
    “La educación es el alma de los pueblos y abono de 
    los ejércitos de la libertad” Francisco Morazán
    
    “En Honduras, normalmente, si un presidente está a punto de terminar su 
    mandato, es odiado por el pueblo, porque siempre se piensa sobre todo, el 
    dinero que robó, todas las mentiras que dijo, todas las promesas de la 
    campaña electoral que no cumplió: con Manuel Zelaya sucedió todo lo 
    contrario, por lo que hizo mientras estaba en la presidencia, en junio del 
    2009, estaba terminando su mandato presidencial ya como un verdadero y gran 
    líder del pueblo”. 
    Quien me dice esto es Alfonso Lacayo, uno de los psicólogos de la brigada 
    médica de la Resistencia en Honduras, uno de los muchos “obreros de la 
    salud” (como le gusta que lo llamen) que actúan en el Frente Nacional de 
    Resistencia Popular. 
    Alfonso es un garífuna, que significa un descendiente del grupo de los 
    afro-mestizos, indígenas, que llegaron a Honduras a la costa atlántica. 
    Dicen los historiadores, que en el 1522, la isla de La Española , que está 
    formada por Haití y Santo Domingo, tuvo lugar la primera rebelión de los 
    esclavos negros en las Américas, que comenzaron a emigrar hacia el Caribe en 
    busca de libertad. El grupo de negros que formara la cultura garífuna se 
    asentaron en la isla de San Vicente y crearon una población mestiza con los 
    indígenas Caribes. Inglaterra les declaró la guerra a los rebeldes negros, 
    que representaban un ejemplo peligroso, y tuvieron que luchar por más de 
    treinta años para derrotar a aquella población tan valiente. 
    Los prisioneros de guerra fueron capturados y enviados a la isla de Roatán, 
    en Honduras, donde los garífunas fundaron su primer establecimiento en 1797.
    
    Hoy en día viven principalmente en la costa atlántica de Honduras y se 
    encuentran entre los más marginados y pobres del país. 
    Alfonso es hijo de un distinguido hombre de su pueblo, de hecho, su padre 
    fue el primero garífuna que se graduó en Ciencias Médicas y hoy es 
    reconocido por su deseo de servir a su pueblo. 
    Quiero recordar que los garífunas tienen, hoy en día, a otro médico, 
    graduado en Cuba, Luther Castillo, quien logró fundar en el 2007, junto con 
    su pueblo, los médicos cubanos y la ayuda de uno de los sindicatos de 
    trabajadores en California, el primer hospital popular garífuna de Ciriboya 
    y milita en el Frente Nacional de Resistencia Popular.
    “Te diré que la brigada médica del Frente fue fundada por un grupo de 
    enfermeras que conocí en la recolección de alimentos para las personas en la 
    frontera con Nicaragua, mientras esperaban que Mel llegara”, dice Alfonso.
    
    “No tenemos una jerarquía fija, un coordinador principal: cualquiera puede 
    ser un líder cuando es necesario”. 
    Esas palabras me hacen pensar que este movimiento de resistencia en Honduras 
    es el que marca un importante punto en la lucha por la reivindicación de los 
    derechos de los pueblos. 
    Como dijo Alfonso, “después de todos estos meses de lucha, demos un golpe 
    moral al Primer Mundo, el que se cree depositario de la democracia, 
    nosotros, los hondureños, hijos de uno de los países más pobres de América 
    Latina, hemos demostrado que se puede resistir y decir no al capitalismo 
    fascista”. 
    “El milagro que hizo Mel fue hacernos personas responsables, para darnos una 
    conciencia, para simplemente ser capaces de decir no a lo que nos 
    perjudica”. 
    Un hombre que había ganado las elecciones con sólo el 49,9% supo realmente 
    cómo despertar en los hondureños el deseo de defender sus valores, ha 
    logrado mantener su identidad como hondureño, por primera vez en la historia 
    del país, fue un presidente quien dijo “No” a los yankees, y le costó caro.
    
