El Proyecto para una Nueva Centuria Americana (PNCA)

De cómo las decisiones del imperio, hoy se posicionan en petróleo y profecías

Por: Manuel Mariña Müller(*)
Publicado el Jueves, 07/04/05

Los imperios, como las grandes organizaciones, no se colapsan sin arrastrar con ellos a quienes consideren los causantes de su caída. Las decisiones más insólitas, arriesgadas y perversas son siempre registradas en los planes de un imperio en decadencia.

La historia universal esta plagada de dirigentes imperiales que, ante la incertidumbre creada por sus fracasos e intentando evitar la inminencia del colapso, tomaron decisiones que a la postre aceleraron su caída.

Así lo hicieron Alejandro Magno en Macedonia, Julio Cesar en Roma, Carlos V en España, Luis XV y Napoleón Bonaparte en Francia, Fernando VII en Inglaterra y más recientemente Adolfo Hitler en Alemania, Mijaíl Gorbachov en la Unión Soviética y ahora George Bush en Los Estados Unidos.

La historia del ascenso y caída de los imperios siempre ha estado reseñada con decisiones y propósitos de una dirigencia que justificaba, con mitos y falacias, su accionar de conquista y depredación.

Aristóteles justificaba la acción de conquista del Imperio Heleno, argumentando que la superioridad de los griegos les daba el derecho de gobernar y esclavizar a los bárbaros.

Hace más de dos mil años el Imperio Romano aplicaba la Pax Romana sobre los territorios conquistados, sus ejércitos dominaban tres continentes, respetaban las culturas, las creencias religiosas, las jerarquías locales y hasta daban la ciudadanía romana a los súbditos del imperio. Su depredación imperial se basaba, en la sustracción de cosechas y en el cobro de impuestos a los pueblos colonizados a cambio de la creencia de una paz y seguridad brindada por sus ejércitos.

Los conquistadores del Imperio Español, estaban convencidos de que, el sometimiento la matanza y la esclavitud de millones de americanos, se justificaba bajo el intento de la cristiandad y la civilización.

El Imperio Británico justificaba el sometimiento y la esclavitud de centenares de millones de hindúes y el exterminio de los habitantes autóctonos de la América del norte, bajo la creencia de la superioridad del hombre blanco

Hoy, Estados Unidos, como imperio dominante, realiza una “Pax Americana” que extiende su presencia en los cinco continentes, también depreda las riquezas y subyuga a los pueblos y al igual que los romanos, ahora utiliza el mito de una ocupación militar como pretexto para garantizar la “paz, la seguridad y la libertad de los pueblos invadidos”.

Los Estados Unidos comenzaron su actividad imperial en 1898 cuando iniciaron una guerra con España con el objetivo de tomar Cuba, Puerto Rico, Las Filipinas y varias islas del pacífico donde se incluye a Hawaii. Pero es durante el siglo XX y después de la II Guerra Mundial, cuando consolida su accionar imperial.

El nuevo imperio, a diferencia de los ya extinguidos, perfecciona su conducta depredadora, se vende ante el mundo como la meca de la libertad y la justicia y para establecer las condiciones que le permitieran depredar (como todo imperio) sin ser visto como depredador o para asesinar sin ser considerado asesino, creó la más grande y sofisticada maquinaria de inteligencia imperial: La Agencia Central de Inteligencia (CIA en inglés).

A partir de 1961, como bien lo establece John Stockwell en “In Search of Enemies” ( ) las llamadas “Acciones Encubiertas” comenzaron a establecer las condiciones para la operación exitosa del más moderno y sanguinario imperio de todos los tiempos.

A partir de esa fecha, un ejército de profesionales egresados de los mejores centros de educación superior de Estados Unidos y de cualquier otro país donde el imperio tuviese intereses, comenzaron a ser reclutados y entrenados para la ejecución de actividades encubiertas de desestabilización política y socio-económica en aquellas naciones consideradas como enemigas o bajo gobiernos señalados por ellos como forajidos.

Las tácticas empleadas por la CIA van desde las sofisticadas relaciones de compra y soborno de dirigentes civiles o militares hasta las mas abruptas y perversas formas de asesinatos y torturas.

El exdirectivo de la CIA John Stockwell señala en su libro, In Search of Enemies, cuando se refiere a sus actividades en el Salvador, que la CIA establecía nexos de amistad con los jefes policiales de los escuadrones de la muerte, y con políticos de ese País, bajo un programa basado en saraos, cenas, o jugando waterpolo en las piscinas de los hoteles cinco estrellas. Allí, no se hablaba de crímenes o torturas, las conversaciones giraban en torno al colegio de los hijos, al deporte o a cualquier acontecimiento artístico o cultural.

Las actividades del llamado trabajo sucio se hace bajo otros programas. Para Latinoamérica y el caribe se creó el llamado “Públic Safety Program”, “Este programa, señala Stockwell, lo observé durante 26 años y el mismo consistía en el entrenamiento de militares y jefes policiales para el manejo exitoso de interrogatorios. En este programa alcanzó notoriedad el instructor Dan Metrione quien trabajó durante 7 años en Brasil y 3 en Uruguay enseñando diversas técnicas de tortura y de como aplicar el dolor más adecuado para obtener la confesión en un interrogado”

“La CIA desarrolló un dispositivo identificado como “el cable”, apunta Stockwell. Este instrumento de tortura consiste en un generador (con un sello al costado que dice “U.S. CIA”) y un hilo lo suficientemente fuerte como para conducir electricidad pero también, lo suficientemente delgado, para colocarse entre los dientes. El mecanismo de tortura opera al colocar un polo en los dientes y el otro en los genitales o simultáneamente en varias partes del cuerpo, de manera de producir el máximo dolor que un cuerpo humano pueda soportar”.

El manual de “Interrogatorio y Contrainteligencia” elaborado por la CIA en 1963 ( ) establece que cuando diversos shocks eléctricos son aplicados simultáneamente sobre la humanidad del interrogado éste no logra identificar de que parte de su cuerpo proviene el dolor y ello hace que entre en un estado de confusión y rendición de sus facultades de resistir. Bajo este estado de trauma generalizado, la mente del prisionero produce “un intervalo” que, aún cuando es muy breve, le genera una parálisis psicológica capaz de suspender toda animación. En este momento, el interrogado queda a merced de las sugestiones o intenciones de su captor.

En opinión del ex agente Stockwell, desde 1961 hasta 1987 (fecha en la cual realiza sus declaraciones) se efecturon entre 10.000 y 30.000 acciones encubiertas. La CIA estableció estaciones en en Korea, en Viet Nam (donde aniquilaron a 2 millones de vietnamitas) en Angola (donde contribuyeron en la muerte de 10.000 angoleños del MPLA), en el Congo (donde asesinaron a Patricio Lumumba),en Indonesia (donde murieron 800 personas), en Nicaragua (donde desestabilizaron el gobierno de Ernesto Ortega), en el Salvador (donde organizaron los escuadrones de la muerte),en Granada (donde asesinaron a Maurice Bishop), en Uruguay (donde torturaron a los tupamaros),y en Brasil (donde desestabilizaron el gobierno de Janio Cuadros y derribaron el gobierno de Joao Gulart en 1964).

Pero el recuento de la guerra secreta de la CIA no termina con las valientes declaraciones del ex-agente Stockwell. De acuerdo a lo expresado por Chris Floyd en un artículo publicado en el “Moskow Times” del 01-11-2002 ( ), las acciones encubiertas de la CIA continuaron incorporando nuevas formas de degradación y neutralización de la resistencia del los prisioneros al ser interrogados. Hoy son conocidas las noticias del degradante tratamiento dado a los prisioneros afganos en la base cubana de Guantánamo y a los iraquíes en la cárcel de Abu Graib en Bagdad , en éstas cárceles, el dispositivo de tortura, adicional a los ya indicados, es la humillación sexual de los musulmanes interrogado.

Floyd en su artículo, también nos refiere las características de una nueva modalidad de la CIA organizada bajo el nombre de: “Proactive, Preemptive Operations Group (P2OG)”.

La misión de este nuevo grupo de acciones encubiertas es la de realizar operaciones secretas orientadas a estimular reacciones en lo interno de los propios grupos terroristas o movimientos políticos de cualquier país. La idea es la de estimularlos (proporcionándoles recursos) a que ejecuten actos terroristas que generen matrices de opinión capaces de configurar un alto nivel de rechazo en la población y que posteriormente puedan ser contraatacados por las fuerzas de Estados Unidos o por las fuerzas regulares del país donde se lleva a cabo el ataque.

Esto, en lenguaje llano, lo que significa es la intención de asesinar gente inocente para alcanzar objetivos económico-políticos.

Un ejemplo de este tipo de operación, señala Floyd, lo representa la llamada “Operación Northwoods”. Bajo este nombre, la CIA propuso al presidente John Kennedy en 1963, una secuela de acciones de “autoterrorismo” basadas en secuestros de aviones, colocación de bombas y asesinato de estadounidenses todo con el objeto de proveer la justificación para invadir a Cuba. Kennedy rechazó el plan y fue asesinado pocos meses mas tarde.

Luego del asesinato de Kennedy, el imperio continuó desarrollando sus tácticas depredadoras y durante la administración de Ronald Reagan, crea la llamada “The Pre-emptive Strikes’bill” (Ley de Ataques Preventivos).

