¿Por qué siento orgullo de ser cubano (a)?

 

Nuria Barbosa León 

 

Porque:

 

Al nacer nos inmunizan contra más de doce enfermedades y tenemos un sistema de salud garantizado donde asistimos a un médico y nos realizan todo tipo de exámenes diagnósticos sin tener que pagar un centavo por tales servicios.

 

Tenemos además un sistema educacional garantizado desde los primeros años de vida hasta la universidad. A los cinco años iniciamos la enseñanza primaria obligatoria, gratuita y laica para todos los niños, incluso para los que tienen limitación física, motora, intelectual o de conducta.

 

No pagamos matricula en ningún centro escolar, recibimos los libros gratis, tenemos derecho a los laboratorios de computación e idioma, a los medios audiovisuales, a la práctica de ejercicios deportivos como una asignatura más del plan docente y nos vinculamos a la cultura con los instructores de arte. Luego de vencer la enseñanza secundaria ó preuniversitaria se garantiza la continuidad de estudio, ó, empleo para los que concluyan alguna profesión.

 

Disfrutamos de las glorias deportivas en cada competencia internacional y sentimos que el corazón sale del cuerpo y se vibra de emoción cuando se obtiene una medalla y se acompañan de las notas del Himno Nacional.

 

Acudimos al centro laboral con la ilusión de que este día es mejor que el anterior y será la clave para el futuro, y, asistimos al trabajo voluntario como ir una fiesta donde se produce para un colectivo.

 

Somos capaces de donar nuestra sangre sin que medie interés económico alguno y pueden contar con el salario para organizar una reunión familiar, un cumpleaños, una actividad para los niños de la escuela, o simplemente porque el familiar de un amigo falleció y deseamos llevar una corona colectiva.

 

Caminamos por la Habana rodeada de mar, con olor a salitre y sabor a carne de puerco asada, escuchamos la música a todo volumen y vemos sábanas blancas colgadas de los balcones. Encontramos las huellas del subdesarrollo cuando una alcantarilla se bota ó la basura se acumula en las esquinas.

 

Chismeamos con el vecino y sentimos el calor humano de la solidaridad ante las dificultades, nos incomodamos con la carencia de guaguas y con el hacinamiento en las viviendas y sin embargo sonreímos porque la alegría se comparte hasta con el enemigo.

 

Maldecimos el bloqueo por su empecinamiento de hacernos perecer en nuestro empeño, le tiramos una trompetilla a la ley Helms Borton y bailamos en cada movilización a la Plaza como si asistiéramos al carnaval, con la diferencia de que en cada Marcha vamos a mostrar nuestro apoyo a la Revolución.

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