LA PESADILLA DE BELGRANO

 

 

"Como en la época de 1789 me hallaba en España y la revolución de Francia hiciese también la variación de ideas y particularmente en los hombres de letras con quienes trataba, se apoderaron de mí las ideas de libertad, igualdad y fraternidad, y sólo veía tiranos en los que se oponían a que el hombre, fuere donde fuese, no disfrutase de unos derechos que Dios y la naturaleza le habían concedido, y aún las mismas sociedades habían acordado en su establecimiento directa o indirectamente".

 

"Que no se oiga ya que los ricos devoran a los pobres, y que la justicia es sólo para los ricos".

 

"El miedo sólo sirve para perderlo todo".

 

Manuel Belgrano

 

Belgrano no es sólo uno de los padres de esta Patria inconclusa.

No es sólo el héroe en el bronce.

No es sólo el militar, el general, el abogado, el escritor, el periodista.

No es sólo el creador de la bandera; el mismo que no tuvo destacada actuación durante las Invasiones Inglesas; el que fue nombrado casi sin experiencia como jefe de la expedición al Paraguay y que fuera derrotado en Paraguary y Tacuarí; a pesar de lo cual fue nombrado comandante del ejército que debía sitiar Montevideo y también del Ejército del Norte.

No es sólo el que viajó junto a Rivadavia en una misión deshonrosa a Europa para buscar la protección de Inglaterra para las Provincias Unidas, al parecer sin conocer las instrucciones secretas que sí conocía "don Bernardino", cipayo si los hubo.

 

Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano es el brillante estudiante que se recibió de bachiller en Leyes luego de estudiar en las Universidades de Salamanca y Valladolid.

 

El que leyó a Russeau y fue testigo de la Revolución Francesa, las chispas que encendieron el fuego de la Revolución en su consciencia.

 

El que impulsó a la formación del primer periódico criollo en estos suelos, el Telégrafo Mercantil, fundado por Francisco Cabello y Mesa en 1801.

 

El impulsor del carlotismo, que, aunque equivocado, intentaba liberarse del dominio español creyendo –cándidamente- que una monarquía parlamentaria le pondría límites al egoísmo y la arrogancia de los monarcas y otorgaría soberanía al pueblo. El carlotismo se transformó con los años en la propuesta de una monarquía parlamentaria encabezada por un descendiente incaico.

 

El que fue uno de los más fervorosos impulsores de la Revolución de Mayo para conformar el primer gobierno criollo y terminó siendo parte de él.

 

El que colaboró con Mariano Moreno en la confección del Plan de Operaciones.

 

El que en la campaña al Paraguay fundó los pueblos de Curuzú Cuatiá y Mandisoví y escribió el Reglamento Político de los Pueblos de las Misiones, que le sirvieron de base a Alberdi para redactar la Constitución del 63.

 

El que fue puesto al frente del Sitio de Montevideo y nombró Comandante General de las Milicias a Gervasio José de Artigas.

 

El que creó una bandera para el ejército y el pueblo criollos, para reafirmar la ruptura con España y generar empatía con la causa revolucionaria y con la nueva nación que estaba en trabajo de parto.

 

El que reorganizó de las cenizas al Ejército del Norte

El del Éxodo Jujeño

El que se negó a cumplir la orden del Primer Triunvirato de replegarse a Córdoba sin presentar batalla, lo que muy posiblemente hubiese significado la pérdida de todo el Norte a manos de los realistas.

El de Tucumán y Salta

El que donó los 40 mil pesos fuertes, equivalentes a 80 kilos de oro, que la Asamblea del Año XIII le otorgó por esas victorias, para la construcción de escuelas estatales y gratuitas.

El mayor impulsor –junto a San Martín y Monteagudo- de de la Independencia mientras funcionó el Congreso de Tucumán.

 

Belgrano no es sólo eso.

Es mucho más.

Es el individuo que entregó su existencia para intentar cambiar la realidad que le tocó vivir y juzgó injusta. No se resignó sólo a describirla.

Es uno de los constructores concretos de un sueño, de una nación nueva -con todo lo que ello implica- libre, independiente y soberana, con industria y sistema financiero propios y un pueblo instruido y feliz. Para ello, debía destruir la vieja estructura política desde sus cimientos.

Es el que no se resignó ante la desigual "relación de fuerzas". Es el que a pesar y justamente por ello, contribuyó a pelear para equilibrar y superarla, para dar vuelta la tortilla.

El que no cacareó coraje sino que lo plasmó en la práctica.

Manuel Belgrano encarnó el convencimiento de que lo imposible es posible y le puso el cuerpo a las palabras.

 

A la vista de lo que hoy hemos conseguido, de lo que hoy es Argentina, de su dependencia absoluta de tecnologías, insumos, inversiones, financiamiento foráneos; del saqueo permanente al que es sometida; y de su pueblo empobrecido y sacrificado para pagar deudas que otros disfrutan: si pudiese despertar el prócer y viera en lo que se ha transformado la nación por la que dio su sangre, sin dudas ésta sería su peor pesadilla.

 

Gustavo Robles

20-6-2021