26 de setiembre de 2007 | N° 164
Montevideo, Uruguay
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Por soluciones populares
Es la hora de la "alarma y levantamiento"…
 
Cabildos Artiguistas
 
x Mario Rossi Garretano
Secretario Político del MRO
 
El gobierno "progresista" ha desconocido el programa histórico de liberación nacional y social que levantaron generaciones de luchadores de izquierda, incluidos los que hoy están encaramados en los puestos de gobierno y que son los máximos responsables de, una vez más, traicionar las esperanzas de un pueblo trabajador que se siente identificado con el artiguismo. Pero este pueblo trabajador, fiel a sus tradiciones, está con hambre y sed de justicia social.
 
Los Cabildos, órganos colegiados de la administración municipal celebraban reuniones ordinarias, en las que se discutían y decidían temas relacionados con las necesidades de las municipalidades y se tomaban las decisiones del caso y también efectuaban reuniones extraordinarias, mejor conocidas como Cabildos Abiertos, en el que los cabildantes, junto con la comunidad, discutían temas que, por su gravedad e importancia, demandaban de la totalidad de la población.
Aunque, durante la Colonia, no fueron muy frecuentes, los Cabildos Abiertos cobraron gran importancia durante la independencia, pues fue en ellos donde los criollos de toda la América decidieron emanciparse de España e iniciar sus derroteros como miembros de naciones autónomas, libres e independientes. De esos Cabildos Abiertos surgieron nuestras declaraciones de independencia y nuestras primeras constituciones. Los Cabildos Abiertos fueron eventos plebiscitarios y auténticos referendos constitucionales. Los Cabildos Abiertos fueron cuna de las libertades y escuela de democracia. Por sus funciones sociales (administrativas de la ciudad, policía, higiene, milicias, enseñanza primaria, abasto de la ciudad, fijación de precios, inversiones comunales, impartían justicia, funciones electorales) tenían popularidad y prestigio. Eran los únicos instrumentos de los criollos, pues los demás organismos estaban en manos de nombramientos reales de peninsulares. El apoyo de los Cabildos a la causa revolucionaria fue importante, en el siglo XIX, al iniciarse "la crisis del derecho indiano", los Cabildos Abiertos sirvieron con indiscutible eficacia para legalizar las aspiraciones populares, porque salieron de la órbita legal de sus funciones y se hicieron francamente revolucionarios.
 
De las raíces históricas al presente
 
La actual situación política de traición al programa histórico de liberación nacional y social, la política de entrega al imperialismo yanqui por el gobierno de Vázquez y la marginación de las mayorías populares en las decisiones de gobierno -pues los Comité de Base del FA han sido convertidos en apéndices del aparato de gobierno- nos convoca a una nueva reunión de los orientales "para una mejor defensa de sus intereses". Los nuevos Cabildos Artiguistas que proponemos, son un camino de encuentro entre los de abajo, los explotados, los que nada tienen. Es una propuesta unitaria, para organizar la esperanza y dotarla de programa y acción transformadora. La lucha social por la defensa de los intereses tanto inmediatos como históricos del pueblo trabajador, que sabrá dotarse de los instrumentos de lucha más eficaces.
Los Cabildos Artiguistas no nacen para competir con ninguna organización popular o distorsionar los objetivos de las organizaciones sociales en sus diferentes manifestaciones. Los Cabildos Artiguistas nacen con unas ideas guías para ser plebiscitadas por la participación popular y que son: 1) constituir un nuevo instrumento político, partiendo de la base que el FA -por su presente neoliberal, subordinado al imperialismo- se ha agotado como instrumento político de defensa de los intereses populares; 2) rescatar el programa histórico de liberación nacional y social de las manos de quienes lo han rebajado primero y desconocido después; 3) lanzar una nueva forma de hacer política, primando la democracia directa sobre la representativa. Los cargos a cualquier organismo vecinal, comunal o nacional serán rotativos año a año, mandatados y revocables y que una vez transcurrido ese período, esos representantes no podrán presentarse a próximas legislaturas, confiando en la capacidad del pueblo trabajador para elegir, decidir y controlar. Con este mecanismo el pueblo elimina drásticamente la carrera política, para colocar a sus hombres y mujeres al servicio de la comunidad con verdadera vocación de servicio.
 
