Un rayo de calor invisible para dispersar manifestaciones

El Ejército de Estados Unidos diseña una nueva arma no letal que causa una sensación de calor intolerable

EL PAÍS.com - Madrid - 28/01/2007

Las pelotas de goma, el agua a presión y los gases lacrimógenos para disolver manifestaciones pueden pasar a la historia. El Ejército de Estados Unidos ha creado una nueva arma no letal (que no causa la muerte) consistente en un rayo invisible y muy caliente, efectivo a casi medio kilómetro de distancia y que consigue que los manifestantes (o un potencial enemigo armado) huyan despavoridos. El invento ha sido presentado en público la semana pasada.

El artilugio, bautizado como Sistema de Rechazo Activo (ADS en sus siglas inglesas) consiste en una antena parecida a una parábola montada sobre un todoterreno militar, aunque también puede funcionar sobre una plataforma fija.

La antenta produce ondas milimétricas (no microondas) con una frecuencia de 95 Ghz. El rayo emitido llega unas 17 veces más lejos que cualquier otro método de disuasión no letal conocido hasta ahora.

El calor intenso, por encima de los 100 grados centígrados, penetra en la piel tanto como el equivalente al espesor de tres folios y es totalmente inocuo, aunque produce una sensación "intolerable", según fuentes militares.

El efecto se detiene de inmediato en cuanto uno sale del haz del rayo.

Riesgo mínimo

"El riesgo de daño es mínimo por la escasa profundidad a la que penetran las ondas, además de por los sistemas de seguridad con los que está dotado el sistema y la reacción instintiva del ser humano", señalan los fabricantes.

Varios periodistas se sometieron al mismo durante la presentación del sistema el pasado miércoles y no sufrieron ningún daño.

La producción en serie del ADS no se iniciará hasta 2010. Su tecnología ha sido desarrollada por el Laboratorio de Investigación de las Fuerzas Aéreas de EE UU y la empresa Raytheon.

 

OPERACIONES DE PAZ Y ANTIMOTINES: POLEMICA POR EL DENOMINADO SISTEMA DE RECHAZO ACTIVO
EE.UU. ensaya una nueva arma contra manifestantes


Parece un disco satelital y lanza ondas electromagnéticas de 130 grados de calor


Está pensada para dispersar multitudes Y sólo produciría dolor. Hay críticas y se exigen más pruebas

Washington. The New York Times. Especial para Clarín


El Pentágono acaba de revelar lo que muchos militares ya denominan "la bala de goma del Siglo XXI". Se trata de un arma que nada tiene que ver con un proyectil de caucho, sino más bien con un microondas de cocina capaz de irradiar una sofocante ola de 130 grados de temperatura con un alcance de 700 metros, con el fin de dispersar multitudes. Este polémico proyecto ya ha provocado varias críticas.

El arma utiliza ondas electromagnéticas que no matan, ni mutilan y ni siquiera lastiman levemente, aseguran expertos militares adeptos al nuevo juguete de guerra. Pero el proyecto, que es fruto de una investigación de 10 años, y que ha costado a los contribuyentes unos 40 millones de dólares, ya tiene voces en contra.

Los escépticos como William Arkin, un alto militar asesor de Human Rights Watch, describió al invento como "un microondas antipersonal de alto poder" que debería ser estudiado más cuidadosamente antes de usarla contra multitudes, en las que puede haber ancianos, niños o mujeres embarazadas.


Arkin recordó un antecedente del nuevo microondas: el uso del rayo láser. Se trató —según dijo— de uno de los tantos esfuerzos del Pentágono por desarrollar un arma no letal que terminó siendo un desastre. Por ejemplo, agregó, el láser fue considerado el arma del futuro para las operaciones de mantenimiento de paz hasta que se descubrió que podía dejar ciega a la gente.


"Si esta es una herramienta militar más humana y efectiva que las ya existentes, genial", opinó Arkin. "Pero —advirtió— tendrá que probarnos varias cosas primero".

