Sin efectivo: El mega-rescate bancario no consigue detener la "crisis de liquidez"
Espejismo: Las bolsas "celebran" en medio de un agravamiento del derrumbe financiero


IAR Noticias
Pese a la euforia bursátil la plaza financiera sigue"seca". La inyección de "liquidez" de los bancos USA-europeos resultó insuficiente para cubrir la demanda del mercado. Los bancos se guardan el efectivo como un "colchón" para enfrentar la crisis. El crédito a corto plazo sigue paralizado y las tasas están por las nubes. La situación se complica por la sobredemanda de efectivo para pagar deudas. El costo billonario del super-rescate (que pagará la población a través de los impuestos) potencia el proceso de crisis estructural por el que atraviesan las economías imperialistas centrales de EEUU y la Unión Europea
"Del lunes negro al viernes brillante" titulaba la CNN. Apenas horas antes, sus analistas coincidían en que el sistema financiero de EEUU había ingresado a un colapso irreversible. "Estamos en la Gran Depresión", sostenían algunos.
Con la apertura de la bolsa de Wall Street, el viernes, y como respuesta al anuncio del "súper rescate" anunciado por los bancos centrales USA-europeos, el mundo pareció darse vuelta: Las acciones batieron récord en una orgía ganancial que hacia levantar exclamaciones de alegría a los analistas que horas antes describían un "panorama negro" para el sistema financiero imperial.
El Promedio Industrial Dow Jones produjo el viernes su mayor salto en seis años cerrando con un alza de 410,03 puntos, equivalente a un 3,9%, para quedar en 11.019,69 unidades. El Índice Standard & Poor's subió 48,26, o el 4% a 1254,77 y el Índice Compuesto Nasdaq ganó 74,80 puntos, o el 3,4% a 2273,90.
El festival bursátil se extendió por todo el planeta con subas generalizadas de niveles récord desde EEUU a Europa y Asia.
Algunos analistas, sobrepasados de euforia, llegaron a afirmar que el mega-rescate oficial había conseguido "frenar" una crisis financiera imprevisible y sin precedentes.
Lejanos de los fulgores coyunturales, medios especializados de Wall Street comenzaron a echar "paños fríos" sobre la fiebre bursátil describiendo la realidad del sistema financiero aquejado por una creciente crisis de iliquidez que se proyecta en la retracción del crédito y en la suba de tasas.
Según describe The Wall Street Journal, la Reserva Federal de EEUU, el Banco Central Europeo y otros bancos centrales inundaron el mercado con cerca de US$180.000 millones con la esperanza de contener una de las principales fuentes de tensión en el sistema financiero.
El dinero, sin embargo, se fugó de los mercados casi tan pronto como los bancos centrales lo inyectaban puesto que los bancos se abalanzaron sobre uno de los activos más seguros: el efectivo.
Los bancos se resistieron a conceder préstamos a clientes, inversionistas y otras entidades financieras y prefirieron conservar los fondos en medio de la incertidumbre reinante sobre cómo las convulsiones del sistema financiero afectarán sus finanzas.
De acuerdo con The Wall Street Journal, lo sucedido en la jornada del viernes ponen de relieve un problema que ha aquejado a los bancos centrales desde el comienzo de la contracción del crédito y que en las últimas jornadas se ha agudizado.
El efectivo no está llegando adonde tiene que estar para mantener a los mercados operando con normalidad y alimentar al resto de la economía, afirma el Journal.
Otros medios de Wall Street coinciden en la falta de dinero efectivo continúa horadando los cimientos de todo el sistema financiero, donde el negocio de los bancos y las firmas de valores gira en torno a las deudas dejadas por la crisis.
Esto creo una sobredemanda que rebalsa la suma inyectada por la Reserva Federal y el resto de los bancos centrales.
La Reserva Federal de EEUU, el Banco Central Europeo y otros bancos centrales inundaron el mercado con cerca de US$180.000 millones orientados a contener una de las principales fuentes de tensión en el sistema financiero: La iliquidez, que encarece y limita el crédito. Los US$180.000 millones inyectados el jueves resultaron insuficientes en un mercado donde los préstamos a un día entre los bancos bordean US$1 billón (millón de millones), dinero que utilizan para cubrir gastos inesperados.