Por qué artiguistas
 
Artigas nos ha dejado un legado histórico. Artigas planteó la independencia política y económica de todo poder extranjero. Hoy, sobre ese tema, para ser Artiguista, es preciso ser antiimperialista, y romper con todos los lazos de sujeción económica. Romper con los organismos financieros internacionales y no pagar la deuda externa. Artigas instrumentó una doctrina económica de avanzada que destrabó las fuerzas productivas de su época, impulsó el capitalismo sobre los resabios feudales de producción. Hoy, para ser Artiguista, hay que luchar por el socialismo, la doctrina económica de la clase revolucionaria de nuestro tiempo, la clase obrera.
Artigas gobierna para los indios, los negros y los criollos pobres y repartió -el instrumento principal de producción, que era la tierra- entre los más infelices. Hoy, para ser Artiguista, es preciso plantear la revolución agraria -con la confiscación del latifundio y la tierra en manos extranjeras e impulso de la producción con empresas colectivas, cooperativas de autogestión y estatales entre los desposeídos de nuestra época- los trabajadores de la ciudad y el campo y sectores marginales y amparando a los pequeños productores.
Artigas consideró una Patria Grande -regional y federal- de pacto político entre iguales, sin que nadie fuera más que nadie. Hoy, para ser Artiguista, es preciso decirle no al MERCOSUR de las clases dominantes y al ALCA imperialista, y promover otra integración, latinoamericana y socialista. Hoy, para ser Artiguista, es necesario proteger la industria nacional y regional con tarifas aduaneras, desconociendo los TIFA y los TLC, las franquicias aduaneras y fiscales a las multinacionales, y todos los acuerdos que perjudican a la clase trabajadora.
Artigas fue un revolucionario, un abanderado de las ideas liberadoras, se manejó con principios, con un compromiso con el pueblo, donde su sistema estaba integrado, una parte defendía a la otra, había medidas inmediatas logradas bajo su gobierno y otras de largo alcance. Fue derrotado y su mayor victoria es la inmortalidad de su ejemplo y la validez de su mensaje. Hoy, para ser Artiguista, es preciso asumir la lucha por la liberación nacional y el socialismo.
Tres tipos de conductores se dieron en aquella época:
1) Artigas, armado ideológicamente de una concepción clara del desarrollo de los acontecimientos y conocedor de su tierra y su gente, con propósitos claros inmediatos y a largo alcance. Con noción de los peligros y enemigos que enfrentaba,
2) Otros caudillos populares, que también interpretaron sentimientos y necesidades de su pueblo, pero sin preparación, intuitivos, pasionales, resultaron contradictorios con lo que querían defender consciente e inconscientemente y fueron muchas veces utilizados como instrumentos de ajenas ambiciones y correspondería este concepto a muchos tenientes de Artigas.
3) La otra, los triunfadores del momento, los pragmáticos, realistas, ilustrados, ajenos al pueblo, pero cerca del poder, de los círculos del poder. Los serviles que se acercaron a los ingleses, a los portugueses y estuvieron ofreciendo nuestras tierras a cuanto monarca les garantizara el orden de los negocios y la garantía de unos mercados. Fueron la mayoría de los constituyentes del 30, el gran patriciado, los doctores, los que sin consultar al pueblo saben lo que él necesita.
Hoy, en nuestra época pasa lo mismo, dirigentes sacrificados, empeñados en la defensa de lo popular, militantes barriales, sindicales, sociales que empujan un proyecto de una izquierda moderada y conciliadora que nada asume del legado Artiguista, como aquellos caudillos, son instrumentos de ajenas ambiciones.
Después vienen los sensatos, los pragmáticos, los maduros, los realistas, los opositores constructivos, los que no están dispuestos a enfrentar al imperialismo, a no romper con el FMI, los que están dispuestos a pagar la deuda externa, a no tocar la banca ni el secreto bancario, no están dispuestos a expropiar el latifundio ni hacer la reforma agraria. En definitiva, los que no están dispuestos a expropiar a los expropiadores.
Finalmente, estamos la mayoría, los de abajo, los dispersos, que tenemos la necesidad de encontrarnos en los Cabildos Artiguistas, los que intentamos transitar el sendero Artiguista. Es decir, los que aún soñamos con el socialismo, sin cálculos mezquinos, pegados a las luchas populares, en las victorias y en las derrotas.

 
 
Publicado en el CONSTRUYENDO N° 26 (mensuario de la CUR), correspondiente a Setiembre/07
 
 

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