NO QUIERO

 

 

No quiero vivir en el país de Macri

 

No quiero vivir en el país del cinismo, de la mentira, del engaño, de la desigualdad, de la soberbia de los poderosos.

 

No quiero vivir en un país donde le roban a los más humildes y nos quieren hacer creer que los favorecen.

 

No quiero vivir en una sociedad donde se quiere naturalizar que asaltar los bolsillos de los jubilados es lo correcto. Menos cuando a nuestros viejos se les paga menos de la mitad de lo que necesitan para vivir sus últimos años.

 

No quiero vivir donde la institucionalidad engaña de tal manera al pueblo, que una minoría puede gobernar como si fuese mayoría y en contra de la verdadera mayoría. No quiero vivir donde a “eso” se le llama “democracia”.

 

No quiero vivir donde los delincuentes de saco y corbata que viven del sudor ajeno o “trabajan” de aprobadores de leyes contra el pueblo, llamen delincuentes a los que se oponen a su nefasta labor.

 

No quiero vivir donde los violentos “señores” institucionalizados que precarizan y hambrean y humillan y reprimen, llaman violentos a los que reaccionan ante la injusticia que ellos provocan.

 

No quiero vivir donde los perros uniformados tienen licencia, otra vez, después de todo lo que hemos vivido en nuestra historia, para reprimir, apalear, gasear, cazar, incluso, a mujeres y ancianos.

 

No quiero vivir donde no me permitan la protesta. Donde si protesto me apalean, me encarcelan o me asesinan.

 

No quiero vivir donde la institucionalidad esté vallada para el pueblo, donde me prohíban acercarme a lo que dicen que es mío y sé que debería ser mío, donde han formado nidos de víboras que atentan contra el interés de las mayorías.

 

No quiero vivir en un país estructurado para saquear la riqueza que los trabajadores producen y trasladarla a las arcas de los dueños del poder económico.

 

No quiero vivir en un país donde la concepción de los miserables que se enriquecen a costa de los humildes laburantes y marginados se esparce como veneno en las consciencias incluso, de las víctimas que terminan defendiendo a sus verdugos. No quiero vivir en un país donde los medios de comunicación se encargan de lavar los cerebros de las masas para facilitar su sometimiento, brindando cámaras y micrófonos a mediocres monigotes y lacayos que reproducen el discurso de las clases dominantes.

 

Quiero rebelarme. Quiero ser parte de un río interminable de dignidad popular que acabe con toda esta ignominia. Quiero abrazarme con mis hermanos de dolores y de sueños y utopías, con mis compañeros luchadores por la vida, por la igualdad, por la verdadera justicia que no es otra que la del pueblo trabajador. Quiero dejar atrás todas las miserias que nos dividen y que hacen que seamos fáciles presas para los buitres que nos explotan. Quiero un gran Congreso de los dignos de manos encalladas, de espaldas dobladas que se enderezan, de mamelucos y guardapolvos, de angustias largas y esperanzas magulladas y solidaridad infinitas.

 

Quiero liberarme con los míos, de toda la lacra que hoy se vanagloria. Quiero que juntos creemos la fuerza necesaria para ajusticiar a toda la escoria explotadora.

 

Habrá que organizarse entonces, para luchar unidos codo a codo y lograr hacer un cielo aquí en la Tierra.

 

 

 

Gustavo Robles

19-12-17