Las insólitas derrotas exitosas de Kirchner

El Frente para la Victoria no ganó elecciones en todo 2007

Lunes 25 de junio de 2007

Una extraña paradoja surge al contrastar las victorias políticas del presidente Néstor Kirchner con las derrotas que su partido oficial, el Frente para la Victoria (FPV), ha presentado en lo que lleva ya este acalorado año electoral que culminará con los comicios presidenciales de octubre próximo.

Con el traspié de ayer en la Capital y en Tierra del Fuego, el FPV, el sello partidario creado por Kirchner para los comicios presidenciales de 2003 y utilizado desde entonces por el oficialismo en todas las contiendas electorales, no ha ganado como tal ninguna elección en lo que va del año.

Pero merced a una intrincada política de alianzas electorales que en algunos casos ofrece el respaldo oficial a los opositores a esta fuerza, el Presidente se anotó triunfos que para un observador poco avezado resultan incomprensibles.

¿Es posible que el Frente para la Victoria pierda y, aun así, Kirchner gane una elección? En la lógica política que ha desplegado el Gobierno hasta ahora, sí lo es.

Veamos. De los siete comicios que se realizaron en todo el país en lo que va del año electoral, el kirchnerismo puede decir que se impuso en cuatro distritos, pero nunca como Frente para la Victoria.

Estos han sido los comicios para constituyentes en Corrientes y las elecciones para gobernador en Catamarca (el Frente Cívico y Social incluyó al FPV), Entre Ríos (ganó el PJ de Jorge Busti, pero perdió el FPV) y Río Negro (donde el radicalismo K se impuso al FPV).

En la ciudad de Buenos Aires, el FPV pasó a la segunda vuelta, pero fue derrotado en el ballottage. Y en Neuquén, la propuesta kirchnerista perdió ante el Movimiento Popular Neuquino, del opositor y mandatario provincial Jorge Sobisch. En tanto, en Tierra del Fuego la candidata de ARI, Fabiana Ríos, se impuso ayer al gobernador kirchnerista Hugo Cóccaro (FPV) en la segunda vuelta.

En las elecciones para constituyentes en la provincia de Corrientes ganó el Frente de Todos para la Reforma (una conjunción de la UCR y del PJ tradicional). La alianza derrotó al Frente Social para la Victoria que lideraba el padre José Luis Niella, que representaba al kirchnerismo piquetero. El Presidente, de todos modos, se atribuyó la victoria en esos comicios, pues Ricardo Colombi, el actual mandatario, es un radical K que logró una lista representativa de la mentada concertación plural.

Catamarca mostró el triunfo del Frente Cívico y Social (FCS) que lideró el radical kirchnerista Eduardo Brizuela del Moral. El FCS se impuso al PJ tradicional, que postuló a Luis Barrionuevo. Ergo, pese a que el FPV no compitió, Kirchner se anotó una presunta victoria.

En Entre Ríos, la situación es más compleja. Se impuso Sergio Urribarri por el PJ tradicional, que derrotó al postulante que llevó el sello del FPV, el intendente de Paraná, Jorge Solanas. El kirchnerismo, de todos modos, mantiene una relación privilegiada con Urribarri y con su jefe político, el mandatario saliente, Jorge Busti.

En Río Negro, el FPV, que postuló oficialmente al senador nacional Miguel Pichetto, fue derrotado por el radicalismo kirchnerista que encabezó el mandatario reelecto provincial, Miguel Saiz.

Otro antecedente de las derrotas de las fórmulas kirchneristas en lo que lleva 2007 se dio en Neuquén. Las elecciones allí se hicieron en sintonía con la primera ronda de los comicios porteños, y el kirchnerismo sufrió un gran traspié que pasó inadvertido sólo por el hecho de que Filmus había logrado pasar a la segunda vuelta en la Capital.

Pero en la provincia patagónica, la Casa Rosada perdió notoriamente su apuesta electoral: el candidato kirchnerista, el intendente la ciudad de Neuquén, Horacio Quiroga, fue derrotado por el postulante del sobischista Movimiento Popular Neuquino (MPN), Jorge Sapag.

Quiroga es un radical K muy cercano a la Casa Rosada, que se presentó a los comicios con la boleta de la Concertación Neuquina. Pero el FPV no compitió como tal, pues el justicialismo se alió allí al radicalismo en el partido que postuló al jefe comunal.

Aunque intrincadas, las pruebas están a la vista de todos: en la lógica K, perder también es ganar.

Por Lucas Colonna
 

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