Esta ley, provee al gobierno de Los Estados Unidos, la autoridad para atacar a los terroristas, dentro o fuera del territorio nacional, antes de que estos puedan cometer sus actos de terrorismo. Bajo esta ley, el Secretario de Estado del gobierno estadounidense puede elaborar una lista con los nombres de las personas, gobiernos u organizaciones que él considere que son terroristas, colaboradores, o simpatizantes de terroristas.

En la práctica, esta Ley suspende las garantías constitucionales para las personas señalados en esa lista, ya que los indiciados pueden ser perseguidos, las puertas de su residencia derribadas, sus domicilios revisados sin orden previa y pueden ser apresados o asesinadas sin el debido proceso judicial.

Igualmente, esta ley otorga al gobierno de Los Estados Unidos, en la persona de su presidente, la facultad para realizar ataques preventivos (invasiones) a cualquier nación o institución que aparezca en dicha lista.

La Ley de Ataques preventivos se estrenó con la invasión a Afganistán e Irag. El propio presidente de la Organización de las Naciones Unidas, Cofi Annan, sentenció, en una entrevista a un corresponsal inglés y difundida por CNN en Septiembre 2004, el carácter ilegal de dichas invasiones.

Finalmente, y en nuestros días, toda la maquinaria bélica del imperio y su estructura de acciones encubiertas y de guerras preventivas hoy se encuentra al servicio del desarrollo de uno de los proyectos imperiales más grandes y mejor planificados de toda la historia de la humanidad: “El Proyecto para una Nueva Centuria Americana”.





El Proyecto para una Nueva Centuria Americana (PNCA)


La realidad es que desde 1997 cuando se creó el llamado “Proyecto para una Nueva Centuria Americana”( ) se crearon las bases para que la última gran superpotencia irrumpiera con una avasallante propuesta de dominación orientada a poner al mundo bajo el paraguas de la aureola económica de la Pax Americana.

Dentro de este proyecto se encuentra la documentación que prueba esta nueva tendencia imperial. La propuesta se identifica con el nombre de “Rebuilding America’s Defenses: Strategy, Forces and Resources for a New Century”. Este documento fue elaborado en Septiembre del 2000 (mucho antes de la acción terrorista contra las torres gemelas la cual fue en Septiembre del 2001) y en él se describen los requerimientos para potenciar a los Estados Unidos como el imperio dominante por los próximos cien años.




George Bush



Cuando George W. Bush asume la presidencia en el 2001, son los mismos autores del “Proyecto para la Nueva Centuria” quienes asumen también la conducción del Pentágono, del Ministerio de Defensa y la Casa Blanca, así que cuando las torres fueron derribadas se abrieron las puertas para que este equipo de guerreristas pusiera en práctica su sueño de un imperio planetario.

El Vicepresidente de Estados Unidos, para el período 2001-2004 y 2004-2008 Dick Cheney (judío ex presidente de la Halliborton, empresa fabricante de armas y una de las que hoy posee los mayores contratos de la llamada “reconstrucción de Irak”), conjuntamente con el Ministro de Defensa Donald Rumsfeld y el Presidente del Consejo de Políticas de Defensa Richard Perle, son miembros fundadores del “think tank washingtoniano” creador de dicho proyecto en 1997.

Quien fuera el Viceministro de Defensa Paul Wolfowitz (designado el 30 de Marzo del 2005 presidente del Banco Mundial) durante el primer período de Bush, fue el padre ideológico del grupo que elaboró el proyecto y el encargado de su dirección fue un oficial del Pentágono de nombre Bruce Jackson quien posteriormente pasó a dirigir una de las mayores empresas fabricantes de armas: la Lockeheed Martin. (¿coincidencia?)

Los asesores del Proyecto para la Nueva Centuria Americana (PNAC en inglés) son los mismos que conformaron el llamado Centro de Amigos de la Democracia que auspició la sangrienta confrontación en Nicaragua y el Salvador. Son los mismos que durante la guerra fría crearon el “Comité para el Peligro Presente” que señalaba que una guerra nuclear con la Unión Soviética sería exitosa para Estados Unidos. Y son también los mismos que crearon el “Comité para la Liberación de Iraq” que, bajo la coordinación de Condoleeza Rice (Asesor de Seguridad Nacional y desde Enero del 2005 Secretaria de Estado) formularon el plan para ”educar” a la población estadounidense acerca de necesidad de una guerra contra Irak.

El informe sobre “Rebuilding América’s Defenses” constituye un plan con el debido soporte ideológico y económico elaborado durante las administraciones de quienes, por décadas, han conducido los destinos del imperio.

Aún cuando la “guerra contra el terrorismo” y la contención de los “países forajidos” constituyen la justificación oficial para la acción militarista del imperio, en el documento explícitamente se identifica a China y a Rusia como los enemigos potenciales.

Al respecto, el documento señala: “…the U.S. military… is seeking to dissuade rising powers, such as China, from challenging U.S. military dominance. Although weapons systems designed to fight guerrillas tend to be fairly cheap and low-tech, the review makes clear that to dissuade those countries from trying to compete, the U.S. military must retain its dominance in key high-tech areas, such as stealth technology, precision weaponry and manned and unmanned surveillance systems”

El documento menciona a China y Rusia como enemigos potenciales, sin embargo, otros rivales, especialmente en el desarrollo de tecnologías bélicas, como Francia y Alemania, están suministrando, previo acuerdos de cooperación militar, sofisticado armamento a China.

Para alcanzar y mantener la hegemonía en la producción de armamento, Estados Unidos ha iniciado, bajo este Proyecto, la carrera armamentista (no declarada) más grande de la historia de la humanidad.

Solo para el 2004, más de 400 billones de dólares servieron para engrosar las ventas de las empresas estadounidenses productoras de armas. El objetivo, de acuerdo al Proyecto, es convertir el sistema de producción de armamento en un proceso tan sofisticado y costoso que ningún país pueda competir con Estados Unidos sin tener que sacrificar su crecimiento económico.

El Proyecto para la Nueva Centuria Americana (PNAC) creado en el año 2000, ahora ha sido retomado con fuerza por la segunda administración de Bush y los halcones del pentágono quienes, desde una perspectiva fundamentalista pretenden librar una cruzada infinita para establecer lo que definen como “el nuevo lugar de América en el Mundo” un eufemismo para encubrir lo que parece ser la gran batalla por los recursos del planeta y de paso (de acuerdo a los sionistas fundamentalistas que dirigen el proyecto) por la llamada tierra prometida







Las Bases del Imperio

Pero, si ya no existe la Unión Soviética…. ¿por qué, Estados Unidos se propone ahora repotenciar su poder en el mundo?

Finalizada la Segunda Guerra Mundial y durante todo el período de la llamada “Guerra Fría” (vista como la Tercera Guerra Mundial), la actividad expansionista y de ocupación de Estados Unidos, estuvo limitada por la presencia del poder soviético. Pero después de la caída de la Unión Soviética la “Pax Americana” entró en condiciones de posicionarse en cualquier lugar del planeta.

Después de la desintegración de la Unión Soviética ya no existe nación en el mundo con el suficiente poder militar como para poner en peligro la soberanía territorial de Estados Unidos y sin embargo, a pesar del final de la guerra fría, el invicto imperio continúa desplegando nuevas bases militares (en 9 de las 15 ex-repúblicas soviéticas ya ha instalado bases) y su poderío marítimo con mas de trece fuerzas de tarea aún continúan esparcidas en todos los océanos del planeta. Sus emblemáticos portaviones como Kitty Hawk, el Constellatión, el Enterprise, el John F. Kennedy, el Nimitz, el Dwight D. Eisenhower, el Carl Vinson, el Theodore Roosevelt, el Abraham Lincoln, el George Washington, el John C. Stennis, el Harry S. Truman y el Ronald Reagan, se mantienen navegando los mares del mundo al mejor estilo de la guerra fría.( )

Un ejército de más de 500 mil personas conformado por soldados, técnicos, espías, educadores, personal administrativo y contratistas, se encuentra desplegado en más de 702 bases en 130 países alrededor del planeta (no se incluyen las más recientes en Kosovo, en Afganistán, en Iraq, en Kuwait, en Kyrgyzstan, en Qatar y Uzbekistán). Ellos no garantizan el cobro de impuestos como antiguamente lo hacían los centuriones romanos, pero si responden por la sustracción del beneficio proporcionado por un complejo proceso neo-imperial de “guerras preventivas” y de invasiones que les proporcionan el acceso a las riquezas del mundo en nombre de la paz, la libertad y la lucha contra el terrorismo.

El General Mastin Robertson, comandante de una base militar ubicada en la región del Camp Lemonier en Djibouti, Francia, señaló que la única forma de poner en acción la “guerra preventiva” era demostrando “presencia global” y ello, en su opinión, significa ganar hegemonía sobre cualquier lugar en el cual no se tenga control, la idea, señala, es crear una “caballería global capaz de cabalgar sobre las estacas de cualquier frontera y neutralizar a los “bad guys” tan pronto como logremos identificarlos”.( )

A fin de posicionar sus fuerzas en los lugares más cercanos a los “arcos de inestabilidad”, el Pentágono (cerebro del imperio) esta reposicionando nuevas bases, seis de ellas en Irak, y una en Kuwait que, por cierto, ocupa una extensión equivalente a la cuarta parte del territorio de ese país (finalmente: ¿quién terminó invadiendo a kuwait?


