Desde todas partes, ellos nos miran

 


Denuncias y disculpas matizaron el mayo de Google y Facebook. Dos de los grandes proyectos de la era Internet han sido desnudados en su esencia fisgona y traicionera. Las geniales ideas nacidas de jóvenes universitarios han estado marcadas, desde hace un tiempo, por sus vínculos con los órganos de inteligencia norteamericanos y también con las grandes compañías comercializadoras.

Los ojos de Google

En febrero pasado, Google se había asociado a la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos en nombre de la seguridad cibernética, bajo términos no especificados por las partes, causando aprehensión en la comunidad digital.
Hace unas semanas, las protestas alcanzaron a la empresa californiana por su censura a blogs de intelectuales y luchadores sociales en Cuba y Honduras.
El nuevo embrollo para Google se desató a mediados de mayo en Alemania, cuando el gobierno de esa nación denunció que los servicios móviles que la compañía usa para tomar fotos y determinar direcciones para su programa Street View, eran también utilizados para espiar redes inalámbricas (wi-fi) que no estaban protegidas.
Street View es una herramienta de Google que permite elaborar un servicio cartográfico con instantáneas reales de ciudades de todo el mundo, 75 de ellas europeas, el cual entró en funcionamiento en el 2008.
El gigante de las búsquedas negó incialmente la denuncia, pero la fuerza de las evidencias le obligó a reconocer que había utilizado los vehículos con cámara incorporada para husmear en las redes inalámbricas que detectaban en el barrido cartográfico de las calles y había recopilado datos como los identificadores de las redes, nombres de los abonados, direcciones numéricas que identifican a cada dispositivo wifi y también correos electrónicos, textos, fotografías, e incluso la página de internet que el usuario estaba consultando.

Buscar en el buscador

El comisario alemán de protección de datos, Peter Schhar, pidió que se llevara a cabo una investigación exhaustiva sobre las prácticas de Google. Rechazó los alegatos de la compañía californiana de que todo había sido un “error” y dijo que “sencillamente, una de las primeras compañías del mundo, ha incumplido la normativa sobre desarrollo y uso del software”.
El Reino Unido ha exigido a Google que destruya los datos que ha recogido en sus vehículos “chismosos”. Italia ha pedido explicaciones por el uso de los ficheros de navegación de sus ciudadanos. Austria prohibió la circulación de los carros de View Street y ha solicitado una descripción detallada de la forma en que se procesa la información recopilada.
En Estados Unidos, tres congresistas han enviado una carta al responsable máximo de Google, Eric Schmidt, con numerosas preguntas sobre la recolecta de datos y su empleo.
Google ha reconocido que almacena unos 600 gigabytes de datos que ha recolectado con este procedimiento en unos 30 países.
Como señalaba recientemente el analista Patxi Igandekoa “Google es sin duda uno de los proyectos más fascinantes que se haya emprendido jamás. Pero también ha puesto en marcha un proceso masivo de destrucción de la privacidad que no se sabe hasta dónde puede llegar”.

El “caralibros” tramposo

Facebook, la más gigantesca red social en internet con casi 500 millones de usuarios, parece regalarnos la posibilidad de sociabilidad a cambio de nuestra privacidad. No sólo brinda buenos favores a la CIA (hay varios escritos sobre el tema), sino que también se pone a la orden del mercado en un servicio a la carta. Su filosofía la dejó sentada el pasado enero en una conferencia en Las Vegas el gurú de la compañía Mark Zuckerberg: “La privacidad ya no es una norma social”.
Bajo tal precepto, en abril de este año, Facebook había anunciado una nueva política de integración con otros sitios web (más de 75), a los que le permitiría llegar a la audiencia millonaria de la red social y tendrían acceso a los gustos de los usuarios y sus amistades, a partir de la nueva opción “me gusta”. Hubo aprehensiones inmediatas al anuncio, sin embargo desde Facebook se aseguraba que: “…ninguno de los datos de carácter personal se comparte con un sitio que incluya estas nuevas características, y sólo serán visibles para el usuario cuando esté conectado a Facebook.”
Pero más rápido se coge a un mentiroso…The Wall Street Journal revelaba hace unos días que Facebook y otras redes sociales han estado enviando datos personales a las agencias de publicidad, pese a su promesa de no distribuir información sin permiso. Cuando un internauta pincha una publicidad en la red social, su nombre y número de identificación llegan a las agencias, que así recibían datos para formar sus perfiles de consumidores y tratar de capitalizar nuestros gustos y necesidades en ganancias económicas.
Muchos se han quejado también de que información privada y sensible, como fotos personales, nombres de amigos, causas que apoyan, lugar de residencia, quedan al alcance de cualquiera de los casi 500 millones de internautas con una cuenta en Facebook. Un “error”, el pasado 2 de abril, permitió que durante media hora fueran visibles todas las direcciones de correo privado de los usuarios de la red social, sin que ninguno pudiera hacer algo para evitarlo.
Ante las críticas a la política de privacidad de Facebook, otros intentan presentar alternativa de redes sociales donde supuestamente se garantiza al internauta el control total de sus datos. Eso han hecho cuatro estudiantes norteamericanos de la Universidad de Nueva York que han anunciado su proyecto Diaspora, basado en software libre.

