POR SIEMPRE D10S
No es verdad. No puede serlo. El Diego no... por favor....
Cuando vino Maxi a avisarme, sentí mil alfileres clavándose en todo mi cuerpo.
"No... decime que es un chiste... ah, mirá, lo dice Clarín, seguro que es mentira" le dije
Pero no... después llegaron cataratas de "urgentes" y "alertas" con la noticia... que a pesar de ello siguen pareciendo mentira.
Y la avalancha de mensajes con imágenes y recuerdos de él en el celular, que no para de sonar
Tengo el corazón a media asta
Se murió el fútbol
Se me anudó el gol a los piratas en la garganta
Mi camiseta de Boca está llorando
Diego no es Diego. Es "El" Diego. Es D10s
No es "él": es "nosotros".
Es el único tipo que le dio felicidad al pueblo en este país, sin traicionarlo.
Por algo este suelo hoy es un llanto incontenible.
Todos tenemos recuerdos propios que confluyen en momentos de Maradona. El gol a los ingleses, el pase a Burruchaga, la apilada contra Brasil en el gol del Cani, las puteadas a los tanos cuando silbaban el himno, la Copa levantada en el Azteca, en el balcón de La Rosada...
Para los hinchas de Boca -porque el Diez era de todos pero es más de Boca que de los demás- es el gol a River después de arrastrar a Passsarella, Fillol y Tarantini para acariciarla a la red, el campeonato del 81, la vuelta impactante en el 95, los picos con el Cani, los triunfos otra vez contra los de Nuñez, el retiro en La Bombonera y su "la pelota no se mancha"... la vuelta a su casa -la cancha de Boca- como DT de Gimnasia y la emoción y el amor inconmensurable y agradecido de la gente.
Las frases que se volvieron cultura popular, como el "Cartonero Baez" a Macri o el "se te escapó la tortuga", o el "LTA" a algún mediocre periodista. Ni qué hablar de la crítica al Vaticano cuando dijo que si vendían las riquezas que había allí podrían darle de comer a todo el mundo.
Pero estoy seguro de que todos tenemos recuerdos propios y particulares con momentos regalados por Diego, esos que sólo compartimos con los afectos. Recuerdo partes de MI vida en sus jugadas. Mi viejo, una noche de domingo de invierno en El Coliseo, contra Colon, 3 a 0, en el tercer piso de la visitante porque no había más lugar en el estadio. Mi viejo otra vez, después de un 2 a 1 contra Velez, miércoles a la noche, que cuando llegó a casa despidió un cálculo renal... le dimos las gracias a las sacudidas en la tribuna por el segundo gol al final del partido. Muchos años más tarde, Maxi, mi hijo, con apenas 7 años, es testigo del golazo a Belgrano, de cachetada, colgado del alambre en el Templo...
Los veo.... los veo como si fuese hoy... gravados en mi memoria. Mi viejo, mi hijo... y el 10.
El orgullo de encontrarlo en el NO al Alca en Mar del Plata, su estadía en Cuba, su idolatría por Fidel y ni qué hablar por el Che... Esa impronta de ponerse siempre en contra de los poderosos tanto en la cancha como en la realidad concreta
Maradona es el mejor jugador de la historia del fútbol, pero no sólo eso: es una figura omnipresente en nuestra cultura, el ser humano más famoso del mundo en los últimos 50 años, con toda la carga que eso significa.
Es el pibe de la villa que logra romper las barreras que impone el sistema.
Es el sur humilde italiano lavando afrentas de siglos frente al norte poderoso
Es los pibes de Malvinas recibiendo una caricia contra el invasor inglés
Es parte innegable de la historia
Es nosotros
Es nuestra alegría
Es el orgullo de tener un súper héroe de verdad, de carne y hueso, no como los yankis que los inventan en historietas y películas de cuarta. Ellos tienen la mentira de los Avengers, nosotros lo tenemos a D10s... vaya diferencia.
Dirán que la pelota está triste, y es verdad
Dirán que que la alegría está llorando, y también es cierto.
Pero el Diego seguirá estando en cada caño, en cada gambeta, en cada rabona, en cada gol... y en cada pibe y cada piba humilde que no se resigne vivir como le digan los poderosos del mundo.
Gustavo Robles
25-11-20