Pero lo que Colin Powell llama las “new family of bases” comienzan a desplegarse en países europeos como Rumania, Polonia y Bulgaria en países asiáticos como Pakistán (donde ya existían cuatro), India, Australia, Singapur, Malasia, las Filipinas e, increíblemente, hasta en Viet Nam , y en naciones africanas como Marruecos, Tunes, Argelia, Senegal, Ghana, Malí y Sierra Leone. La propuesta del Pentágono es construir una cadena de bases alrededor del Golfo Pérsico que se sumen a las ya existentes en Bahraín, Qatar, Omán y los Emiratos Árabes Unidos.

Colin Powell Todo este crecimiento del poderío militar de los Estados Unidos va más allá del manido objetivo de enfrentar al terrorismo, la verdadera razón para la construcción de este aro de nuevas bases alrededor del Ecuador es para expandir el imperio y reforzar una ocupación militar planeada como estrategia de dominación del planeta y este plan (Proyecto para una Nueva Centuria Americana) se hizo mucho antes de los ataques terroristas del 11 de Septiembre.



¿Detonando la Cuarta Guerra Mundial?

Después del desastre de Viet Nam ¿Cómo justificar el proyecto de una nueva acción bélica de posicionamiento imperial?


“… “A fin de asegurar el poder de los Estados Unidos en el mundo
se hace necesario un evento catastrófico y catalizador , algo
como un nuevo Pearl Harbor”…

Proyecto para la Nueva Centuria Americana( )


La destrucción de las torres gemelas del World Trade Center de Nueva York, constituyó el detonante que le permitió al gobierno de Estados Unidos argumentar cuatro buenas razones para justificar el inicio de una nueva guerra: 1- La búsqueda de armas de destrucción masiva en “países inestables”, 2- La colaboración de gobiernos señalados como pertenecientes al “eje del mal” con grupos terroristas como Al Qaeda, 3-La persecución y captura de los terroristas que operan en “países forajidos” y 4- El derribo de dictaduras para el establecimiento de gobiernos democráticos .

La invasión de tropas de USA a Afganistán e Irak sirvió para dilucidar estas razones, pero luego de casi dos años de batalla las investigaciones y los hechos posteriores a esas invasiones han demostrado, en forma fehaciente, la falsedad de dichos argumentos.

1- No se encontraron armas de destrucción masiva
2- No se demostraron vínculos del gobierno de Irak con Al Qaeda.
3- No se han capturado terroristas de Al Qaeda en territorio Irakí
4- Se derribó un gobierno dictatorial, pero a dedo se nombró a otro
que viola los derechos humanos, que clausura medios de comunicación( ) y que es Igualmente sanguinario (el presidente designado por el imperio Iyad Allawi, ex-agente de la CIA, en un arrebato de cólera, personalmente se encargó de ejecutar a 8 detenidos por actos de resistencia a los invasores) ( )

Entonces… si los argumentos eran falsos… ¿Cuáles fueron las verdaderas razones que llevaron a Bush a invadir a Afganistán e Irak?


La caída del imperio en el marco de la guerra

Creemos que las renovadas acciones bélicas de Bush hijo, como ejecutor directo de las políticas del imperio, obedecen a un propósito fundamental: salvar el colapso económico del imperio.

Dentro de este propósito, las decisiones de Bush se oriental al logro de cuatro objetivos:

El Primer objetivo es evitar el caos que se avecina ante la imposibilidad de mantener el mito del crecimiento sostenido de la economía de los Estados Unidos

Alan Greenspan, es el presidente del banco central más poderoso del mundo: el Banco de la Reserva Federal de Los Estados Unidos.

Este personaje, hoy convertido en el “gran gurú” de las políticas monetarias del país que motoriza la economía del planeta, acaba de dar unas declaraciones (CNN.17-09-04), que contradicen sus propias decisiones de hace cuatro años. En sus declaraciones habló de la indetenible necesidad de comenzar a incrementar la rata de interés referencial de los fondos federales.

Esta decisión, que pudiera significar el inicio de una cuenta regresiva de su permanencia en el cargo, tiene como propósito adelantarse a las consecuencias que, para la economía de Los Estados Unidos, ha significado la decisión que él mismo tomó, cuando en el 2001 se comprometió con Bush a mantener la tasa de interés al 1%, bajo la falsa creencia de que con ello, al estimular el crecimiento de la demanda, el país saldría de la recesión en la cual se encontraba.

El análisis de lo que llamamos “La Trampa del falso crecimiento” y su consecuencia en el virtual colapso del imperio, la basamos en el hecho de que la economía de Los Estados Unidos, aún no ha salido de la recesión en la cual se encontraba para el momento del arribo al poder del presidente George Bush y que, más bien, lo que ha ocurrido es que, a partir de ese momento, se ha puesto en práctica un crecimiento anormal basado en una política crediticia expansiva y en un financiamiento de su creciente déficit fiscal mediante la colocación de bonos de la deuda pública (Bonos del Tesoro).

Consideramos que dentro del marco de las condiciones político-económicas que hoy prevalecen en el mundo, ambas políticas, tanto la del crecimiento de la demanda a través de la expansión del crédito, como la de la cobertura del déficit presupuestario mediante la venta de Bonos del Tesoro, se verán tan afectadas por el señalado aumento de la tasa de interés, que podrían ocasionar el colapso de la economía del imperio.


El crecimiento de la demanda en USA a través de la expansión del crédito:

En los últimos años, la imposición de una tasa de interés muy baja ha permitido la expansión del crédito y el aumento de la demanda y, lógicamente, como consecuencia de ello, el anómalo crecimiento de la economía de Los Estados Unidos.

Pero el problema es que esta opción de crecimiento a través de la expansión de la demanda, ahora se ha hecho insostenible, y ha convertido el endeudamiento del consumidor promedio en una trampa letal que, al intentar desmontarla, generaría consecuencias impredecibles para la economía del imperio y para el comprometido bolsillo de los contribuyentes norteamericanos.

Durante la presente administración de George Bush, la capacidad de compra de bienes nacionales e importados se ha incrementado de manera considerable gracias a la forma tan expedita y barata de acceder al crédito. Si el bien que se desea adquirir es un automóvil Nissan hecho en México, o en Japón, o si es una portátil IBM de procedencia China, o es más bien un Ford fabricado en Detroit, es algo que poco le importa al consumidor estadounidense, de manera que la expansión del consumo, finalmente, beneficia a los productos que, indistintamente del país que los produce, sean los que mejor respondan al interés del consumidor y de la corporación que los produce y comercializa.

Es claro que, el uso a bajo costo de la materia prima existente en muchos países del Tercer Mundo, la disponibilidad de mano de obra barata, así como los bajos costos que significa el no tener que responder a severas leyes fiscales o de protección ambiental, han convertido a esos países en lugares muy atractivos para la ubicación de las plantas manufactureras de las corporaciones estadounidenses.

Esto significa que buena parte de los bienes importados por Estados Unidos son producidos por empresas norteamericanas cuyos productos ya no llevan el sello “made in USA” y esto, lógicamente ha contribuido a incrementar el gigantesco déficit comercial que presenta esa nación. Para Julio del 2004 el monto de éste déficit alcanzó la cifra de 385 mil millones de dólares.

Esta circunstancia aunada al aumento de la capacidad de consumo señalada, permite que países del Tercer Mundo con costos de producción más bajos o aquellos industrializados que han desarrollado tecnologías muy avanzadas logren sus mayores ventas en el mercado norteamericano. Las exportaciones hacia Estados ha fortalecido el crecimiento de países como Brazil, Méjico, Korea del Sur, China, Japón y en menor grado a naciones europeas como Inglaterra, Francia y Alemania.

El problema surge cuando se observa que desde el 2001, el mantenimiento del exagerado consumo del mercado estadounidense y el impulso que éste consumo proporcionaba a su crecimiento económico (las dos terceras partes de la economía de Estados Unidos depende del consumo) se encontraba sustentado en la decisión del Banco de la Reserva Federal, de mantener la tasa de interés de referencia al 1%.

La existencia de tan reducido interés referencial, a su vez ha mantenido muy bajos los intereses de préstamos hipotecarios, de adquisición de vehículos, de los créditos al consumidor y de las tarjetas de crédito y ello ha convertido el crédito en el mecanismo preferido del consumidor para la adquisición de cualquier bien o servicio. Esta circunstancia, lógicamente, ha generado una expansión de la demanda que ha hecho posible mantener, en crecimiento sostenido, la economía doméstica de Estados Unidos y la de los países asiáticos y latinoamericanos mencionados.

Pero el estudio del comportamiento de la rata de interés durante la presente administración estadounidense, permite deducir que la anomalía de tal crecimiento se debe a que la supuesta recuperación de la economía anunciada por Bush, a partir del 2001, es mas bien una recuperación financiada por el bolsillo, (cada vez más endeudado) del consumidor estadounidense.

