Hasta donde debemos practicar las verdades

 

¿Por qué nos cuesta tanto unirnos, entre los que tenemos la convicción de que debe destruirse el sistema capitalista, y pretendemos una salida Revolucionaria y Socialista?

El nivel de “desacuerdos” entre organizaciones con las cuales deberíamos tener un acuerdo mucho más profundo, ya que compartimos el objetivo estratégico y hasta a veces las formas y caminos para alcanzarlo es realmente increíble. Pareciera ser inversa la ecuación, ya que el nivel de acuerdos que se puede lograr entre nosotros es, con notable esfuerzo, la de apenas una actividad por algo concreto. Luego el espacio se desarma y cada uno sigue en la suya.

Sin embargo, por otro lado cada uno está en espacios diversos, donde capaz no comparte el objetivo estratégico, pero pelean juntos y coordinan espacios de unidad más permanentes y estables. Estos espacios son unidades por la lucha reivindicativa.

Es preocupante que nos sea tan fácil mantener la unidad por “los porotos” con quienes no compartimos ni el proyecto ni las prácticas, pero a la hora de pelear por el socialismo no nos podamos poner de acuerdo en nada.

¿Acaso no debería ser al revés?

Deberíamos poder lograr un mayor nivel de permanencia y acuerdos en los espacios de unidad estratégicos, políticos, revolucionarios. El problema es que para pelear por los planes o la comida es fácil unirse con cualquiera. Caemos aunque nos duela, posiblemente porque no nos queda otra, en una suerte de oportunismo. 

Sería mucho mejor lograr un espacio más estable de unidad donde compartamos el proyecto político estratégico. Inclusive en ese caso podríamos salir a pelear por las reivindicaciones concretas con ese mismo espacio. Ahí no tendríamos las contradicciones que hoy tenemos. No estaríamos en la necesidad de tener que pelear por las necesidades elementales que nuestros compañeros y el pueblo necesita con quienes no compartimos nuestra visión de mundo.

No nos parece correcto separar “los porotos” y la política. Son dos caras de una misma moneda. Peleamos por cambiar el mundo para que se acaben las injusticias, para que termine la desigualdad. Pero hoy necesitamos sobrevivir. Sin embargo la pelea es la misma. Justamente para no limitarnos a resolver lo inmediato, lo más urgente, y poder ir progresivamente por más, es que necesitamos fortalecer la unidad de todos los que, por lo menos, compartimos que el Capitalismo se debe acabar.

Pero a la hora de los bifes nos encontramos con el mismo problema siempre. Se plantean cuestiones como insalvables cuando capaz no es más que una coma en el documento. Capaz es solo diferencias de como pensamos que debemos actuar o declararnos para aprovechar la coyuntura de la mejor manera. Con que espacios movernos. Que aliados buscar. Pero no tenemos en realidad diferencias en lo que realmente pensamos. Las diferencias están en como las direccionamos y como lo decimos.

Debemos dejar de acusarnos de funcionales. Debemos dejar de ser tan duros entre nosotros. La dureza debe pasar por la firmeza en las ideas. Pero también debemos estar dispuestos a escuchar al otro compañero. No vamos a lograr cambiar el mundo, por más que logremos tomar el poder, si nos autoproclamamos vanguardia y creemos tener la única verdad. En todo caso estaríamos así, construyendo un mundo a partir de una minoría y no estaríamos más que reemplazando una clase dominante por otra. Por más que nos proclamemos en nombre de la clase trabajadora.

Lo mismo hacia afuera, hacia los otros espacios. No podemos pasarnos todo el tiempo discutiendo que hacen o dejan de hacer. No debemos construir nuestro espacio, nuestras actividades, nuestras consignas, en función de lo que digan los otros espacios. Debemos decir lo que pensamos y dirigirlo al enemigo real de clase. Al imperialismo representado en el FMI o los Yankis, A la burguesía Nacional y Cipaya representada en el Campo, a las multinacionales, las mineras, las agrotóxicas, al Estado en tanto su rol de garante de mantener el status quo, la dominación de estas minorías por encima de los trabajadores y trabajadoras.

Desde nuestro punto de vista debemos ser pacientes. No debemos perder de vista el objetivo final. Nuestras acciones debieran estar en ese camino. Pero el proceso lo vemos lento. Por lo menos en este momento. Capaz puede rápidamente darse vuelta la tortilla. Las crisis capitalistas son cíclicas y a veces pueden aparecer en el momento menos esperado. Esos momentos pueden potenciar el nivel de conciencia popular. Como pasó a nuestro entender en el 2001 donde había un gran descontento popular hacia la institucionalidad burguesa. Pero lo que no hubo en esa ocasión, fue una propuesta clara de parte nuestra. Estábamos dispersos como lo estamos hoy. No supimos aprovechar y dirigir esa bronca, ese descrédito de alguna manera hacia el capitalismo. Fue una oportunidad perdida.

Por eso desde nuestra perspectiva, para poder estar preparados si llega a pasar algo similar (nunca igual), lo más importante es que ese momento nos encuentre unidos y organizados. 

Entendemos que en el ESA, espacio al cual pertenecemos, prevalece este espíritu. Aún debe ser trabajado, pero entendemos que desde ahí estamos tratando de hacer converger una cantidad de organizaciones que no creemos en la institucionalidad burguesa. Que no vemos la salida, a través de la vía electoral. 

Debemos lograr consolidar un espacio que nos una y que nos permita con el tiempo construir una contrahegemonía que dispute y aparezca en escena. Que se potencie y ocupe un lugar de relevancia y se construya como una alternativa posible. Una salida real y de fondo a la miseria a la que nos conduce el capitalismo. Necesitamos una sociedad que se construya con los valores humanos del hombre y la mujer nueva. Que rompa con el individualismo, el oportunismo, el “sálvese quien pueda”, el chovinismo, y debemos construirlo desde el hoy. El espacio que construyamos debe ir por este camino, debe ser desde el hoy, para el día que derrotemos al poder político burgués, no cometamos los errores del pasado, y tengamos aunque sea encaminados los valores que deben construir la nueva sociedad, donde no exista la explotación del hombre por el hombre, donde cada cual de lo que su capacidad le permita y reciba lo que necesite para realizarse, la sociedad comunista. 

Hasta la Victoria Siempre

Venceremos

 

Pablo Bertaccini