MARIANA, LA DOCENCIA Y EL MAL PAGO

Mariana es docente. Trabaja en la escuela pública. Ama su vocación. Ama a sus alumnos. Se desvive por ellos, por enseñarles. Cada cosa que aprenden enciende el brillo de sus ojos. Cada sonrisa que le regalan, es una caricia en su alma. Mariana se preocupa por sus vidas, y llora cada dolor de esos chiquilines que son, a lo largo de un año, como sus hijos.

Mariana se levanta cada mañana muy temprano y se viste de blanco. No importan el frío, la lluvia o el calor. No importan los malestares, las amarguras y sinsabores. A pesar de la falta de materiales y de las paredes derruídas. A pesar de las incomodidades y las aulas desbordadas. Mariana va.

Mariana, además de empezar su jornada muy temprano, la termina tardísimo. Mariana no sólo debe corregir las tareas de sus alumnos, sino preparar cada clase con esa responsabilidad que sólo tienen los que aman lo que hacen. Lee, investiga, elabora, pone plata de su bolsillo para hacer de cada clase una fiesta de la enseñanza.

Mariana necesita trabajar dos turnos para intentar tener una vida y un salario dignos. Mariana trabaja 8 horas en las aulas, y necesita 4 ó 5 más para corregir y preparar. Mariana trabaja cada año desde mediados de febrero hasta fin de diciembre. Mariana duerme poco, y eso afecta su salud. Mariana por eso se ofende cuando alguien con total descaro dice “que no trabaja” y que tiene “tres meses de vacaciones”.

Mariana hace 11 años que ejerce, pero aún cobra la mínima: $9800 por turno.

Mariana no es la única que sufre esta injusticia. Es una de lxs miles de trabajadorxs de la educación que pasan por lo mismo. Una de lxs miles que son explotados de la peor manera por los gobernantes. Mariana se queja, y no puede creer lo que le pasa y lo que pasa en este país donde en los hechos vale más exceptuar de impuestos a los terratenientes y a las mineras que poner plata en la educación pública.

Mariana lucha. Mariana hace paro y así defiende a la educación pública de quienes quieren destruirla. Mariana hoy está en la Plaza y en las calles, marchando. Mariana no se va a aquedar callada. Ella y todas la Marianas del país merecen ser escuchadas, acompañadas, abrazadas y sus reclamos solucionados. Porque sin Mariana y todas las Marianas, nuestros pibes y este pueblo no tienen futuro.

Gustavo Robles
6-3-17

Esta nota está escrita en homenaje a la lucha diaria de mi compañera, Mariana, y en ella a los docentes de todo el país

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