El sueño americano de tener una casa propia amoblada, con cocina empotrada, Jacussi y piscina (pagadera en 30 años) más dos Toyotas último modelo en el garage (comprados también a crédito y a 7 años) Bush lo ha hecho posible, gracias al mantenimiento de un sistema crediticio que ha estado financiando al consumidor con préstamos a muy bajo interés.

Este sistema es lo que ha permitido que, por ejemplo, solo en el año 2003, el monto de lo colocado en la economía norteamericana por concepto de préstamos al consumidor y de créditos hipotecarios alcanzara la gigantesca suma de un trillón de dólares ( )

Por otra parte, si el Banco de la Reserva Federal continúa incrementando la rata de interés (entre otras razones) como alternativa para frenar la inflación causada, precisamente, por haber mantenido los intereses tan bajos, (especialmente en bienes inmuebles donde los precios se han incrementado en más de un 50% en los últimos cuatro años), el impacto sobre el sector de la construcción y del consumo en general sería devastador.

Sin embargo, todo parece indicar que los intereses continuarán en alza. Alan Greenspan, ( ) el anciano presidente del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos y a quien Bush ratificó por quinta vez en el cargo (a cambio de que mantuviera los intereses bajos), anunció que los incrementos serán progresivos y comenzó por elevarlo del 1% al 1,25%. Para febrero del 2005 ya alcanzaban el 5%

Si los intereses continúan subiendo (y esa parece ser la tendencia), los millones de propietarios de viviendas comenzarían a tener dificultades para cancelar sus hipotecas (especialmente los que han firmado hipotecas bajo el esquema de interés variable). El mercado de bines raíces se colapsaría en virtud de la caída de los precios y la imposibilidad de colocar nuevas unidades habitacionales. La banca entraría en situación de dificultad para la recuperación de los préstamos otorgados y el sistema hipotecario entraría en recesión.

Cobertura del déficit fiscal mediante la venta de Bonos del Tesoro:

Además de la expansión de la demanda facilitando el acceso al crédito, el gobierno de Bush, en su intento por demostrar que sacaría al país de la recesión, puso en práctica otro estímulo al crecimiento: el incremento del gasto público a través del presupuesto.

Lo que siguió a partir del 2001 fue un crecimiento acelerado del presupuesto anual. Dicho presupuesto, durante muchos años ha sido deficitario, pero durante los últimos tres años éste déficit (suma correspondiente a la diferencia entre el monto del presupuesto anual y la disponibilidad de ingresos fiscales necesarios para cubrirlo) arribó, para Agosto del 2004 a la suma de 395 mil millones de dólares. ( )

Durante los últimos 30 años el mecanismo de cobertura del déficit presupuestario de Los Estados Unidos, se ha venido resolviendo mediante la colocación Bonos del Tesoro. Durante todo este lapso la masiva inversión de dólares (fundamentalmente orientados a la adquisición de estos bonos) provenientes, de reciclaje de petrodólares de naciones de la OPEP (Arabia Saudita, Kuwait y en menor grado Venezuela) se han encargado de solventar el problema.

Igualmente, los bancos centrales de China, Japón y otros países, mantienen sus reservas en dólares mediante la adquisición de Bonos del Tesoro. El total de estas colocaciones asciende a 1.3 trillones de dólares (1). Si a este monto se le suma la adquisición de Bonos hecha por los países de la OPEP , en especial de Arabia Saudita ( ) 860 mil millones de dólares (US$ 860.000.000.000) más la propia deuda con inversionistas internos, Estados Unidos presentaría la deuda pública más grande del mundo con un monto que, actualmente, supera los 3.7trillones de dólares.


¿Podrá el Banco de la Reserva Federal de USA seguir colocando bonos del Tesoro?

Al igual que en 1973, el acelerado incremento que hoy presentan los precios del petróleo, está arrastrando hacia el alza al resto de los insumos y materias primas necesarias para mantener en funcionamiento la economía del planeta.

Los grandes compradores de Bonos del Tesoro de los Estados Unidos, como China y Japón, son altamente dependientes del mercado de consumo norteamericano pero, a su vez, son también grandes demandantes de hierro petróleo y otras importantes materias primas.

Si las materias primas e insumos en general, duplican su precio, (esto ocurriría si el barril de petróleo se mantiene por encima de los 50 dólares) la capacidad de inversión de estos países en Bonos del Tesoro podría reducirse sustancialmente.

Por otra parte, la apreciación del euro frente al dólar (para comienzos del 2005 está acercándose al 40%) se está convirtiendo en un acicate para que muchos países se deshagan de de sus divisas en dólares. Si esto ocurre, caerían aún más las colocaciones que estos países realizan en dichos bonos.

Esta tendencia solo podría ser frenada mediante un incremento en la tasa de interés que hiciese más atractiva la inversión en estos papeles. Pero este remedio podría ser peor que la enfermedad ya que un incremento en el interés de los bonos arrastraría al alza los intereses de los créditos al consumidor y ello acarrearía una mayor reducción en la demanda con las graves consecuencias ya mencionadas para la economía.

De igual forma, si los países de la OPEP deciden transar sus operaciones de venta de petróleo en euros en sustitución del dólar tal como lo hizo Irán, Irak y Korea del Norte (y por eso los tres han sido colocados en la lista del “eje del mal”) la adquisición de Bonos del Tesoro sufriría una merma cercana a los 600 mil millones de petrodólares al año. ( )

A todo esto habría que agregar el impacto que, sobre la economía de EE.UU, hoy está logrando China. Este gigante asiático no solo envía a ese país unos US$ 16.000 millones al mes en exportaciones, sino que invierte los dólares que recibe en Bonos del Tesoro.

Si el precio del petróleo continúa en ascenso y el valor del dólar continúa debilitándose frente al euro (y todo parece indicar que así sucederá)( ) China y Japón además de quedar imposibilitados para continuar invirtiendo sus reservas en Bonos del Tesoro, intentarían deshacerse de esos papeles en la Bolsa de Valores y ello estimularía aún más la caída del dólar. Una baja abrupta de la moneda de EE.UU provocaría un descalabro en los valores (ya de por sí sobrevaluados) del resto de los papeles y bienes cotizados en la bolsa.

Si a todo esto se le agrega la llamada “burbuja de la bolsa” (precios de las acciones superiores a los activos que representan), podría crearse un clima de convulsión y deterioro financiero similar al ocurrido en 1930.

La imposibilidad de colocar Bonos del Tesoro haría muy difícil para los Estados Unidos el cubrir su actual déficit fiscal. Esta situación, ocasionaría una contracción de la economía producida por la brusca caída de la demanda. Muchas empresas cesarían en sus operaciones o se verían forzadas a declararse en quiebra. El desempleo subiría a niveles insostenibles creándose un círculo vicioso de desempleo = caída de la demanda = desempleo.

Una depresión con estas características impactaría peligrosamente a la totalidad del sistema financiero y productivo de Europa y Asia. La economía global se vería severamente afectada. (tal vez ello explique el denodado apoyo que Bush esta recibiendo desde la ONU, a su fracasado intento de estabilizar el desastre que ha ocasionado en Irak)

En opinión de estudiosos del tema como William Engdahl ( ) la “burbuja de la falsa recuperación de Bush” explotara en algún momento durante el 2005

Para responder lo que parece ser el aviso del colapsamiento del imperio en sus manos, el gobierno de George Bush con sus asesores del Pentágono, puso en marcha una alternativa crucial y peligrosa: el empleo de la guerra para lograr el control directo de la producción de petróleo a escala planetaria y por esta vía bajar los precios, satisfacer sus crecientes necesidades de energía y continuar cubriendo su abultado déficit presupuestario mediante el reciclaje de petrodólares a su economía.


El segundo objetivo:

“Wars, conflict – it’s all business” (La guerra y las invasiones son hechas por negocios), señalaba el personaje que caracterizaba a Monsieur Verdoux en la película que, bajo el mismo nombre dirigió Charlie Chaplin en 1947.

Charlie Chaplin no se equivocaba (con razón fue execrado de Los Estados Unidos casi hasta su muerte por la CIA y los empresarios cinematográficos de Hollywood). El propósito de toda guerra descansa en la realización de negocios.

No es difícil reconocer las conexiones que existen entre las grandes corporaciones norteamericanas (Halliburton por ejemplo) y la maquinaria militar que trabaja en la apertura del mercado iraquí al llamado “United States’s transnational global business” (negocios globales de las transnacionales de Estados Unidos).

Nadie entonces podría negar que uno de los objetivos a alcanzar con la guerra de Irag es el de contribuir como un medio de desarrollo y sustentación de un importante sector de la economía de un país que, como los Estados Unidos ha hecho de la guerra su principal industria. Un presupuesto que para el 2004 alcanzó la suma de US $ 401.300 millones permite mantener tanto a los innovadores fabricantes de armas como a los proveedores de los bienes y servicios necesarios para el mantenimiento de las bases, de las fuerzas de tareas y de todas las acciones de ocupación de un ejército invasor a escala planetaria.

En el 2003, cuando se ordenó la construcción y envío de nuevos pertrechos de misiles cruceros para continuar avanzando en el frente de batalla iraquí, también se ordenó la compra, a la Sun Fun Products of Daytona Beach en Florida, de 273.000 botellas de protector solar para cuidar la piel de los combatientes en el desierto (un pequeño ejemplo del negocio de la guerra).

