BOLETÍN DE NOTICIAS DEL ELN

DOS POSICIONES SOBRE LA PAZ

 
Quienes hacen seguimiento a los diálogos entre el Gobierno y el ELN se preguntan con insistencia: ¿por qué no avanza el proceso y se concreta la paz con el movimiento insurgente? El país y la comunidad internacional tienen derecho a conocer la verdad de los obstáculos para construir la paz en Colombia, sin manipulaciones mediáticas.
 
El Gobierno y los dueños del poder interesados en que se firme un acuerdo de paz, que no les afecte sus privilegios, responsabilizan al ELN de la crisis en que se encuentra el proceso y entregan una versión amañada a la opinión pública, ocultando la verdadera causa, para reducir los costos políticos, que le incumben al Gobierno por incumplir la Constitución en el mandato de paz y no escuchar el clamor nacional.
 
La realidad es otra bien distinta. En la Mesa se enfrentan dos visiones contrapuestas, dos lecturas del conflicto y dos propósitos distintos de paz. El proceso partió de orillas distintas y con grandes desconfianzas; después de veintiún meses de conversaciones se sigue en ellas, sin variar las posiciones iníciales. En este tiempo el ELN presentó iniciativas tendientes a superar los atranques y viabilizar la paz.
 
La solución al conflicto social y armado colombiano no es tan sencilla como muchos lo piensan. Hemos afirmado, coincidiendo con analistas juiciosos de la realidad nacional, que el conflicto tiene su origen en causas políticas, económicas y sociales, en la injusticia, la exclusión de las mayorías y la ausencia de la democracia real; no surge con las guerrillas sino que es anterior a ellas, tiene raíces históricas y se nutre de las insatisfacciones de una sociedad que ya no aguanta más las penurias y represiones centenarias.
 
En las conversaciones se avanzó hasta convenir el diseño, de común acuerdo, de un “Acuerdo Base”, como un paso previo para generar el ambiente para la paz. No obstante con posterioridad el Gobierno ha pretendido reducirlo al cese al fuego y hostilidades y la verificación, con exigencias inaceptables que pone en desventaja al ELN, como es la localización e identificación de los combatientes y armas que posee; su exclusión como parte, del cese a las hostilidades con el argumento de que el Gobierno no atenta contra la población, negando así que las políticas represivas, medidas económicas y sociales que a diario acomete contra la población más desfavorecida, son actos hostiles.
 
El ELN que es producto de las insatisfacciones sociales, surge con el compromiso de luchar a favor del pueblo y la nación. En los diálogos de paz tiene comprometida la voluntad política para superar el conflicto social y armado, pero con las transformaciones y los cambios requeridos para que el país marche hacia una sociedad más justa y los colombianos vivamos en paz.
 
La posición del Gobierno sobre la paz es también clara. Parte de negar la existencia del conflicto interno y sus componentes -así en una declaración fugaz haya manifestado que podría aceptar su existencia-, reduciéndolo de manera simple a una amenaza terrorista, la cual le sirve de soporte al mandato de guerra, que le reclamó al país en las elecciones presidenciales y con el cual está gobernando; su estrategia es de pacificación y rendición de la guerrilla. El discurso del presidente Uribe Vélez el 5 de julio de este año en Chaparral, Tolima, fue categórico: “...la guerrilla se desmoviliza o la exterminamos”.
 
Los énfasis en la mesa de diálogo con el ELN los dirige a negociar la desmovilización, el desarme y las prebendas a darle a la insurgencia para que renuncie a su condición, deje a los dueños del poder que sigan acumulando riqueza y que el país de las mayorías, siga igual o peor.
 
Las posiciones inamovibles del Presidente sobre aspectos de la paz y el mandato de guerra con que gobierna, se contraponen a la solución política al conflicto interno. Esta es la razón por la cual el proceso de paz con el ELN no avanza y el acuerdo humanitario con la FARC no despega.
 
El papel facilitador asumido por el presidente Hugo Chávez Frías, con el visto bueno de las partes en Colombia, es una luz de esperanza, siempre y cuando se superen los inamovibles que tienen en crisis al proceso de paz con el ELN y el acuerdo humanitario con las FARC.
 
La Solución Política debe ser una reivindicación de la sociedad colombiana. Salir de la crisis nacional, exige la unidad de acción de los revolucionarios, demócratas y todos los que estén por un cambio y la construcción de un nuevo país.
 
 
LOS RESORTES DEL CONFLICTO COLOMBIANO
 
Para resolver un problema, es necesario deshacerlo de la misma manera como se formó, por ello, enumeramos los componentes que reproducen a diario el conflicto colombiano, con el ánimo de aportar al debate que hoy se desarrolla sobre la combinación de las formas de lucha, la solución política, el acuerdo nacional, el delito político, la construcción de democracia, la búsqueda del socialismo por medios pacíficos y no pacíficos, la validez de la lucha armada revolucionaria, etc.
 
