Sobre la nueva fórmula de actualización de los haberes jubilatorios del gobierno

No necesitamos una fórmula de carrera

 

 

En la presentación de la nueva fórmula que pondrá el gobierno para la actualización de los haberes jubilatorios se ha reconocido que en el gobierno anterior el valor del haber ha caído un 19,5%. Como es sabido el gobierno bien sabe que el haber puede ser actualizado por decreto porque así lo viene haciendo. Pero lo que hace por decreto, en lugar de restaurar los haberes actualizando los valores previos es dar aumentos aún por debajo del incremento de los precios. Si el gobierno puede calcular lo que perdimos, como lo reconoce, puede actualizar los haberes por decreto ahora mismo restaurando el poder adquisitivo a la situación anterior a la reforma de diciembre de 2017. No es verdad que sea indispensable recuperar los niveles anteriores con el paso del tiempo a través de una fórmula que supere la inflación. Si los restaura de forma inmediata luego los puede seguir actualizando para que no pierdan ante la inflación. Pero ahora nos dice que sólo es posible hacer esta actualización en el futuro poco a poco a través de una nueva fórmula que debemos creer que dará incrementos más altos que la inflación. En una palabra, al postergar la actualización debida nos obliga a continuar haciendo más sacrificios. No tenemos la certeza de que vamos a recuperar el nivel de nuestros  haberes y tampoco cuándo, pero si tenemos la certeza de que lo que perdemos hoy no lo recuperaremos nunca.

 

Entonces también en todo el transcurso de este gobierno el haber jubilatorio ha disminuído. En una palabra el estado ha venido pagando menos de lo que corresponde y se ha quedado con esta parte o bien no ha cobrado a los patrones los aportes que debería haber cobrado para mantener el compromiso implícito que supone la tutela del estado en el sistema jubilatorio que nos ha obligado a contribuir durante toda nuestra vida de trabajo a otras generaciones de jubilados y ahora nos suelta la mano. 

 

Nos dicen que necesitamos una fórmula de carrera para ganarle a la inflación. Entonces pisamos el palito. Lo creemos y pensamos que así nuestra situación mejorará incluso por encima de lo que teníamos. Toda  estafa supone que el engañado crea que va a sacarle una ventaja al verdadero estafador. Claro que no necesitamos una fórmula de carrera. Si un gobierno quiere dar un aumento real a los jubilados lo puede hacer por un decreto, por ejemplo actualizar un 40% y luego mantener ese valor aumentándolo de acuerdo a los incrementos de los precios. Si luego quiere hacer otro aumento en términos reales porque los salarios también aumentan, lo puede hacer y luego mantener su valor real con el índice de precios y así sucesivamente. Eso es lo justo. Y para ser justos en una forma más completa, para que no perdieramos poder adquisitivo, la actualización tiene que ser cada vez que cobramos, es decir todos los meses y no cada tres o seis.

 

Ahora veamos si es probable que el sistema de actualización que van a imponer va a ser más alto que la inflación o va a ser más bajo que la inflación.

 

En primer lugar, el incremento de los precios ha quedado afuera de la fórmula. En su lugar ,se toman los incrementos de la recaudación y de los salarios. Ambos son impulsados por el aumento de los precios, cuyos aumentos son los que, en definitiva deterioran el poder de compra del dinero y por ende todos los valores expresados en esa unidad de medida (en cantidades de pesos). Pero, aunque sean impulsados por el aumento de precios, no lo hacen inmediatamente y muchas veces quedan retrasados. Lo sabemos de los salarios porque esto afectó nuestros bolsillos durante muchos años. Pero también sucede con la recaudación tributaria. No sólo es posible sino muy probable entonces, que ambas variables crezcan menos y no de manera inmediata ante los incrementos de precios. Pero también es posible que los aportes jubilatorios sean rebajados, como se viene haciendo, entonces la recaudación va a bajar en términos reales, es decir no va a aumentar como lo hace la inflación. También es posible que su cobranza no se realice regularmente. En estos casos nos pagarán menos que la inflación.

 

La recaudación tributaria variará con las oscilaciones de la actividad económica: caerá fuerte en tiempos de crisis y se recuperará luego lentamente. Lo mismo impactará en el mercado de trabajo y se reflejará en bajas de salarios reales y lentas recuperaciones. Por esto, durante las crisis los jubilados estaremos peor que si la actualización aplicara el índice inflacionario.

 

Además, se agregó a la fórmula la variable número de beneficiarios. Si aumenta el número de beneficiarios esto también disminuirá el incremento de la fórmula. Es bueno que la cobertura del sistema abarque a todos los trabajadores, es justo. Lo que no es bueno ni justo es que no se procure aumentar las recaudaciones de aportes y o de impuestos para pagar a los nuevos beneficiarios y los fondos salgan de la baja de los haberes de los ya jubilados como está pensado en esta fórmula. El estado dice que los jubilados tenemos que ser solidarios con los jubilados, y se desliga de su responsabilidad en el mantenimiento y mejoramiento del sistema jubilatorio, los trabajadores decimos que las verdaderas mejoras del sistema jubilatorio sólo provendrán de una disminución de la explotación de los asalariados. Por esto decimos que esa pregonada "solidaridad" no es tal con los jubilados ni con los trabajadores sino con los patrones, en una palabra: no es solidaridad.

Con respecto a la "sustentabilidad" que tanto parece preocupar al gobierno, también es parte de sus responsabilidades: la sustentabilidad del sistema jubilatoiro descansa en hacer cumplir las normas laborales, terminar con todas las formas de trabajo precarizado, terminar con el trabajo en negro y terminar con la desocupación. De eso depende la recaudación previsional. Bajo el punto de vista del trabajador, la sustentabilidad no es pagarle lo que el estado dice que se pueda pagarle al jubilado. Por el contrario, el estado no puede dejar de cumplir su obligación de hacer respetar los derechos de los trabajadores y recaudar los aportes jubilatorios necesarios.

 

Están proyectadas dos fórmulas distintas, una de ellas considera mitad incremento de salarios y mitad incremento de recaudación. Otra considera la recaudación y la cantidad de beneficiarios (cuyo aumento, como dijimos hacer bajar el resultado). La primera se aplicará en los meses de marzo y en setiembre se aplicará la más baja de las dos. Es probable que en el tiempo el promedio de dos índices siga más o menos al proceso inflacionario aunque sufra retrasos (y después los recupere). Pero si se elije el más bajo de dos, la recuperación que puede tener el atraso de uno no se producirá nunca, con lo cual los incrementos se producirán sobre niveles cada vez más bajos. En consecuencia, es imposible que si se aplica el más bajo de dos índices no quede progresivamente abajo de la inflación. Esta progresividad hará que el nivel del haber caiga progresivamente.

 

He aquí un ejemplo:

Dos índices cuyos incrementos están desfasados un mes, tienen un comportamiento similar en el largo plazo y no sirve hacer apuestas sobre cuál es el que crecerá más o menos porque, como es previsible, van a coincidir aproximadamente. Pero si tomamos el mayor o el menor de los dos, el resultado es con certeza un desvío cada vez mayor.

 

 

 

 

Al tomar el más bajo hay certeza de que va a bajar.

Como se observa, los dos índices se van entrecruzando y alcanzan un nivel parecido. El que aplica sólo el menor NO LO ALCANZA queda con un nivel progresivamente más bajo

 

¿Fórmula de carrera? ¡A otro perro con ese hueso!

 

 

Rei Loga