El Senador John MaChain describe a la Iraq del gobernador norteamericano Paul Bremen como: “un gran pote de miel que atrae a gran cantidad de moscas”. Las moscas, en este caso, son las empresas como Halliburtons y Bechtels además de la jauría de inversionistas y contratistas que, casi a la velocidad de los tanques o te las bombas teledirigidas, arribaron al suelo iraquí en busca de negocios.

Un mes después de las declaraciones de “Misión Accomplished”. (misión cumplida) ,fin de la guerra, dadas el 1 de Mayo del 2003 por un un Bush eufórico a bordo del portaviones U.S.S. Lincoln en California, el Gobernador Bremen,( ) después de declarar a Iraq como “país abierto a negocios” (open for business) anunció que las 200 empresas propiedad del Estado y que venían produciendo todo tipo de bienes, desde cemento hasta papel o lavadoras, serian privatizadas inmediatamente. “…poner las ineficientes empresas del Estado, en manos privadas” decía, “es esencial para la recuperación económica de Iraq”.

El negocio de la guerra en Iraq, después de la invasión estadounidense, tal vez algún día pueda ser reseñado en los anales del comercio como el mayor remate (sale) internacional de empresas estatales jamás visto.

Los acontecimientos de la guerra de Irag han eclipsado otro gran negocio que ahora se encuentra en pleno desarrollo en otra parte del mundo donde los B52 (esta vez de Bill Clinton) hace poco dejaban caer su mortífera carga en otra “misión de liberación”

Atendiendo a lo señalado por Neil Clark en un artículo publicado el 21-08-04 en “The Guardian Unlimited” ( ), “…de acuerdo a la versión generalizada dada a la historia por los guerreristas occidentales, el detonante que generó el bombardeo de Estados Unidos sobre Yugoslavia en 1999, fue la negativa de la delegación serbia a firmar el llamado Acuerdo de Paz de Rambouillet”.(igual dijeron, en su momento, que el detonante de la guerra de Iraq fue la negativa de ese país a cooperar con los inspectores de armas nucleares de las Naciones Unidas).

Clark indica que en el anexo B de dicho acuerdo, para lograr que el mismo fuese rechazado por las autoridades de Belgrado, (como más tarde lo reconociera ante el comité de defensa el ministro de asuntos exteriores Lord Gilbert), deliberadamente se aprobaba la ocupación militar de la totalidad de Yugoslavia. Igualmente, en el capítulo cuatro, donde se establecían las condiciones respecto a la economía de Kosovo, el artículo 1, proponía la economía de “libre mercado” y en el artículo dos, la privatización de todos las empresas y activos que eran propiedad del Estado.

El objetivo, aparte de perverso era muy claro, si Slobodan Milosevic se niega a firmar el acuerdo de paz procedemos a bombardearlo. La NATO entonces procedió, bajo ésa deliberada campaña de 1999, a descargar su mortíferas cargas sobre el suelo de Yugoslavia. Las naciones más ricas del mundo que soportan el aparato militar de la OTAN, (Organización del Atlántico Norte) y NATO en inglés, procedieron, de esta forma, a bombardear la última economía del centro-sur de Europa que aún permanecía incolonizada por el gran capital transnacional.

La orden para las misiones de bombardeo, como bien lo apunta Neil Klsrk, no era atacar objetivos militares, como podría creerse, las instrucciones eran las de destruir solo instalaciones pertenecientes a empresas propiedad del Estado Yugoslavo. Así, aquellas fuerzas de la NATO solo destruyeron 14 tanques, pero acabaron con las edificaciones de 372 industrias, incluyendo la planta de producción de automóviles de Zastava en Kragujevac.

El Gobierno de Slobodan Milosevic fue finalmente derribado y para septiembre del 2004, cinco años después de esos perversos ataques, el capital transnacional, habiendo tomado a Yugoslavia, se dispuso a privatizar las instituciones del otrora estado socialista de Europa. El Kosovo Trust Agency (KTA), el organismo encargado por la Misión de las Naciones Unidas para administrar los asuntos económicos de Kosovo, anunció, “con gran satisfacción”, la subasta de 500 empresas industriales y de servicios propiedad del antiguo Estado Yugoslavo. Las minas de ferroníkel y el complejo industrial para el procesamiento anual de 12.000 toneladas de níkel se dejó para ser subastada en Noviembre de ese mismo año.

Paradójicamente, y también después de cinco años de los bombardeos a Yugoslavia, el mundo ha conocido de la brutal matanza de más 100.000 iraquíes luego de la invasión a Irag ordenada por el presidente Bush, pero el que hoy es acusado y enjuiciado por genocida es el expresidente de Yugoslavia Slobodan Milosevic.


El tercer objetivo es el de apoderarse, dentro de un renovado estilo imperial, del botín de guerra que significan las grandes reservas de hidrocarburos del planeta: África, Oriente Medio, Asia Central y la Región Andina.

La intención de Los Estados Unidos de controlar las mayores reservas de petróleo en el mundo, en realidad, no es nada nuevo. Desde hace 24 años en forma explícita lo hizo ver el presidente Jimmy Carter cuando estableció la llamada “Doctrina Carter”( ). Esta doctrina anuncia lo siguiente: “Cualquier intento de una fuerza extranjera por establecer control sobre la región del Golfo Pérsico será considerada como un asalto a los intereses vitales de Los Estados Unidos de América, por lo cual, tal asalto será repelido por todos los medios que sean necesarios, incluida la fuerza militar”

Irak, un país ubicado en el centro de la región del Golfo Pérsico, posee el 60% de las reservas conocidas de petróleo en el mundo. Pero con Saddan Hussein en el poder y su incapacidad tecnológica para incrementar la producción, podría ser presa fácil de quien ahora se ha convertido en el gran competidor estratégico de Estados Unidos: China. De acuerdo a un artículo de Kaveh Afrasiabi publicado en el Asia Times de Noviembre de 2004 , China desafió las sanciones económicas impuestas por EE.UU a Irán (Irán-Libya Sanctions Act. Que penalizan a cualquier compañía que negocie con Iran contratos superiores a los US$20 millones en el sector de los hidrocarburos) al negociar con éste país un contrato por US$200 millones para el suministro, durante 25 años, de 10 millones de toneladas de gas líquido natural.

Con la invasión a Irak, Bush no solo se apoderó de la gran riqueza petrolera de ése país, sino que además, estaría en condiciones de privatizar la producción y repartir los campos petroleros entre las mayores corporaciones norteamericanas y británicas. El paso inmediato que se planificó para después de la invasión sería el de elevar la producción a 6 millones de barriles diarios y de esta forma lograr bajar los actuales precios de la cesta petrolera de la OPEP.


La insaciable sed de hidrocarburos y el fenómeno del “Global Peak Oil”

Para entender la geoestrategia bélica de los Estados Unidos es necesario revisar dos aspectos que, en los momentos actuales, están poniendo en jaque la sobrevivencia del imperio. El primero es reconocer la importancia, casi vital, que tienen los hidrocarburos para el mantenimiento del exagerado nivel de consumo de energía de ese país. Para Septiembre del 2004 Los Estados Unidos estaban consumiendo 20 millones de barriles diarios y de esa cantidad están importando el 50%.

Atendiendo a lo señalado en un reporte sobre la disponibilidad de hidrocarburos en Estados Unidos ( ), para el año 2020 ése país estaría importando el 90% de sus requerimientos de petróleo.

Pero esta situación se presenta aún más dramática, por cuanto entre el 2004 y el 2010 se producirá lo que, de acuerdo al estudio realizado por Richard Heinberg y publicado en su libro “The Party’s Over: Oil, War and the Fate of Industrial Societies” ( ) se conoce con el nombre de fenómeno geológico “ Global Peak Oil”.

“El Global Peak Oil” identifica el momento en el cual, la producción petrolera de los 40.000 pozos de petróleo existentes en el mundo, entraran en una fase de declinación irreversible. Es, a partir de ese momento (año 2008) que, si no se descubren nuevas reservas, el mundo industrializado entrará en una situación de peligrosa insuficiencia energética para mantener su gigantesco aparato productivo y de transporte.

Este “Global Peak Oil” le llegó a la industria petrolera del Mar del Norte británico en al año 2000. Tal vez ello explique el porque del denodado apoyo de Tony Blair a la invasión de Irak. ( la British Petroleum ha sido la única empresa no estadounidense que ha recibido derechos de exploración y producción de petróleo en territorio iraquí después del derrocamiento de Saddam Husseim).

El segundo aspecto se refiere al devastador impacto que, sobre la economía de los Estados Unidos, tendría la sustitución del dólar como moneda de reserva mundial.

En la década del 70, el gobierno de los Estados Unidos estableció un acuerdo con el de Arabia Saudita. En virtud de la condición de líder de esta nación dentro del naciente cartel de los países productores de petróleo (OPEP), el acuerdo establecía que las naciones integrantes de ese cartel debían realizar todas sus transacciones de venta de petróleo usando el dólar como divisa de cobro y, a cambio de ello, Estados Unidos les permitiría comercializar el petróleo a precios de cartel.

