella como asalariada.

 

4) El excedente producido por los trabajadores asalariados es apropiado por los propietarios (PCC + Estado + burguesía comunista).

 

5) De todo el valor producido por los trabajadores asalariados, una parte se resuelve como capital (Mp) y la otra en réditos (v + Pv): salarios; ganancias; rentas).

 

Conclusión      

 

La República Popular China es una variante estatal-privada de capitalismo que nada tiene de socialismo como no sea sólo de etiqueta. Los hechos pues, desmienten la simplista afirmación de que China es socialista y además muestran de qué lado está la “…visión ingenua del proceso histórico” y el “… cuento de hadas que menciona Guigue.

 

 

 

 

 

 

III

 

El autor de la nota

 

 El texto de Guigue denuncia que no conoce el tema sobre el cual escribe; desconoce las categorías analíticas del materialismo y acepta acríticamente el discurso ideológico de la dirección china sobre su propia realidad socio-productiva y de sus decisiones de política económica. El autor es tan crédulo como para aceptar que tales dirigentes conducen a China al comunismo por el camino adoptado y que han bautizado “socialista”, llegando a afirmar que el Estado “… garantiza el bienestar de 1.400 millones de chinos”, lo cual mueve a una enorme risotada.

 

Agrega además, sin ruborizarse que “En Occidente la visión de China está oscurecida por las ideas recibidas. Se imagina que la apertura a los mercados internacionales y la privatización de numerosas empresas hacen doblar las campanas por el «socialismo chino». Nada más lejos de la realidad. Para los chinos esa apertura es la condición del desarrollo de las fuerzas productivas, no el preludio de un cambio sistémico”. De manera que en China su dirigencia “usa” el capitalismo para el “desarrollo de las fuerzas productivas” pero ¡construye el socialismo! Tamaño desatino teórico no parece creíble: pero está escrito por el Sr. Guigue.    

 

El texto es pobre, de muy débil valor analítico, pero puede tener cierta utilidad como publicidad favorable a la burguesía china y sus planes. Para el autor, según lo que escribe, el capitalismo “… se reintrodujo en el marco de las reformas económicas de Den Xiaoping a partir de 1979. De esta forma se inyectó una dosis masiva de capitalismo en la economía, pero – la precisión es importante- esa inyección tuvo lugar bajo el impulso del Estado. La liberalización parcial de la economía y la apertura al comercio internacional muestran una decisión política deliberada”.  ¡Raro socialismo éste que crece con “inyecciones” masivas de capitalismo!

 

Estos hechos más la difusión del trabajo asalariado, en ningún momento ponen en duda las afirmaciones de Guigue, ni lo llevan a advertir que no hay socialismo alguno en China, sino una estructura “peculiar” de capitalismo. Para el autor la intervención, el control y la “política deliberada” de la economía por el Estado es sinónimo de socialismo. Con este criterio podría decirse que durante la 2da. GM los EE.UU. se convirtieron en “socialista” porque controló la economía desde el Estado, aumentó la producción, implantó la planeación de los mercados y puso en práctica una “política deliberada” de expansión en bienes civiles y armas. Lo cual sería toda una comprensión estrafalaria de los hechos, exactamente igual a lo que sostiene Guigue sobre China y su socialismo.

 

Dice además: “que haya capitalistas en China no convierte el país en capitalista, si se entiende con esta expresión un país donde los dueños de capitales privados controlan la economía y la política nacionales”. Para él hay un paradigma único de capitalismo, aquellas formas históricas que no verifiquen tal tipología no pueden llamarse capitalista. Que el modo de explotación del trabajo asalariado por el capital pueda  adoptar formas diversas está fuera del alcance de su estructura categorial, de ahí sus vacilaciones y contradicciones en caracterizar cuál es la estructura socio-económica china: Estado fuerte; capitalismo de Estado; modelo híbrido; sistema mixto de capitalismo de Estado; etc. formas equívocas y desorientadoras de lo que en verdad es China: un capitalismo estatal-privado de sujeción de la Ft como trabajo asalariado. Podría decirse que China se trata de un proceso de acumulación originaria de capital dirigido por el PCC-Estado en alianza de hecho, con el sector privado también promovido desde el Estado: es un modo de explotación del trabajo por el capital con sus características propias, pero es capitalismo y no socialismo.

 

Es posible anticipar que en un futuro difícil de precisar, la burguesía “comunista” china enriquecida y poderosa, terminará por deshacerse del PCC, de sus controles y regulaciones estatales de la economía, con violencia o sin ella, y adoptará la forma capitalista privada porque el capital no perdura sino como rivalidad competitiva. Es decir, por otros caminos recorrerá lo mismo que ocurrió con la ex - URSS. Pero debe aclararse tajantemente que en ningún caso se trata de tránsito del comunismo al capitalismo, sino desplazamiento de una variante capitalista por otra. Más aún: no  hubo ni hay socialismo en el mundo a pesar de cuanto se diga al respecto. Y por increíble que parezca, tanto los movimientos y partidos socialistas y marxistas como el “progresismo” de izquierda, han “naturalizado” la persistencia del trabajo asalariado en la futura nueva sociedad, al punto de no hacer ninguna referencia ni mención sobre su existencia e importancia vital en la superación definitiva del capitalismo, con lo cual adoptan inconcientemente una posición pro-esclavista aun bajo el socialismo. El marxismo teórico debe retomar el sendero analítico y las categorías de Marx que sobre el tema no deja dudas: mientras haya trabajo asalariado habrá capital y capitalistas.

 

Y para finalizar tomemos la conocida y extravagante frase de Den Xiaoping: “poco importa que el gato sea blanco o negro sino que cace ratones”, pues habrá que decir que lo que importa no es que el gato sea blanco o negro, sino que sea gato y no una comadreja burguesa”

 

Fernando Hugo Azcurra – Diciembre 2018