El pantano colombiano de Uribe

 

Durante cinco décadas, desde el asesinato el 9 de abril de 1948 del dirigente liberal Jorge Eliécer Gaitán, la guerra civil en Colombia no ha dado tregua al pueblo. Si bien se han probado distintas  formulas como el pacto entre liberales y conservadores en l957(cuando ya se calculaban 3000mil muertos)  para alternarse en el poder. O los distintos acuerdos entre los grupos enfrentados. Sin embargo, los resultados a largo plazo han fracasado por que los distintos gobiernos han estado sometidos a las directrices que les fijó históricamente el gobierno imperialista de los Estados Unidos, siempre obedeciendo a los intereses de una sola clase: la oligarquía. Dejando de lado las verdaderas necesidades del pueblo campesino que reclamaba por sus derechos. El estado permitía e incentivaba a los terratenientes en  la creación de  grupos armados  que con toda impunidad masacraban al campesinado, lo que provocó que estos tuvieran que organizarse y armarse para poder defenderse. Es así como con la influencia del Partido Comunista las organizaciones campesinas perseguidas y reprimidas en un interno de aniquilación por el estado y los grupos mercenarios paramilitares, dan un giro a una forma de confrontación guerrillera de mando centralizado como única forma de resistencia. Es así  como nacen las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en la década del 60. También surgen otros grupos en los años siguientes como el Movimiento 19 de abril (M19) en los 70, el Ejercito de Liberación Nacional ( ELN), el Ejercito Popular de Liberación(EPL), el Quintín Lame (grupo indigenista) entre otros

 A mediados de los ochenta incluso se llegó a construir una Coordinadora Guerrillera, llamada Simón Bolívar, en la que participaban todos los grupos.
 En la misma década  los grupos revolucionarios  participaron del espacio político para   lanzar un partido que alcanzara por la vía democrática el poder. Se trataba de la Unión Patriótica. Los resultados fueron catastróficos: más de 4000 candidatos de distinto nivel fueron asesinados por escuadrones de la muerte, especialmente por paramilitares.

La crisis de Europa del Este llevó a muchos grupos guerrilleros a la crisis y a claudicar. Las negociaciones de paz que llevó acabo por ejemplo el M-19 fueron otra catástrofe. A pesar de que implicaron incluso la realización de una constituyente, la cual por supuesto no resolvió nada. A 15 años de dichos acuerdos, del M-19 no queda absolutamente nada. Algunos de sus sobrevivientes militan en el exterior en partidos de izquierda y los que se quedaron en Colombia están en la lucha armada dentro de otras organizaciones. Unos pocos se encuentran participando de propuestas reformistas, como prueba fehaciente del poder de la derecha para desanimar a la juventud que día día busca nuevas salidas  para combatir la injusticia social que se exacerba con los miles de desplazados del campo que genera la desigualdad y el  feroz  exterminio de cientos y cientos de compañeros ejecutados tanto por el ejército como por los paramilitares.

Durante el gobierno del conservador Andrés Pastrana, ya entrados los noventa, se intentó una negociación de paz con las FARC, lo que implicó la desmilitarización de extensas zonas de la selva sin que ello hubiese significado un alto al fuego. En aquel entonces se decía que las FARC mantenían en armas a unos 20 000 hombres y que alrededor de 150 000 personas servían en distintas áreas para el sostenimiento del movimiento guerrillero, tanto en la ciudad como en el campo. 

Había al inicio del gobierno de Pastrana en los años 90 más de un millón de desplazados internos y la política de manos libres a los paramilitares no provocaba el debilitamiento de las FARC. Lo único que generaba era la desaparición del gobierno formal en extensa regiones controladas o por guerrilleros o por paramilitares. Que no pudieron ser vencidas ni siquiera con acuerdos como el   desmilitarización de amplias regiones para lograr acuerdos de paz que nunca se concretaron.

 La guerra de Uribe

Uribe se abocó a una guerra total. Aceptó el plan Colombia, que de hecho convierte al ejército colombiano en un apéndice de los Estados Unidos. Al mismo tiempo pretende que el ejército reasuma el control de la lucha contra las FARC y por lo tanto sustituya paulatinamente la función de chacales que realizan los paramilitares. Pero se encuentra con el principal escollo y es que el ha sido como político un activo creador del paramilitarismo con lo cual debe muchos favores a quienes ahora dice combatir.
Además otro factor sé esta convirtiendo un relativo obstáculo para una ofensiva absoluta del gobierno y es la existencia de apreciable cantidad de rehenes, entre ellos diputados, empresarios e incluso agentes de la CIA norteamericana, en manos de las FARC. Entre los detenidos también se encuentra la ex - candidata presidencial Ingrid Betancourt, que ya tiene más de 5 años en cautiverio. Por supuesto que el problema de los secuestrados también compromete políticamente a las FARC, pero no parece ser un asunto que pueda forzar al movimiento armado a llegar necesariamente a un acuerdo, sino más bien un arma con la cual puede golpear políticamente a Uribe. Este por su parte puede sufrir un serio desgaste mientras su intransigencia siga constando más vidas de rehenes. Un ejemplo de ello fue las reacciones por la muerte de 11 diputados locales de Cali en un enfrentamiento durante una fallida incursión del ejercito.

El papel de Chávez
EL presidente Venezolano Hugo Chávez esta mediando para lograr un acuerdo humanitario para lograr un intercambio de prisioneros entre las FARC y el gobierno colombiano. Es probable que un factor que impide el intercambio de prisioneros es la idea de que Uribe sólo empleara las negociaciones para armar una celada y lograr la detención de sectores clave de la dirección de las FARC u otro gran genocidio como ocurrió en la década de los 90. En ese sentido Chávez podría funcionar como garante de que eso no sucederá. Un éxito en el canje de prisioneros sería el primer paso para mediar rumbo a una negociación de paz

 El camino de la paz

En términos militares se ha logrado un cierto equilibrio y al mismo tiempo un callejón sin salida para las FARC y para el gobierno. Equilibrio porque ninguno de los bandos son derrotables, callejón sin salida porque la esencia misma de un movimiento armado es la derrota del enemigo y esta, por la guerrilla misma, no es posible en estos momentos. Además como se mencionó Uribe tendría que ir a fondo también por los paramilitares que hoy son un grupo enfrentado al estado y que la sociedad reconoce como factor de desequilibrio y que en cierta medida parangona con la guerrilla  y Uribe fue creador del paramilitarismo  en sus años de político provincial.

Cuando los trabajadores arrebaten a Uribe el poder político y se combata frontalmente a los grupos paramilitares y se desmantele todo el aparato represivo, solo entonces será posible una verdadera paz en Colombia, en el marco de una Federación Socialista Latinoamericana.

 

Delvy Betancourt



 

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