Mi experiencia en el FSN

LA MILITANCIA OFICIALISTA QUE DICE LUCHAR POR LA SOBERANÍA: UNA FARSA LAMENTABLE

 

La firma del decreto N° 949/20 que vuelve a entregar la soberanía del Río Paraná al capital extranjero -como ya lo hiciera el PJ en los ‘90 durante el menemato y lo extendiera CFK en 2010-  por parte del gobierno del FDT encabezado por Alberto y Cristina Fernández ha logrado generar el enojo de propios y extraños. Y, “curiosamente, el agrado de la oposición parlamentaria de la derecha que sí se asume como tal.

 

Por esa causa, desde sectores del oficialismo –asumidos o vergonzantes- comenzaron a formarse espacios que se propusieron como objetivo la derogación del nefasto decreto. La izquierda, en general, acorde su acostumbrada incomprensión de la realidad y ni qué hablar de los sentimientos populares –salvo honrosas y no tan honrosas excepciones- se mantuvo –y se mantiene- prácticamente al margen de esta lucha que tiene en su esencia un innegable carácter antiimperialista y anticapitalista.

 

Surgieron entonces varios grupos en todo el país:

 

Movimiento Federal por la Soberanía Nacional

Foro por la Soberanía

Foro por la Recuperación del Paraná

Manifiesto Argentino por la Soberanía

Foro por la Soberanía Nacional

 

Todos con una clara hegemonía del kirchnerismo y afines. Todos con la contradicción insalvable de luchar por la soberanía y ser militantes, simpatizantes y apoyo del instrumento político que la entrega. Sus principales figuras son Mempo Giardinelli, Carlos Del Frade, Jorge Taiana, Fernanda Vallejos, Horacio Tettamanti. También habría que sumar a líderes sindicales como Pablo Moyano, Hugo Yaski, Roberto Baradel, Ricardo Peidró o Cachorro Godoy - entre otros con menor relevancia- que expresan sin tapujos su apoyo al gobierno.

 

La excepción a los espacios de pleno apoyo al oficialismo parecía ser el último sello, el llamado Frente por la Soberanía Nacional, donde además de militantes del FDT había también sectores de izquierda o progresistas.

Allí fue donde nos integramos como PCT y yo en representación, esperando ayudar a construir una corriente que pudiese llevar la lucha por la soberanía más allá que por la mera estatización de los servicios de dragado, balizamiento y cobro de peaje en el Río Paraná, sino planteando que la entrega del río no puede separarse de un proceso histórico de entrega de nuestras riquezas al imperialismo que viene desde hace décadas; y donde el PJ –columna vertebral del FDT actual, del menemismo en los ‘90 y del Frente para la Victoria en la “década ganada“(más bien entregada)- tuvo el rol fundamental del cipayo facilitador del saqueo.

 

Luchar por la soberanía entonces, no puede llevarse a cabo sin enfrentar las políticas del gobierno y no sólo eso, sino a las del peronismo de al menos los últimos 50 años.

 

Es que la soberanía no sólo tiene que ver con una cuestión nacional, sino estrictamente de clase: lo que hay que conquistar es la soberanía para los trabajadores y el pueblo, porque hoy está claramente en manos de la oligarquía y burguesía locales, cuyos intereses son los mismos o están ligados a los de la burguesía imperialista, con el sistema financiero como factor dominante.

Esos intereses que cuida y fomenta el PJ y su FDT.

 

La sola mención de estos planteos en el seno del FSN me hizo ganar la antipatía del núcleo duro que se hizo de la dirección de ese grupo a la fuerza, repitiendo la historia antidemocrática del peronismo derechoso, la histórica intolerancia hacia los que planteamos cosas distintas a las que ellos plantean.

Había en ese espacio una clara tensión entre el grupo oficialista hegemónico y los sectores más progresistas y de izquierda. De entrada se vio que no era posible una política común de lucha por la recuperación de la soberanía del Paraná, porque había –hay- distintos conceptos de soberanía entre ambos sectores, y porque el sector oficialista claramente no quería ir contra el gobierno.

La lucha, entonces, no tenía coherencia ni sentido. El verdadero objetivo de los militantes oficialistas era hacerle ver a Alberto que estaba equivocado y convertir al FSN en un apéndice del FDT.

 

Para ello no se privaron de recurrir a todo tipo de atropellos, insultos, patoteadas y amenazas, en el grupo de wassap, llegando a mandar mensajes privados o incluso llamadas personales para apretar a los que osaban discutir sus criterios. De esta manera, los compañeros no oficialistas se fueron retirando del Frente.

 

La gota que colmó el vaso y provocó que el que esto suscribe quedara afuera del FSN, se  produjo cuando se convocó a una reunión virtual para organizar una movilización contra los decretos 949/20 y el 427/21 –este último el de la supuesta estatización por un año del Paraná, que en realidad es la confirmación de la ENTREGA dentro de doce meses- convocatoria del que el PCT era firmante: al querer ingresar a dicha reunión, cuyo permiso estaba en manos del FSN, se me impidió ingresar. De manera autoritaria, prepotente e indigna, se me censuró y no sólo a mí, sino al PCT.

 

Eso es el FSN: como escribí en mi descargo antes de que el núcleo fascista me sacara del grupo, una pantomima patética que expulsa al pensamiento crítico y se queda en la mediocridad que se acomoda al calor del gobierno… y del poder. Así se maneja el peronismo del FDT.

 

La lucha por la soberanía en manos de ellos es una farsa. Tanto, como esperar la liberación nacional y social vanguardizados por los cipayos que todo lo han entregado.

 

Gustavo Robles

7-7-2021