    Básicamente, creo que Zelaya enseñó a su pueblo, que para ser un líder no 
    sólo se debe tener dinero o un título, hay que, sobre todo, trabajar codo 
    con codo con los que le dieron su voto, literalmente ganar este título en el 
    campo de batalla. 
    “Ahora la resistencia tiene muchos dirigentes que guían las diferentes áreas 
    del Frente, no necesitamos a una persona física, nuestro jefe es un 
    objetivo, es decir, convocar una Asamblea Constituyente”. “Y cuando 
    lleguemos a esto, porque seguramente vamos a llegar, desde allí, sabemos que 
    va a ser un punto de partida para construir un Estado de justicia social e 
    incluso tomaremos el cielo por asalto”. 
    Alfonso siguió emocionándose y dice que el pueblo hondureño se despertó y 
    sabe que no puede perder esta oportunidad que le han dado para redimir las 
    injusticias sociales de un gobierno fascista, donde sólo una docena de 
    familias son las dueñas de todo. 
    “Los golpistas, una derecha oligárquica que se cree que puede regresar a 
    Honduras a la etapa del oscurantismo fascista, ante la presidencia de Mel, 
    no entendió nada, son personas que tienen hemorroides en el cerebro, y 
    morirán de una diarrea cerebral cuando se vean finalmente derrotados porque 
    nuestra lucha no se detendrá”. 
    “El movimiento de resistencia es muy humano, se preocupa por sus miembros y 
    los psicólogos están tratando de enseñarle a la gente reconocer sus propias 
    necesidades, para que no venga un fulano de tal cualquiera a imponer cuáles 
    son las necesidades de los demás”. 
    “Por ejemplo, yo no trato a mis pacientes en un estudio, comparto las 
    marchas con ellos, padezco también los gases lacrimógenos y los toletazos de 
    la policía y ellos, los caminantes, son lo que vienen a mi y empiezan a 
    hablar de sus problemas”.
    “También hemos conseguido eliminar el sectarismo; las enfermeras, a veces 
    dirigen a los médicos e incluso los abogados, aceptan que estas obreras de 
    la salud puedan explicarles qué hay que hacer en determinados momentos, como 
    cuando vamos a la policía para tratar de liberar a un compañero que está 
    detenido, este pequeño detalle parece insignificante, pero no lo es”. 
    Lo que logra trasmitirme Alfonso es que el Frente logró crear una unión muy 
    fuerte entre las personas de diferentes clases sociales, nadie se atreve a 
    prevalecer sobre el otro. 
    “En las marchas se puede ver desfilar a todo el mundo junto (y hasta se 
    cambian las banderas!) los militantes de los partidos que antes del golpe se 
    odiaban y agredían en la calle, homosexuales, feministas (recuerdo que las 
    mujeres son la mayoría en el movimiento), desposeídos, burgueses liberales e 
    incluso los extranjeros !!!”. 
    Mientras Alfonso dice esta frase me sonríe, se dirige a mí directamente, y 
    dice que esta lección tan grande que dio su movimiento motivó incluso, a una 
    europea como yo, a marchar con ellos, a distribuir el agua y a recibir los 
    gases lacrimógenos en los ataques de los “chepos” (policía). 
    "Ida, ¿no crees que este es un verdadero socialismo?”. 
    Bueno, no sé qué decir, sólo puedo afirmar que aprendí a amar al pueblo 
    hondureño porque me robó el corazón con su lucha tan noble, aprendí a 
    respetarlo por su fuerza moral y su decisión, la Resistencia podrá contar 
    con toda mi energía, porque, como dijo el Che Guevara “sabemos que el camino 
    es largo y desconocido en parte, pero conocemos nuestras limitaciones, 
    haremos el Hombre Nuevo del siglo XXI, nosotros mismos”. 
    
    Ida Garberi*
    
    * la autora es la responsable de la página italiana del sitio web de Prensa 
    Latina
volver