1. La vida republicana de Colombia ha estado encadenada por la costumbre de usar la fuerza para resolver conflictos de intereses. Las clases dominantes usan la fuerza indiscriminada y la corrupción para impedir que haya cambios que alteren sus privilegios. Como reacción a ella, la población acude a la fuerza para defenderse y tratar de lograr cambios, que le den vida a los intereses nacionales y populares.
 
2. A mediados del siglo pasado, el pueblo liberal organizó la lucha guerrillera, para resistir a la dictadura, la oligarquía por su parte creó los paramilitares (llamados Pájaros y Chulavitas) como su mejor arma de guerra.
 
3. El capitalismo neoliberal que se desarrolla en el país, día a día produce miseria a la población, deuda social que no se detiene de crecer y de desestabilizar a la sociedad, ante lo cual, el régimen responde con represión creciente, a través del terrorismo del Estado.
 
4. Llegó un momento en que la capacidad represiva estatal fue insuficiente para contener la lucha de la oposición revolucionaria, por lo que los potentados pidieron un mayor apoyo de los Estados Unidos, quienes desde entonces desarrollan el denominado Plan Colombia, consistente en ayuda militar extranjera masiva, además de una estrecha alianza con los clanes mafiosos, con el propósito de transformar sus bandas armadas en ejército paramilitar.
 
5. La mayoría de este régimen se sostiene por la acumulación mafiosa de capital, parte de la cual se desarrolla como poder subterráneo, mientras la otra funciona dentro de las instituciones legales. Este poder mafioso se encuentra en el sistema financiero, los partidos políticos, las instituciones estatales, sus bandas armadas y en sus ramificaciones criminales internacionales.
 
6. La eficiencia que busca la oligarquía al echar mano del arma paramilitar, la consigue porque logra arrasar con los civiles opositores, dejando de lado las mínimas normas humanitarias que rigen las guerras. Mientras perpetran este genocidio, los clanes mafiosos se crecen a la sombra de sus poderosos aliados, hasta convertirse en los primeros exportadores de cocaína del mundo. A estos súper capos así enriquecidos, el gobierno actual quiere hacerlos pasar como delincuentes políticos, como pago por estar defendiendo al Estado de la acción de las fuerzas revolucionarias, al tiempo que trata de esconder su ser narcotraficante.
 
7. Las fuerzas revolucionarias se mantienen, al considerar injustificable la barbarie que significan los ataques indiscriminados, que violan las mínimas normas morales y humanitarias.
 
8. Desde 1948, año en que la oligarquía asesinó a Gaitán, murieron más de 300 mil colombianos hasta mediados de los años sesenta por motivo de la violencia política. Desde ese momento hasta ahora, se aproximan a los 200 mil muertos más, por la misma causa. Por este genocidio de medio millón de compatriotas, mayoritariamente deben asumir responsabilidades las clases dominantes de Colombia y de los Estados Unidos.
 
9. La democracia y la nación están por construirse en Colombia, sobre la base de la participación de las mayorías nacionales, para lo que debe dejarse atrás la exclusión y la violencia como corazón del régimen. El conflicto interno de raíz social y política exige una solución política, al igual que su derivado, el conflicto armado; en consecuencia la oligarquía debe abandonar su idea de imponer salidas de fuerza.
 
10. Son deberes ciudadanos, tanto buscar la paz como oponerse y resistir a la injusticia, la explotación, la corrupción, las agresiones y al autoritarismo.
 
El gran líder nacional, el sacerdote revolucionario Camilo Torres Restrepo, en 1965, durante la creación del Frente Unido, expresó con claridad la voluntad popular sobre cómo hacer prevalecer los intereses de las grandes mayorías:
“Yo creo que el pueblo se tomará el poder. El pueblo, que es la mayoría, tiene el derecho al poder. Habría que preguntar a la oligarquía, cómo lo va a entregar. Si lo entrega de manera pacífica, lo tomaremos pacíficamente. Pero si no lo quiere soltar, si lo defiende violentamente, entonces, lo vamos a tomar de forma violenta”.
 
Hoy el ELN considera que siguen siendo válidas estas afirmaciones, porque la oligarquía se sigue aferrando al poder y buscando imponer salidas de fuerza para el conflicto interno.
 
 
 
 
EL CHE CONTRA EL CALENTAMIENTO GLOBAL
 
Ernesto Guevara de la Serna sigue vivo y asistió a la recién pasada Sesión 62 de la Asamblea General de la ONU, en Nueva York. Escuchó con paciencia unas veces y otras con abierta impaciencia, la cascada de datos alarmantes sobre las enfermedades del planeta.
 
