...sucede en el Perú capitalista
PERÚ: DESPERACIÓN Y SAQUEOS EN ZONAS AFECTADAS

PISCO, Perú (AP) - Decenas de personas se reunieron el viernes por
la noche en carreteras de la zona para pedir ayuda a los automóviles
que pasaban, después de que centenares de sobrevivientes del
terremoto del miércoles arrinconaron a policías para arrebatarles
agua y alimentos.

"Necesitamos tu ayuda", o "Apóyanos" eran algunos de los escritos
que aparecían en rótulos hechos con cartón y pintados con lápiz,
sostenidos por niños y sus padres en la carretera que conecta a esta
ciudad con Ica, como constató la AP.

En la vía, totalmente dañada y a oscuras desde el día del terremoto
de ocho grados que destruyó el sureste del Perú, la policía trataba
de impedir que los habitantes de la zona se acercaran a los
vehículos, con el fin de evitar posibles robos.

Centenares de personas se mantenían durmiendo en la intemperie,
retando al frío, mientras aún esperaban la ayuda que no llegaba a
todos.

Más temprano, centenares de desesperados sobrevivientes arrinconaron
a policías de esta ciudad para arrebatarles botellas con agua y
alimentos, mientras otros derribaron la entrada a un supermercado
para saquearlo, según mostraron imágenes de la televisión peruana.

La policía disparó al aire para evitar el ataque, y no se reportaron
heridos.

El presidente Alan García dijo que 200 infantes de marina "impondrán
el respeto" en ésta y en otras zonas en las que los policías
tuvieron que disparar al aire para evitar que los saqueos se
propagaran.

"No quiero tomar medidas extremas, ni declarar el toque de queda",
dijo García en un recorrido por esta ciudad.

"¡Queremos agua, queremos comida, no tenemos nada!", gritó una
furibunda mujer que, pese a los golpes que le propinó la policía,
trataba de alcanzar una caja de alimentos, según las imágenes de la
televisión.

"Nadie morirá de sed, ni morirá de hambre. Eso lo puedo garantizar",
expresó temprano García, y luego dijo que conversó a lo largo del
viernes con los presidentes de Chile, Michelle Bachelet; de
Venezuela, Hugo Chávez; y con el ecuatoriano Rafael Correa. Todos le
expresaron su solidaridad y envío de ayuda.

Una campaña nacional se mantenía reuniendo ropa y dinero para los
afectados, mientras que cada vez más países y organismos
internacionales ofrecían su ayuda para paliar el desastre.

García llamó a la población a no caer en la desesperación, y dijo
que el Estado está realizando intensos esfuerzos por entregar la
ayuda humanitaria, que lucía insuficiente ante los miles de
damnificados.

Agregó que el gobierno se dispone a construir casas temporales
hechas de metal hasta que el Estado realice programas de vivienda
para la gente que quedó sin hogar.

Según los bomberos, la cifra de muertos supera los 500, y Defensa
Civil dijo que los heridos son más de un millar. Estimó que los
damnificados son entre 80.000 y 90.000, y el número de viviendas
destruidas ronda los 17.000.

El ministerio del Interior indicó que envió "un primer lote" de 215
féretros para colocar a los muertos "y evitar epidemias". En Pisco,
una veintena de cadáveres ya se descomponían en la plaza donde
fueron colocados por rescatistas, a la espera de familiares.

En este puerto ubicado a 210 kilómetros al sur de Lima, bajo un
intenso sol y en medio de llantos y gritos de dolor de familiares,
al menos 35 personas que perecieron en el terremoto fueron
enterradas en una ceremonia colectiva.

Un barco hospital de la armada arribó a este puerto para incrementar
la atención a los heridos con 20 doctores y 500.000 litros de agua.

Más de 150 personas habían sido trasladadas a Lima en aviones para
ser tratadas en hospitales de la capital, y se mantenía el puente
aéreo para llevar alimentos y vituallas a la zona.

En el cementerio, por falta de espacio en los nichos tradicionales,
se improvisaron tumbas en la tierra, cavadas por los propios
familiares.

Olga Mamami, de 37 años, viajó desde Lima para enterrar a su cuñado
y a sus sobrinos de 7 y 2 años, aplastados por una pared. En menos
de 20 metros se colocaron seis féretros en los nichos, cubiertos por
lápidas escritas a mano.

Carol Poma esperaba que alguien le diera féretros para su madre, una
hermana y dos sobrinos. Todos murieron bajo vigas de la derrumbada
iglesia de San Clemente cuando asistían a una misa.

El derrumbe de esa iglesia causó al menos 40 muertos, según informó
el padre Anselmo, como se conoce al párroco local. El templo de
adobe se derrumbó por la fuerza del sismo, pero muchos de los 200
fieles pudieron escapar, añadió.

En tanto, en Ica, también dañada, un helicóptero militar con siete
ocupantes cayó sobre una casa mientras llevaba un cargamento de
ayuda a esa ciudad. Todos resultaron ilesos.
 

volver