Más allá de las críticas, el arma conoci da como "sistema de rechazo activo", tiene por objetivo ayudar a los soldados norteamericanos en misiones cuasi militares en su cada vez más frecuente rol de tropas de mantenimiento de paz y de policía en lugares como Kosovo y Etiopía.


"No está diseñada para quemar", explicó el coronel George P. Fenton, del Cuerpo de Marines y director del Programa de Armas No Letales del Departamento de Defensa, en Quantico, Virginia.


En una conferencia de prensa, Fenton aseguró que se trata de "una sensación inducida de calor". Y al ser consultado si el arma es simplemente un horno a microondas militarizado, Fenton aseguró que no lo es, que se trata de ondas que son más cortas pero de mayor frecuencia que las de un microondas.

Eso significa —explicó— que mientras las ondas pueden penetrar la ropa, apenas penetran la piel, alcanzando una profundidad de menos de un milímetro.

"Es segura, absolutamente segura", afirmó el coronel y añadió: "Cuando uno se aleja de la onda el dolor desaparece. No tiene efectos duraderos".

Funcionarios del Pentágono y científicos han probado el arma en animales y seres humanos por más de tres años sin encontrar evidencia de que cause daños internos, quemaduras o cáncer, ni de que afecte la vista.

En más de 6.500 ensayos sobre 72 personas, sólo uno fracasó. Una de las personas expuestas a las ondas recibió una quemadura del tamaño de una moneda en su espalda. Y ello se debió —justificó el Pentágono— a que el arma había sido mal programada.

Para demostrar cómo funciona, el mismo coronel Fenton se expuso a las ondas de una pistola electromagnética en miniatura, en medio de la conferencia de prensa. "Me siento como un pregonero en una feria", ironizó mientras pasaba una y otra vez los dedos por el rayo invisible y alentaba a los periodistas a imitarlo.

Un segundo bajo el diminuto rayo crea una sensación de quemazón igual a 120 grados, dijeron los funcionarios del Pentágono, y agregaron que el arma puede ser ajustada para calentar la piel hasta temperaturas de 130 grados o más.

Rich García, del Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea, detalló: "Cuando penetra en la piel, activa los sensores de dolor y se siente mucho dolor". El crédito del invento se lo llevan por ahora los científicos Janet y Chris Morris, creadores del concepto de "armamento no letal".


Claro que el arma todavía está bajo investigación y allí permanecerá durante otros cinco años. En su forma experimental, se parece a un disco satelital casero que en el futuro estaría montado sobre un vehículo Humvee (una especie de todoterreno). Se está considerando su uso en aviones y barcos.

Por el momento, los soldados norteamericanos tendrán que conformarse con los gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar a las manifestaciones.






Arturo Delgado Santos

Represión virtual

Sábado, 07 de Abril de 2007

Los sistemas democráticos y el derecho del individuo a expresar y manifestar libremente sus ideas tienen una nueva amenaza: el Active Denial System, conocido por sus siglas como ADS. Se trata de un desarrollo tecnológico militar dentro del ámbito de las armas no letales.

El ADS es un arma que lanza una radiación electromagnética en una frecuencia de 95 Ghz, la cual establece contacto con las moléculas de agua situadas en la parte menos profunda de la epidermis (piel), generando una sensación de calor de 55 grados centígrados.

Una vez que el sujeto es tocado por este rayo de frecuencia de microonda se genera una sensación de calor que se extiende por todo el cuerpo, haciéndole reaccionar como si se estuviera quemando.

Aunque la sensación es real, la quemadura es virtual ya que no se produce una lesión comprobable.

El sistema nervioso reacciona, específicamente el subsistema somato-sensorial, a través de los receptores térmicos del dolor ante un estímulo aversivo.

El ADS también es conocido como el "rayo del dolor" (pain ray) y su uso está considerado para escenarios inciertos.