Para sus adentros comparaba con el contenido de los discursos que él oía en los foros mundiales, por primera vez hace 45 años. Todos hablaban sobre los males de la humanidad, pero ninguno sobre las fiebres y pestes del planeta. ¿Qué ocurrió? ¿El mal avanzaba y no se era consciente de él?
 
En el verano de este 2007, había estado como conferencista invitado en Berkeley, California, por lo que debió presenciar el colapso del sistema eléctrico de ese Estado, uno de los más ricos de los Estados Unidos, debido a la sobrecarga producida por las necesidades de aire acondicionado, necesario para soportar el más intenso calor de todos los tiempos. También observó de cerca, la muerte de muchos estadounidenses, causada por este calentamiento.
 
Ahora, aquí sentado en la gran sala neoyorquina de Naciones Unidas, Guevara, de 79 años, escuchaba los discursos sobre la responsabilidad mayoritaria de los EEUU y de Europa por causar estas fiebres planetarias y casi llegaba a concluir, que los países considerados como más desarrollados, estaban comenzando a ‘ser víctimas de su propio invento’, al contrastar el severo daño causado al planeta, tras dos siglos de intenso capitalismo, con las muertes que acababa de presenciar en California, apenas hacía dos meses.
 
Los supuestamente más desarrollados se ahogan en calor, mientras en el otro extremo, en 12 países de África, las intensas lluvias, inusuales en esta estación, dejan más de medio millón de damnificados. Concluía El Ché, no sólo sufren los países ricos, sino que en su demencia por el dinero y el consumo ilimitados, hunden a toda la especie humana.
 
La fiebre planetaria sube la temperatura global, deshiela las que antes se consideraban nieves perpetuas, sube el nivel del mar, hunde islas y extingue numerosas especies vivas. Muchas vueltas dio Guevara en su silla, mientras escuchaba y tomaba anotaciones en su libreta de todo lo dicho por los Presidentes y Primeros Ministros, más comprometidos con la suerte del planeta.
 
Las denuncias sobre tanta concentración de riqueza y tanto derroche de recursos, le hizo levantarse de su asiento en repetidas ocasiones. Le indignó oír que 1.000 millones de gentes que habitan en los mal llamados países desarrollados, devoran, ellos solos, la mitad de la energía mundial. Y lo que es peor, entre Europa y los EEUU juntos, consumen 8.4 veces más que el promedio del resto de la humanidad. Por esto, estas potencias son las responsables de la producción del 70 por ciento de los gases, que producen las fiebres del planeta.
 
Los datos que rebosaron la serenidad de El Che, los aportó el líder Aymara, el presidente boliviano, Evo Morales Ayma: los 6.700 millones de habitantes del mundo consumimos en un año, lo que se produce en 15 meses. Más grave aún, es que los ingresos de tres familias multimillonarias, son superiores a la riqueza que producen los 48 países más pobres del mundo.
 
Para poder tranquilizarse y reflexionar, Guevara salió de la sala de sesiones de la ONU. Afuera se interrogó sobre la validez de su consigna, de principios de los años 60 del siglo anterior: “Un revolucionario representa la cima más alta de la especie humana”. Humanidad hoy es preservar la especie humana, dignificarla y salvar la tierra. Para sí concluyó, gente y planeta es una sola cosa. Llegado a este punto, se acordó de lo que había escuchado decir a un indígena, hacía cuatro décadas en la cordillera de los Andes: “Somos tierra que habla y anda”.
 
Prosiguió en su monólogo, comparando las soluciones de su inicio revolucionario, con las necesidades actuales del mundo. Son los mismos enemigos, las potencias imperialistas, las causantes del desastre universal, así como los medios para enfrentarlas, son los mismos.
 
Antes y ahora, los pueblos del mundo necesitamos adelantar una lucha colectiva, solidaria, contra el enemigo común, el capitalismo insaciable. La liberación no vendrá como regalo del cielo. Toda la civilización humana se ha ganado en dura lucha contra el viejo orden, por lo que esta batalla tiene que librarse mundialmente, también con el esfuerzo de todos.
 
Desde adentro de la sala lo llamaron. ¡Doctor Guevara, es su turno para hablar ante la Asamblea!
 
Interrumpido en sus reflexiones, el Comandante, trató de rematarlas, pensando que cada uno llevamos el sistema capitalista adentro, porque lo bebemos en la leche materna. Él nos vuelve consumistas, ansiosos de riqueza material e individualistas.
 
Otro modo de producir, otra manera de vivir. Esta es la solución. También la consecuencia de siempre, se seguirá requiriendo para hacer concordante, cada minuto, en cada acción, lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos.
 