Durante los siguientes años, la economía de los Estados Unidos se estuvo beneficiando con la acuñación de los dólares necesarios para cubrir las transacciones petroleras de la OPEP y con la colocación en su propio mercado de buena parte de esos dólares.(Arabia Saudita posee inversiones en Estados Unidos que superan los 860 mil millones de dólares)

La existencia de este acuerdo ha permitido que Estados Unidos pudiese cubrir, mediante este flujo de petrodólares y del uso del dólar como moneda de transacciones petroleras, su gigantesco déficit comercial durante los últimos 30 años, pero en 1999 sucedió un hecho crucial que marcó la pauta como detonante de guerra esto es: el gobierno de Irán decidió exigir a sus compradores de petróleo la cancelación de sus facturas en euros.

El cambio del petrodólar al petroeuro.

En 1999, el Gobierno de Irán decidió transar sus operaciones petroleras en euros. En el 2000 el gobierno iraquí hizo lo mismo. En el 2001 el gobierno de Bush señaló a Irán e Irak como pertenecientes al “eje del mal” y un año mas tarde 2002, el ejército de los Estados Unidos estaban invadiendo a Iraq.

Venezuela, aún cuando tiene un gobierno electo democráticamente, que no posee armas de destrucción masiva y que su territorio no esconde a terroristas, sin embargo, de acuerdo a lo señalado por Michael Ruppert en “The Unseen Conflict” ( ) solo bastó que su embajador en Rusia, Francisco Mieres (2000) dejara flotar la idea de la posibilidad de un cambio hacia el euro para que “coincidencialmente” un año después se produjera un golpe de estado apoyado por los Estados Unidos.

Las acciones de rescate de la soberanía nacional puestas en práctica por el gobierno de Hugo Chávez Frías, como la propuesta denominada Alternativa Bolivariana para las Amérciacas (ALBA), ha causado gran preocupación entre los hacedores de la política exterior de la Casa Blanca por cuanto élla, obviamente, se sale del marco de los intereses geoestratégicos del imperio. El ALBA vista como una propuesta alternativa a la identificada como Asociación de Libre Comercio para las Américas (ALCA), promovida por Estados Unidos, propone una nueva forma de establecer transacciones de comercio que podría no hacer uso del dólar como medio de cambio.

La evaluación de la conveniencia de que Venezuela se cambie al euro como moneda de reserva y de transacción petrolera bien sea por razones de soberanía o en virtud de la tendencia del dólar a devaluarse frente al euro sin duda nos colocaría en el “eje del mal”.

La posibilidad de que Estados Unidos pudiera auspiciar un nuevo golpe de estado o, incluso, intervenir militarmente en Venezuela, es algo que debe ser seriamente analizado y sobre lo cual se deberían establecer planes de contingencia.

El dólar ha perdido, hasta febrero del 2005 casi un 40% de su valor frente al euro y esto tiene preocupados tanto al Tesoro de los a los Estados Unidos como a los países que mantienen sus reservas en dólares, ya que de continuar esta tendencia, muchos países podrían cambiarse al euro.

Otro de los países identificado por Bush como perteneciente al “eje del mal” es Korea del Norte quien decidió desde Diciembre del 2002( ) sustituir el dólar por el euro en sus operaciones comerciales.

Pero, ¿cuál sería el impacto que, sobre la economía de los Estados Unidos, tendría la decisión de los países de OPEP de transar sus ventas de petróleo en euros?.

Cuando los consumidores de Estados Unidos adquieren bienes importados están enviando dólares a los países productores de dichos bienes y cuando estos países compran petróleo a las naciones de la OPEP le pagan con los mismos dólares. Los países de la OPEP a su vez, colocan éstos dólares de nuevo en la economía estadounidense al invertir en acciones de la bolsa, bonos del tesoro, fondos mutuales o cualquier otro activo que les permita beneficios. Este reciclaje de dólares realizado por los países de la OPEP, como ya hemos dicho, conforman un monto anual que oscila entre los 600 y los 800 mil millones de “petrodólares”.

Por otra parte, con el objeto de evitar ataques o manipulaciones especulativas de sus monedas, los bancos centrales de los países mantienen reservas en dólares por montos equivalentes a la cantidad de dinero en circulación en sus respectivos mercados, de manera que mientras mayor sea la presión para devaluar, mayor será la tendencia a incrementar los dólares en reserva. Esta circunstancia por, supuesto, contribuye a darle mayor fortaleza al dólar como moneda de reserva.

Esta hegemonía del dólar, en buena medida se debe, precisamente, al hecho de que como todas las transacciones del mercado petrolero son realizadas en dólares, entonces el dólar es, por ahora, la única moneda a través de la cual, se puede comprar petróleo.

De acuerdo a lo señalado por el Dr. Alí Rodríguez Araque,( ) qien fuera Presidente de Petróleos de Venezuela(PDVSA) y Ex secretario General de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP).De los 85 millones de barriles diarios que se producen en el mundo 30 millones son colocados por la OPEP en el mercado internacional. Imaginemos que el costo promedio se mantuviera en 48 dólares por barril. Si estos 30 millones de la OPEP fuesen negociados en euros, ¿cómo se perjudicaría la economía de Estados Unidos?

Saquemos la cuenta: 30 millones de barriles por 48 dólares serían 1440 millones de dólares diarios que multiplicados por los 365 días del año darían, 525.600 millones de dólares al año (525.600.000.000 razones para invadir a cualquier país) Todo esto sin tomar en cuenta, que Estados Unidos también tendría que adquirir euros para poder cancelar el valor de los 10 millones de barriles diarios que actualmente le compra a los países de la OPEP.

Es por estas razones, que el Pentágono, de acuerdo a un artículo de William Clark publicado en el Sydney Morning Herald el 30 de Mayo del 2003 ( ) ha planificado (¡¡léase bien¡¡) un período de 5 a 7 años de guerra y es la misma razón por la cual, en el reciente libro de Wesley Clark ( ) el autor establece que cualquiera que sea la geoestrategia de “guerra al terrorismo” seguida por Estados Unidos frente al problema del “Global Peak Oil”, ella siempre incluirá otros escenarios muy distantes al Oriente Medio, como es el caso de África (¿Sudán?) y la región andina en Sur América. (¿Venezuela?)


El cuarto objetivo se refiere a la forma mediante la cual, el gobierno de Bush puede justificar la conducta expansionista de los Estados Unidos valiéndose de las expectativas que, sobre la política exterior de ese país, poseen los 20 millones de Cristianos Sionistas que creen y promueven la realización de la llamada “Séptima Dispensa”.

Esta séptima dispensa que también es conocida como la Dispensa del Milenio, señala una visión apocalíptica del futuro de la humanidad. Esta visión se encuentra establecida en una profecía bíblica que, de acuerdo a las creencias de respetables académicos como los profesores del Seminario Teológico de Dallas, del Instituto Moody de la Biblia, de influyentes judíos como Baruch Ben-Yosef del templo de Mount Yeshiva, y de políticos como George Bush, y Tony Blair, se encuentra en su fase de inminente ejecución.

El Dispensacionalismo es, tal vez, la concepción teológica de mayor influencia en los Estados Unidos. El pensamiento dispensacionalista de los llamados Cristianos Sionistas, tuvo su inicio como un movimiento religioso en la Inglaterra del siglo XVIII bajo la conducción de John Nelson Darby, sin embargo, fueron los evangelistas Cyrus Scofield y D.L. Moody ( ) los que contemporáneamente se han encargado de difundir esta sectaria doctrina religiosa entre los evangélicos estadounidenses. Dentro de las filas del Dispensacionalismo también se encuentran expresidentes como Jimmy Carter, el extinto Ronald Reagan y el actual presidente George Bush,


Pero, ¿De dónde proviene el Dispensacionalismo?

El Dispensacionalismo surge a partir de una compleja interpretación de la Biblia y especialmente de la traducción del texto 2 de Timoteo 2:15 donde el Apóstol Pablo le solicita a Timoteo que divida las verdades de la palabra de Dios.( ) Más tarde, éste versículo fue interpretado por J. Darby y C. Scofield como una evidencia de que las sagradas escrituras contienen un conjunto de siete dispensas o excepciones, mediante las cuales la humanidad sería sometida a prueba de acuerdo a las expectativas y mandamientos de Dios.

Estas Dispensas comienzan con la creación y terminan con el inminente retorno de Jesucristo al exclusivo reino de los Judíos en la tierra, esto es: la tierra prometida de Israel.( )

En las primeras seis dispensas la humanidad habría fallado en el cumplimiento de los designios de Dios por lo cual, en la Séptima Dispensa, llamada del Milenio, Jesucristo retornaría para realizar el juicio final y de esta forma reestablecer la paz y la armonía en la tierra por los siguientes mil años.

Pero el carácter apocalíptico y escatológico que, de acuerdo a estos dispensacionalistas, conlleva el retorno de Jesucristo a la Tierra, plantea una ineludible reflexión.

La interpretación hecha por los dispensionalistas Cristianos Sionistas de lo establecido en la profecía bíblica, señala que un período de tribulaciones en la Tierra es inminente porque la nación prometida a Abraham y a sus descendientes es el Reino de Israel y este territorio abarca desde el río Eufrates en el actual Irak (antigua Mesopotamia) hasta el río Nilo en Egipto.