En este contexto, los US$180.000 millones resultaron un goteo frente a la demanda sobrecargada de dinero para pagar deudas de la crisis.
Además, el dinero se fugó de los mercados casi tan pronto como los bancos centrales lo inyectaban puesto que los bancos se abalanzaron sobre uno de los activos más seguros: el efectivo.
En consecuencia, los bancos se resistieron a conceder préstamos a clientes, inversionistas y otras entidades financieras y prefirieron conservar los fondos para preservar sus finanzas de las convulsiones del sistema financiero.
En una nota a sus clientes, Laurence Mutkin, estratega de Morgan Stanley, dijo que la intervención orquestada por los bancos centrales "ha tenido poco o ningún impacto sobre la falta de liquidez que se ha apoderado de los mercados financieros".
En consecuencia, y mientras había euforia y ganancias récord en las bolsas, la crisis del crédito (el más seguro camino a la recesión) se profundizaba con la suba de las tasas a corto plazo y la contracción de la oferta.
El "optimismo" de las bolsas contrastaba con la prudencia de los expertos que esperan la semana próxima para confirmar si la subida del viernes no es otro espejismo como sucedió tras el rescate de Freddie Mac y Fannie Mae.
El otro punto que pone "paños fríos" sobre la celebración bursátil está conformado por el "costo fiscal" que tendrá el mega-rescate financiero en Europa y EEUU.
La inyección de efectivo estatal en los mercados implica una "socialización de las perdidas" donde la crisis financiera de los privados termina siendo pagada por toda la población contribuyente.
Esto significa que los "platos rotos" dejados por la depredación financiera especulativa privada serán pagados sin excepción por el conjunto de la sociedad que paga impuestos. El presidente George Bush admitió el viernes que el peso del rescate de las deudas "tóxicas", es decir incobrables, caerá sobre los contribuyentes.
"La economía estadounidense está enfrentando retos inéditos. Estamos respondiendo con una acción inédita", dijo el mandatario en su mensaje flanqueado por el secretario del Tesoro, Henry Paulson; el jefe de la Reserva Federal (el Banco Central), Ben Bernanke, y el presidente de la Comisión de Valores y Cambio, Christopher Cox.
Sin dar detalles, añadió que "estas medidas requerirán que usemos un monto significativo de los dólares de los contribuyentes".
Paulson, el secretario del Tesoro, precisó poco antes que la cifra sería de "cientos de miles de millones de dólares". Estoy convencido de que esta aproximación agresiva costará a las familias estadounidenses mucho menos que su alternativa".
El viernes, el influyente senador republicano Richard Shelby se mostró preocupado por el costo del rescate que se volcará entre los ciudadanos y estimó que la cifra podría rondar US$ un billón (millón de millones).
Otros medios duplican la cifra del "plan general" de rescate, cuyas proyecciones podrían llegar a alcanzar el presupuesto anual de EEUU de US$ 3 billones.
De cualquier manera, el monto billonario de la "inyección de liquidez" ya se perfila como un impacto mortal sobre una economía estructural en rojo como la de EEUU (a la que debe agregarse la europea).
Un agravamiento de la presión fiscal (suba de impuestos) y un recorte de planes y beneficios sociales ya se proyectan como el emergente más inmediato del mega-salvataje estatal a la banca imperial en quiebra.
Lo que incidirá en una mayor suba de precios y recorte del consumo (ya desatados) , que se sumarán a los estragos de la crisis crediticia para potenciar el proceso inflacionario-recesivo en que se encuentran las economías de Europa y de EEUU.
En suma, la histérica "euforia bursátil" del viernes, no modifica para nada el cuadro de crisis estructural que afrontan las dos primeras economías imperiales, EEUU y Europa, aquejadas por el cóctel crisis financiera-suba de precios-caída del consumo = Inflación-recesión proyectada escala global.
El derrumbe continúa.