Estos escenarios pueden ser muy variados, destacando aquellos en países como Irak o tal vez Irán, en donde las multitudes, apegadas a la psicología de masas, puedan irrumpir abruptamente, causando revueltas sociales de gran envergadura, y donde la presencia militar estadounidense requiera aplicar nuevas tecnologías disuasivas.

Active Denial System (ADS) en este contexto podría ser traducido a nuestro idioma como Sistema de Disuasión Activa, pretendiendo con ello dar respuesta tecnológica militar a un fenómeno de masas muy antiguo: la rebelión y los linchamientos concomitantes.

En este sentido el ADS es un arma anti-Fuenteovejuna.

El ADS actualiza el debate en torno a la aplicación de la tecnología para el control del comportamiento humano, especialmente en contextos sociales y políticos que reflejan situaciones de injusticia social.

El "rayo del dolor" (pain ray) impactará en manifestantes para disuadirlos, y el mecanismo para esta disuasión será un condicionamiento fisiológico entre el acto de protestar y el dolor derivado del impacto del rayo, una asociación básica entre el estimulo y la respuesta que puede establecerse como una situación factible para un condicionamiento pavloviano (reflejo).

El ADS representa un ejemplo de la incipiente aplicación de la tecnología para el control de la motivación y el comportamiento social humano.


21 Febrero 2007

La guerra en el cerebro

La esencia de la guerra no es matar gente: es matar gente hasta que la gente hace lo que uno quiere que hagan, imponer la voluntad propia al enemigo. Pero ¿qué le ocurre a la guerra cuando es posible imponer la voluntad sin matar a nadie? Hackear el cerebro del enemigo es el epítome de la guerra, un sueño imperialista desatado. Imagínese poder controlar al enemigo a distancia sin dañarlo, e imagine semejante poder en manos... de alguien a quien detesta. Ésta es la inquietante posibilidad que abre el nuevo armamento que está desplegando el ejército estadounidense: el Active Denial System (ADS).

ADS es un arma no letal: un estrecho rayo de microondas provoca un intenso calor en una capa microscópica superficial de la piel, engañando al sistema nervioso, que cree estar en llamas: el efecto, según quienes lo han experimentado, es imposible de resistir. La gente se aparta, grita y huye sin control tras apenas segundos de exposición. Para colmo, al ser un arma de energía, tiene las ventajas de las pistolas láser de la ciencia ficción: instantaneidad y acción en línea recta. Sin embargo 10.000 irradiados dan fe de que el haz es inofensivo; en realidad se trata de un engaño al cerebro, un hacking del sistema nervioso periférico que permite deshacer muchedumbres con un simple barrido de antena. De momento el control de manifestaciones sin causar bajas es su misión.

Pero nada impide desplegar un sistema de este tipo en otras plataformas [pdf] o con otras intenciones. Pueden usarse montajes fijos para proteger edificios, que en la práctica quedarían vedados a cualquier aproximación, o para controlar prisioneros; como en las peores fantasías futuristas atravesar la línea roja sería castigado con un dolor insoportable. O podrían utilizarse desde aviones o helicópteros, quizá en un barrido de poblaciones enteras infligiendo dolor a cualquier persona expuesta sin provocar daños materiales. Las posibilidades de provocar dolor a distancia a voluntad son infinitas; y el dolor es un mecanismo básico de autoprotección que el cerebro no nos permite ignorar.

Tortura al por mayor y sin daño físico: el sueño de cualquier gobernante psicópata. ¿Cuánto tiempo tardará este tipo de arma en caer en las manos equivocadas? ¿O en ser usado contra la población civil por un gobierno tiránico? Por otro lado, sistemas de este tipo pueden evitar muchas muertes en situaciones comprometidas donde antes se hubiesen utilizado letales balas o granadas. La guerra nunca es moralmente nítida, ni siquiera cuando las armas no matan.

Imagen tomada de Globalsecurity.

Tags: dolor, guerra, active denial system

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