La profecía pronostica, que el restablecimiento del Reino de Israel supone la destrucción del actual centro de peregrinación islámica conocida como “El Domo de la Roca” ubicado en el Monte del Templo, en Jerusalén y la reconstrucción, en el mismo sitio, del tercer Templo Judío.

“Blowing up the Dome of the Rock is a worthy act” (Volar el Domo de la Roca constituye un acto digno) expresó Yehuda Etzion, uno de los líderes del Movimiento Partidarios del Templo del Monte, en una entrevista radial y en respuesta a las medidas de seguridad a ser tomadas por el Ministro de Seguridad Pública de Israel Tzachi Hanegbi ante la proximidad del día de la conmemoración de la destrucción del primero y segundo templo judío en el lugar que hoy ocupa el Domo de la Roca.

El peligro que significa la destrucción del Domo de la Roca es de tal naturaleza, que las instrucciones dadas por el ministro Hanegbi fueron las de: “usar todas las medidas que fuesen necesarias a fin de prevenir que un puñado de extremistas pudiesen encender la totalidad del Oriente Medio y conducir a Israel hacia una guerra religiosa contra cientos de millones de Musulmanes”( )

El problema surge porque éste particular evento, de producirse, podría dar inicio a la Cuarta Guerra Mundial (la Guerra Fría es considerada como la Tercera Guerra Mundial) ya que, de acuerdo a la profecía, constituiría la señal para la llegada del Mesías y el inicio del final de los tiempos. Este evento produciría la muerte de la mayoría de la población del planeta, incluyendo también a los Judíos y se conocería en la historia como la realización de la anunciada Gran Batalla de Armageddom.(
)


La Conducta Fundamentalista de Bush


“I trust God speaks through me.
Without that, I couldn’t do my job”
(yo confío en que Dios habla a través de mi. Si no fuese así, yo no podría hacer mi trabajo)


George Bush.


“Yo confío que Dios habla a través de mí, sin su ayuda yo no podría hacer mi trabajo” le dijo Bush el 09-07-04 ( ) a un grupo de religiosos de la Vieja Orden de Amish en el condado de Lancaster .

Pero el vocabulario de semblanza religiosa y dispensacionalista de Bush no se remitió solo a esta frase, también en su alocución al congreso, haciendo referencia al desastre del Shuttle Columbia señaló: “las adorables manos de Dios están detrás de nuestras vidas”.

Y cuando, por la misma razón, se dirigió en una alocución a la nación exclamó: “…en palabras del profeta Isaías, levanten los ojos y miren a los cielos”.

Y más recientemente, durante el primer aniversario del 11 de Septiembre dijo: “Nosotros no podemos conocer todas las cosas que la providencia nos depara, ya que solo confiamos en ella y ponemos nuestra confianza en las amadas manos de Dios que esta detrás de nuestras vidas y de nuestra historia, él nos guiará ahora”( )

El renovado fervor religioso de Bush, luego de la superación de sus debilidades etílicas y de prolongadas conversaciones en 1986, con el connotado evangelizador dispensacionalista Billy Graham, no hace otra cosa que confirmar la sospecha de que la “libertad infinita” nombre con el cual originalmente pretendió identificar su guerra contra Iraq, no es otra cosa que una “cruzada infinita” contra el islamismo.

“Cuando una persona habla con Dios, podríamos decir que esta orando, pero cuando es Dios quien habla con la persona podríamos asegurar que ésta sufre de esquizofrenia”.

Prof. Robert M. Sapolsky


El Dr. Justin A. Frank, un respetado psicoanalista y profesor de psiquiatría, en su libro “Bush on the Couch” ( ) señala que, luego de analizar los discursos públicos del presidente Bush, así como los diversos artículos que respecto a él han escrito otros analista y personas que lo conocen bien, ha llegado a la conclusión de que en su psiques existe una dramática división que inevitablemente le limita su capacidad para controlar sus ansiedades y ello le hace ver al mundo en términos de una absurda dicotomía.

El Dr. Frank es una de los pocos pensadores calificados para colocar en la opinión pública de Los Estados Unidos una pregunta crucial: ¿A la luz del record de violencia y crueldad que ha demostrado, és George Bush, psicológicamente, lo suficientemente estable como para gobernar al país más poderoso de la tierra?

El Profesor Robert M. Sapolsky, notable neurólogo de la universidad de Stanford, en su ensayo “Circling the Blanket for God” ( ) establece un punto de vista importante para el esclarecimiento de la conducta fundamentalista de Bush. Sapolsky señala que, al contrario de la creencia generalizada de que la esquizofrenia constituye una sacudida impredecible entre los extremos emocionales, ella es, primariamente una enfermedad donde, a pesar del desorden del pensamiento, presenta patrones consistentes en la mente de quien la padece. Sapolsky establece que los esquizofrénicos muestran “pérdida de asociación” y tienen problemas con el manejo del pensamiento a niveles de abstracción y ello hace que hagan interpretaciones literales de casi todas las cosas.

Desde este punto de vista, la esquizofrenia, podría ser la explicación del comportamiento de algunos fundamentalistas que interpretan los versículos de la Biblia bajo un sentido literal. Cuando oímos historias o relatos la mayoría de nosotros podemos discernir entre lo real y lo fantasioso, entre descripción literal de los eventos y lo simbólico o metafórico, los esquizofrénicos presentan dificultad para este tipo de discernimiento. Los esquizofrénicos, en su mayoría, se ven envueltos en situaciones irreales que más bien pertenecen al campo de la fantasía.

El comportamiento fundamentalista de Bush y de los responsables de la política de Estados Unidos hacia Israel podría estar influenciado por este tipo de comportamiento ya que éllos, en su mayoría, manejan creencias basadas en antiguas interpretaciones de la Biblia.



¿Es Acaso la Religión una excusa de Bush para justificar su decision de ir a la guerra?

Los romanos nunca intentaron mezclar la conquista con la religión, el propio Poncio Pilatos, (gobernador romano de Judea), quedó sorprendido cuando los jerarcas judíos le pidieron la cabeza de Jesucristo en lugar de la del ladrón Barrabás.

Pero ahora, a diferencia de los romanos, a estos nuevos colonizadores si los mueve una concepción divina de la guerra, aquella que pretende justificar la conquista argumentando creencias y profecías.

Es así, como George W. Bush, presidente del imperio, ahora se incluye entre los que se consideran elegidos del Señor y de esta forma, intenta darle también una respuesta religiosa a una guerra que, después de dos mil años de civilización y aún cuando no es más que otra guerra imperial, cínicamente la define como la “gran cruzada por la democracia y la libertad infinita de los pueblos”.

A través de la historia los gobernantes siempre acostumbran invocar la bendición de Dios bajo situaciones de conflicto bélico, por lo cual, la conducta religiosa de Bush, podría ser vista como algo normal en un gobernante de tradición familiar religiosa, pero lo que si debe llamarnos la atención es que, en este caso particular, se trata de una persona que, presidiendo la nación más poderosa del mundo, hace de la política externa un proyecto de lucha teológica global en contra de los “malvados” y quien en su discurso del 2003 sobre el “Estado de la Unión” identificó a Saddam Husseín como “una figura demoníaca y sobrenatural capaz de desatar días de terror jamás conocidos por la humanidad”( )

El reciente libro de David Domke “God Willing?: Political Fundamentalism in the White House, the War on Terror, and the Echoing Press”( ), no solo señala la habilidad de la administración Bush para mezclar la política con la religión y de cómo esta estrategia ha ayudado al presidente Bush a vender la guerra contra el terrorismo, sino que además, en el libro se recoge toda una investigación sobre la interesada y fundamentalista actuación de los medios de comunicación de Los Estados Unidos para crear, durante las tres semanas siguientes a la destrucción de las torres del World Trade Center, una matriz de opinión favorable a las acciones bélicas puestas en práctica por Bush luego de dichos acontecimientos.

Domke identifica cuatro mensajes o pautas de promoción mediática para la guerra: 1- Una concepción en blanco y negro del escenario político mundial tendenciosamente simplista. 2- Llamados para una acción inmediata de formulación y administración de políticas como parte de la “respuesta” a una “misión nacional” contra el terrorismo. 3- Declaraciones en relación a los deseos de Dios respecto al papel de Los Estados Unidos en la difusión mundial de las concepciones de libertad y justicia. 4- Señalamientos orientados a establecer la idea de que disentir de las decisiones de Bush era antipatriótico y de gran amenaza para la nación.

Estos mensajes mediáticos, transmitidos por la red de emisoras de radio y televisión, por el Washington Post, por el New York Times y por centenares de periódicos de todo el país, en opinión de Domke, fueron cuidadosamente elaborados bajo raíces religiosas y de estímulo al nacionalismo en un momento en el cual, a raíz del derribo de la torres, la población trataba de entender lo que había ocurrido y el por qué.

El presidente Bush, con el apoyo de esta campaña mediática, no solo invocaba antiguas profecías bajo un poderoso vocabulario apocalíptico en el que, peligrosamente, aún creen millones de estadounidenses sino que, además, daba inicio a una dinámica de guerras preventivas como la antesala del acercamiento a un final que aparenta ir mucho mas allá de las acciones ya tomadas en contra de Irak y Afganistán.