El Che no se ha ido, él está aquí. Nunca se irá.
 
 
 
SOMOS REVOLUCIÓN... CONSTRUIMOS PODER... VENCEREMOS
 
El devenir de los diálogos exploratorios entre nuestra organización y el establecimiento denota fehacientemente que un gobierno, elegido con los votos usurpados con la presión militar y las dadivas monetarias de los narco paramilitares, no está interesado en superar las causas económicas, políticas y sociales que han llevado al pueblo y al movimiento insurgente al ejercicio legítimo de la INSURRECCIÓN frente a un sistema de opresión.
 
Idéntica conclusión puede inferirse del proceso de Intercambio Humanitario que, desde distintos sectores nacionales y extranjeros, se viene exigiendo como mecanismo para que los retenidos por la insurgencia y por el Estado regresen a sus familias. Pero, una proyección más que se tiene este gesto humanitario es que se logre un eventual proceso de negociación, en condiciones de respeto por las partes y cumplimiento de los compromisos, entre el gobierno y las expresiones del pueblo en armas.
 
Sin embargo, un gobierno cuya única y reiterada bandera política es la confrontación militar a toda expresión de inconformidad, reduce los procesos de negociación con el pueblo y las organizaciones alzadas en armas, a la desarticulación y desmovilización de los acumulados organizativos construidos durante décadas de luchas sociales y populares.
 
La propuesta de paz de este gobierno no va más allá de la exigencia del desarme ideológico político y militar del movimiento insurgente, sin posibilitar de manera alguna la superación de las causas de explotación, opresión y exclusión que originaron y agudizan el conflicto social y armado. A este gobierno como a los que le antecedieron les quedó grande la paz, con el agravante de que Uribe y su séquito pretenden venderle a la opinión pública nacional e internacional el recicle y legalización del proyecto paraestatal, como un novedoso y fructífero proceso de negociación.
 
En relación a la iniciativa de Acuerdo Humanitario, el gobierno ha pretendido desinformar a la comunidad internacional. Mediante un ardid publicitario liberó a un centenar de presos que presentó como miembros de las FARC - EP, quienes, como se constató con posterioridad, eran guerrilleros conversos y campesinos detenidos en los procesos de capturas masivas que implementa la administración Uribe Vélez como mecanismo para incrementar los “positivos” de la fuerza pública y las bondades de la "seguridad democrática".
 
Como estratagema política el gobierno ha solicitado la mediación de personalidades y gobiernos proclives a la salida incruenta y negociada al conflicto social y armado en Colombia. A pesar de los buenos oficios de los amigos de la paz para nuestro país, todas estas iniciativas quedan a mitad de camino y no trascienden el marco de las buenas intenciones, puesto que todos los propósitos y mecanismos de concertación que se proponen para ser discutidos se estrechan de manera estrepitosa con la tozudez y prepotencia de los voceros del establecimiento. Es claro entonces que son ellos quienes no están dispuestos a negociar con el movimiento social, popular e insurgente la implementación de reformas económicas, políticas y sociales que posibiliten la construcción de una nueva sociedad donde la democracia popular, la justicia social y la equidad no sean solamente eslogan publicitario de campaña electoral.
 
Es claro también que las expresiones del pueblo en armas no soltaremos nuestras banderas de combate mientras la realidad en el país siga siendo la postración y dependencia cada vez más descarada del imperialismo; no cejaremos en nuestra lucha mientras se sigan entregando los recursos naturales estratégicos al capital transnacional; no desistiremos de nuestros propósitos revolucionarios mientras la "tolerancia" de los detentadores del poder se exprese en el asesinato sistemático de los dirigentes sociales y populares que se oponen pacíficamente al régimen; no abandonaremos nuestro empeño en la construcción del socialismo mientras los índices de pobreza, explotación y desplazamiento forzado se incrementen de manera vertiginosa en contravía de las acicaladas estadísticas oficiales, que pretenden hacernos creer que vivimos en el país de las maravillas.
 
 
 
EL EJÉRCITO DE LIBERACIÓN NACIONAL NO RENUNCIA A SU COMPROMISO CON EL PUEBLO Y CON LA HISTORIA. Muy a pesar del querer de nuestros enemigos de clase y detractores políticos persistiremos por todos los medios en la construcción cotidiana de un nuevo país. En este propósito continuaremos interactuando con distintos sectores de la comunidad internacional y de la sociedad colombiana que pugnan por un convenio nacional que permita abordar de manera integral las reformas estructurales que reclaman disímiles sectores sociales y populares para auscultar de manera cierta los caminos de la soberanía y la paz con justicia social.
 
NI ENTREGA... NI RENDICIÓN... JUNTO AL PUEBLO... VENCEREMOS
 
 
 
 
 
 
 


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