La verdadera aspirina

Por Nuria Barbosa León

Periodista de Radio Progreso y Radio Habana Cuba

 

Es irrisorio lo que hace el gobierno de Estados Unidos para tratar de opacar la integración latinoamericana y la verdadera solidaridad internacionalista.

 

En informaciones publicadas hace unas semanas se dice que en un barquito, nombrado “USNS Comfort”, radica un hospital flotante, que brinda servicios gratuitos de salud a la población empobrecida de Centroamérica y del Caribe, y que atracó en El Salvador, Perú, Ecuador, Colombia, Haití, Trinidad y Tobago, Guyana y Surinam.

 

Pregunto: ¿qué significan las siglas USNS confort? Tal parece que es el nombre de una brigada de marines que  se aproximan a las costas con disfraz de médico y pistola debajo del cinturón, de todas formas algo hacen por la población saqueada y enajenada de esos países donde un médico es ilusión y espejismo.

 

La idea de crear un barco-hospital da a entender que el personal que viaja en él no puede contaminarse con la pobreza, nunca debe enterarse que existen familias que no tienen qué comer, que viven debajo de lonas, y que la muerte es el alivio a su tristeza. Parece ser que funciona igual a una aspirina, quita el dolor de cabezas pero no cura la enfermedad.

 

El barco llegó un poco tarde, --aunque nunca es tarde cuando la dicha es buena—Se creó después de conocerse a nivel mundial que 700 mil pacientes de 28 países recibieron cirugías de la vista gracias a la Operación Milagros devenida de los acuerdos del ALBA (Alternativa Bolivariana de las Américas).

 

Pero vale decir que desde 1962, Cuba inició la ayuda internacionalista en el sector de la salud y desde esa fecha 132 000 médicos, enfermeras y técnicos de la salud cubanos han prestado servicios en 102 países.

 

Pero actualmente más 31 000 colaboradores de la salud cubanos prestan servicios en 69 países. De ellos, 20 000 son médicos. A su vez se cuenta con un contingente de 1500 galenos que conforman la brigada Henry Reeve, especializados en catástrofes y situaciones de emergencia que trabajó Pakistán donde se montaron 32 hospitales, se atendieron más de un millón 800 mil personas y se salvaron 2086 vidas, en ocho meses de labor.

 

Semejante proeza se hizo en Indonesia donde otros 135 médicos atendieron a 91 000 pacientes y realizaron 1900 intervenciones quirúrgicas, algo similar ocurrió en Sri Lanka en el 2004 y en Guatemala en el 2005.

 

Los médicos cubanos, si pisaron tierra, y  estuvieron en lugares apartados e inhóspitos, vieron las calamidades de los países del tercer mundo y aliviaron las penas de aquellos que la esperanza es un sueño sin colores.

 

Con toda esa ayuda solidaria no se ha pedido nada a cambio, ni siquiera han entrado a la Isla bienes de uso y consumo que tanta falta hace a los cubanos. Todo el que ha marchado a esas misiones lo hace de forma voluntaria y regresa convencido de que un mundo mejor es posible y viable bajo las condiciones del socialismo.

 

A su vez los que recibieron la ayuda médica se quedan muy agradecidos y con una deuda moral para con los cubanos, su vida les cambia y al menos duermen con la aspiración de que un alivio puede llegar desde cualquier rincón de la tierra, pero son los que un día se crecen ante la explotación dicen ¡Basta! Y comienzan a andar.


 

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