BRINDIS

 

No creo en estas fiestas. De hecho, todo lo que he leído que ha sido escrito con pensamiento científico y espíritu crítico, niega los hechos y personajes que la mayoría de las sociedades globalizadas han aceptado como reales o venerables.


El Jesús que se celebra por estas fechas ni siquiera se sabe si existió realmente; imagínense si se puede saber cuándo ha nacido. Y ni que hablar, entonces, de ese gordo al que llaman Papá Noel o los Reyes Magos.

 

Es decir, ya me pone de mal humor el hecho de que la religión que más genocidios ha propiciado en la historia humana, imponga sus fechas inventadas para regocijo de los dueños del Mercado, que se llenan los bolsillos aprovechándose de la candidez y el dinero de la gente con este gran negocio que son las Fiestas de fin de año.

 

Si a eso le sumamos los tiempos en los que nos toca vivir, sobre todo en nuestro país, donde la consciencia popular parece haber retrocedido de tal manera que ha permitido emerger a un gobierno que recuerda a la dictadura de hace más de 40 años atrás, no puedo decir que la felicidad que me desean a cada rato personalmente o por mensajes cibernéticos pueda hacerse realidad así como así.

 

Vivimos en un mundo donde 10 familias reúnen la riqueza de la mitad de los habitantes de la Tierra y donde impera un sistema social que se basa en la explotación de la mayoría inmensa de seres humanos por parte de una minoría infecta. Y que esa minoría y ese sistema que algunos llamamos burgués y capitalista se vanagloria por toda la faz de la Tierra estableciendo sus propios "valores", los que van claramente contra la humanidad, contra la justicia, contra la equidad, contra la vida, pero que... tienen fuerza de "ley", aunque no de legitimidad.

 

En nuestro país eso se ve desde hace rato, pero hoy, más claramente que nunca. Las instituciones "constitucionales y legales" pueden amparar a un grupo de DELINCUENTES con fueros que, apoyados en esa legalidad, pueden por ejemplo ROBARLE impunemente 100mil millones de pesos anuales a nuestros viejos y a los más humildes y desamparados de nuestro pueblo, protegidos por la guardia pretoriana del Estado que han creado los saqueadores para impedir que las organizaciones populares expresen su descontento y... sí, les den el escarmiento que corresponde.

 

Es decir, en este país (y en el mundo), los ladrones corruptos son protegidos por las fuerzas represivas de los Estados, y los estoicos justicieros son apaleados, baleados, gaseados y hasta asesinados "legalmente" y señalados como "violentos".

 

No veo a ningún dios o al tal Jesús meter mano en esta realidad que duele para arreglarla. Y si lo hacen, no son lo bondadosos que nos quieren hacer creer las escrituras.

 

Sin embargo... hay algo en estos días, en estas Fiestas y en esta época que me tiene... con un nudo en la garganta. Me emociona cómo las personas laboriosas tratan de sacar a relucir sus mejores deseos pero, sobre todo, las innumerables muestras de afecto sincero de mis seres queridos, mi familia, mis amigos, mis compañeros, mis camaradas.

 

Hay algo que me sublima el espíritu y es ese compromiso con la vida que tienen los luchadores por la igualdad, por una sociedad distinta, por un mundo mejor, diferente a esta basura en la cual vivimos. Y si éstos días sirven para repasar momentos y hacer balances, en el haber sin dudas tengo a esos luminosos seres humanos con los que me abrazo en la pelea, esos que se niegan a la resignación y le ponen el pecho a las balas, a los gases y a las injusticias, esos que pisotean las reglas que nos imponen las lacras que viven del sudor ajeno, esos que se juegan su bienestar, sus laburos, sus amistades, su salud, su libertad, su vida, para que otros vivan mejor.

 

Si la realidad la han creado los que gozan de sus vidas defecándose en los demás, yo me quedo infinitamente con los "violentos" que se les enfrentan. Y quiero ser un violento contra los que violentan las vidas de millones de humildes, y de hecho lo soy.

 

Sin dudas, prefiero la dignidad ilegal pero legítima de los tira piedras contra las injusticias, que la cómoda mediocridad de los que reproducen el discurso de sus verdugos.

 

Por eso, no por ningún dios inexistente ni su imposible descendencia crucificada aquí en la Tierra alzaré mi copa en esta noche, sino por los inmensos seres humanos de carne y hueso que se paran con la frente en alto para enfrentar a la verdadera violencia, que es la de los explotadores que han creado esta realidad asqueante, que nos duele a los que soñamos con un mundo armonioso, sin explotación, sin desigualdad, sin miseria.

 

Brindo por ellos entonces, por los ausentes amados, por los presentes imprescindibles, por mis compañeros de dolor, por mis camaradas de sueños, luminosos ejemplos de ternura y abnegación, guerreros heroicos del presente y constructores humanos de los tiempos que vendrán.

 

 

Gustavo Robles

24-12-17