Limpieza de imagen

Facebook ha intentado atenuar los daños lanzando una nueva política de privacidad en la que los usuarios pueden decidir con menos click qué información compartir con sus amigos, los amigos de sus amigos y todos los usuarios de la red. También pueden restringir los datos que compare con otras aplicaciones y con los motores de búsqueda. El mismísmo Mark Zuckerberg se encargó de hacer una presentación pública de los nuevos derroteros.
Pero tal paso no ha satisfecho totalmente a los detractores. Facebook no cuida la privacidad por defecto, sino que obliga a los usuarios a recorrer un todavía largo camino de opciones.
Artemi Rallo, el responsable de la Agencia Española de Protección de Datos ha sido enfático: “Facebook no sabe, no puede o no quiere entender el problema. (…) Un usuario medio raramente conoce Internet y la propia red social lo suficiente como para evaluar el grado de publicidad que tienen sus acciones y acostumbra a aceptar el diseño que le ofrece la red. (…) El diseño de sus ingenieros no está pensado para proteger la privacidad. Está pensado para dar una máxima publicidad a los contenidos y hacer negocio”
Jeffrey Chester, Presidente del Center for Digital Democracy, hizo su valoración sobre el tema a la revista Forbes: Lamentablemente, Facebook todavía se niega a dar el pleno control a sus usuarios”.
Por lo pronto, el pasado 31 de mayo, se llamó en la internet como el “Día de abandonar Facebook”, en el que más de 36 mil usuarios prometieron borrar sus perfiles en la poderosa red social. La ministra alemana de Consumo, Ilse Aigner, ha anunciado que abandona la red social por su laxismo en la protección de los datos de sus miembros. “Voy a cancelar mi cuenta”, ha manifestado, “porque como ministra no puedo admitir que una empresa viole las leyes de protección de datos y desprecie la esfera privada de sus miembros”.
Para el próximo 6 de junio se anuncia otra campaña mundial, esta de “Un día sin Facebook”. En Estados Unidos, Move on ha logrado que unos 170 mil internautas se unan al grupo Respect my privacy. Mientras a Google llegan cada vez más consultas solicitando métodos para destruir las cuentas de Facebook.
El gobierno de Francia ha anunciado el inicio de un proceso para instaurar la Carta del Derecho al Olvido Digital, con el objetivo de combatir la apropiación y la diseminación de los datos personales de los internautas. Una medida que intenta facilitar el abandono total de una red social y conseguir el pleno borrado de datos personales y el fin del empleo publicitario de los perfiles.
Tales anuncios son un llamado de alerta para el equipo de de Facebook. Ojalá Zuckerberg haya modificado su pensar y no siga viendo a sus usuarios como hace un año, cuando, como revela el libro El Efecto Facebook (que saldrá a la venta en EEUU el 8 de junio), Zuckerberg decía a través del chat: “Tengo miles de correos electrónicos y sus contraseñas, fotos y números de seguridad social, la gente confía en mí, son tontos del culo”
Los nuevos zares de la internet parecen no querer límites a sus sueños de dominación digital, Pretenden ningunearnos y hacernos súbditos cibernéticos, si dejamos que triunfen en sus propósitos.

Fuentes: Cubadebate, Rebelión, El País, The Wall Street Journal, La Vanguardia, Forbes

volver