EL HOMBRE

Mucho se ha escrito sobre el Che, mucha agua ha corrido bajo el puente de la historia desde su desaparición física. Hasta los Caballeros de la Injusticia, los hambreadores de los pueblos, aquellos que lo persiguieron hasta matarlo, hoy lo alaban y lo reconocen como un ejemplo de coherencia, arrojo y honradez, a la vez que mercantilizan su figura y lavan su mensaje. Como no lo pudieron borrar de las conciencias ni asesinándolo, quieren tergiversar todo lo que ha hecho y dicho. Quieren hacerlo ver como una figurita o un Dios, lejano e inalcanzable.
Los que creemos que un mundo justo es posible debemos luchar contra esa falaz estrategia de los dueños actuales del mundo. Nada es más inmovilizador que un Dios, porque un Dios sólo puede venerarse, jamás imitarse (¿cómo un simple humano va a poder hacer lo que un Dios?). Debemos recordar y honrar la memoria del Comandante, pero sin olvidar jamás que fue un HOMBRE, así, con mayúsculas, pero un hombre al fin, con virtudes y defectos, con sentimientos y afectos, un hombre que decidió un día cambiar el mundo. Y si él lo hizo, la mejor manera de venerarlo es imitándolo. Lo demás son sólo palabras

Gustavo Robles
 

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