La guerra preventiva de Bush en contra de los “rogue status”, “bad guys”, y “evildoers” que conforman lo que él denomina el “arco de la inestabilidad” podría ser la antesala de una guerra global que iría desde , Asia Central, el Oriente Medio pasando por el norte de África, Venezuela Colombia y Ecuador hasta llegar a las Filipinas e Indonesia (casualmente cubriendo los mayores reservorios petroleros del planeta)




¿Es la guerra global posible?

Hal Lindsey, el teórico Cristiano Sionista que en la actualidad es el de mayor influencia en el estudio del Dispensacionalismo y el mayor exponente de la interpretación moderna de las profecías de la Biblia, opina que la guerra es inminente.

Lindsey, quien ha sido descrito por la revista “Times” como “el Jeremías de esta generación” y por el “New York Times” como el autor más vendido de esta década(7), en su libro más famoso: “The Late Great Planet Eearth” , donde hasta ahora ha logrado más de 109 ediciones y 40 millones de copias vendidas ( ), señala, casi en forma dogmática, que los sucesos geo-políticos actuales constituyen la respuesta inevitable a lo establecido en la profecía bíblica, por lo cual, no duda en afirmar, categóricamente, la inminencia del fin del mundo.

Hal Lindsey, quien al igual que Darby y Scofield, también señala que sus interpretaciones de la biblia fueron reveladas personalmente por Dios, en su último libro “Planet Earth: The Final Chapter”( ) lleva al lector a través de una escalofriante narración de las batallas finales de la Gran Tribulación que, desde luego, fueron anunciadas hace más de dos mil años en las profecías del Viejo y el Nuevo Testamento( ) pero que ahora, señala, el lector podrá vivenciar durante su propia existencia y podrá además conocer a los líderes que, en el cumplimiento de esta profecía, llevarán al mundo al borde de la extinción. (¿Bush o Sharon?)

Es claro, que las consecuencias de estas exageradas premoniciones escatológicas, bien sea que provengan de reconocidas figuras del mundo académico, de judíos fanáticos o de dirigentes fundamentalistas (George Bush y Tony Blair) no tendrían mayor trascendencia si no fuera por el marco político y económico que las rodea en la actualidad.

Para corroborar estas predicciones Lindsey señala que existen profecías que ya se han cumplido, como la creación del Estado de Israel y la anunciada falla de los seres humanos en lograr una sociedad solidaria, sana y de paz y armonía. También indica que existen otros sucesos en progreso, que configuran lo que pudiera verse como las últimas profecías en proceso de ejecución. Aquí incluye, además de la inusitada presencia de catástrofes naturales como terremotos, maremotos, intensa actividad volcánica, y grandes cambios climáticos causantes de inundaciones y sequías, otros que corresponden al plano del desarrollo de las naciones, como el declinar del poder económico de los Estados Unidos, y el vertiginoso crecimiento de China.

Pero lo que Lindsey no incluye en su lista de profecías cumplidas, es lo que tiene que ver con otros acontecimientos en progreso que son, precisamente, los que pudieran detonar el profetizado final de los tiempos. Estos detonadores tienen su escenario en el Oriente Medio y están representados por la guerra de Estados Unidos con Irak, el conflicto palestino israelí, el incremento de la tensión Estados Unidos-Israel versus Syria e Irán y el llamado Proyecto para una Nueva Centuria Americana.( )

Estos sucesos, si en este momento, fuesen incorporados a las premoniciones de inminente guerra mundial de Lindsey (sus últimas interpretaciones fueron hasta 1998) sin duda las reconocería como el preludio en marcha de la ejecución inmediata de sus profecías.

Todo el planteamiento bíblico de los cristianos dispensacionalistas y las propias profecías de Lindsey solo serían argumentos teológicos y de especulación premonitoria si no fuera porque ellos coinciden con lo que en este momento están desarrollando quienes, tras los bastidores de una organización denominada AIPAC, (American Israel Public Affaires Committe) son los que realmente ostentan el poder político y militar en la Casa Blanca.

Con el arribo de Bush al poder, se iniciaron un conjunto de cambios en el aparato administrativo del gobierno de Los Estados Unidos. Estos cambios, especialmente en los ministerios de Defensa y de Estado, han configurado un terrorífico panorama de plataforma decisional en relación al manejo de la política exterior y a los sucesos posteriores al 11 de Septiembre del 2001.

Como lo señala James Petras en su trabajo “Treason in high places: Pentagón zionist, AIPAC and Israel”( ) “Desde el 9-11-2001 hasta la invasión a Irag, los sionistas del Pentágono y los militaristas civiles han cercado el poder en los Estados Unidos: han logrado marginar la CIA y creado su propio servicio de inteligencia para “cocinar la información” y han, también, puesto en práctica la doctrina de una guerra secuencial que comenzando con Afganistán e Irag, continuaría con Irán, Siria, Líbano, Arabia Saudita y otros países musulmanes”.

Más adelante petras señala: “…entre los hacedores de la política guerrerista de alto nivel, además del propio redactor de los discursos de Bush: David From, se encuentran los sionistas del Pentágono Douglas Feith, Elliot Abrams, Paul Wolfowitz y otros, su presencia en la administración Bush es la culminación de una serie de estrategias políticas promovidas por el Comité de Asuntos Públicos Americano-israelí ( “AIPAC” siglas en inglés) quienes actúan a favor de los objetivos proféticos y expansionistas de Israel en el Oriente Medio”.

El poder de los sionistas de AIPAC sobre el manejo de la política exterior de la Casa Blanca constituye un hecho histórico muy importante en el análisis que venimos haciendo ya que, en estos cruciales momentos para la paz mundial, existe el convencimiento de que la política guerrerista puesta en práctica por George Bush esta, en efecto dominada, sino totalmente controlada, por un grupo sionista fundamentalista cuyos puntos de vista respecto al destino del oriente medio es aún más radical que el que mantienen los extremistas de derecha del partido Likud que hoy gobierna en Israel.

Al respecto, el profesor Edward Said, en su trabajo “American Zionism-The Real Problem” ( ) expresa: “AIPAC ha sido, durante muchos años, una organización muy poderosa no solo porque esta bien organizada, y conectada a nivel nacional con los más ricos e influyentes miembros de la comunidad judía de Los Estados Unidos, sino además porque nadie se atreve a enfrentarla. Existe respeto hacia AIPAC, pero también temor, especialmente en Washington en donde, en cuestión de horas, casi la totalidad de los miembros del Senado pueden ser conducidos a firmar una comunicación al Presidente a favor o en nombre del Estado de Israel”. El Prof. Said se pregunta: “¿Quien se atreve a oponerse a AIPAC y lograr mantener su carrera en el Congreso?”

Las manifestaciones de apoyo que AIPAC ha logrado hacia Israel va más allá de los 3 mil millones de dólares anuales que Estados Unidos da como ayuda a Israel, también vemos un abultado apoyo político y militar.

En lo político, estas demostraciones de apoyo se ponen de manifiesto en los recientes hechos:

La defensa que Bush hace del derecho de Israel al mantenimiento de armas de destrucción masiva a pesar de la acción, a todas luces desproporcionada y genocida que los gobernantes de ese país hacen contra el pueblo Palestino.

El apoyo irrestricto que le brinda a la conducta guerrerista del Primer Ministro (Ariel Sharon) a pesar del sangriento desenlace (segunda Entifada) ocasionado por la desafiante visita que, durante los primeros días de su arribo al poder, éste hiciera a los lugares sagrados del islamismo en Jerusalén.

El respaldo incondicional que sus emisarios en la ONU le brindan a Israel ante la renuencia de su gobierno a aceptar la solicitud que, en forma mayoritaria, le ha hecho ese organismo para que retire el separatista muro de Jerusalén.

En materia de apoyo militar, Estados Unidos, bajo el pretexto de la amenaza nuclear de Irán, esta armando a Israel con 5.000 bombas de precisión controlables por satélite. (…justo las que necesitan para asesinar con precisión a los líderes palestinos del Hamas). Además, le esta entregando 500 bombas de las denominadas “Bunkers Breakers”. Estas bombas no son precisamente las que podrían utilizar en sus diarios enfrentamientos contra los palestinos ya que éllas, han sido diseñadas para penetrar hasta dos metros de sólido concreto armado. (…justo lo necesario para destruir las instalaciones nucleares subterráneas de Irán)

Estos hechos demuestran no solo un doble discurso en relación a la publicitada mediación de paz del gobierno de Estados Unidos frente al conflicto Palestino-Israelí si no que, además, constituye una evidencia fehaciente de que, ni el gobierno de Israel, ni el de Gorge Bush y ni los millones de cristianos Sionistas que habitan en Estados Unidos están dispuestos, por razones meramente religiosas y proféticas, a compartir Jerusalén con los Musulmanes.

Antes por el contrario, el objetivo es el de erradicar a los musulmanes del suelo palestino por cuanto la profecía, en la cual ellos sectariamente creen, anuncia la expulsión de los infieles islámicos de la tierra prometida.

En opinión de la alianza judío-cristiano-sionista, Israel es la única Nación creada por la voluntad divina de Dios y Jerusalén es su ciudad sagrada, de manera que todo aquel que profane el suelo de Israel estará profanando a Dios.

Dentro de este escenario, los judío-cristiano-sionistas continúan considerando que el mundo Islámico aún permanece aliado y en contra de Dios por lo cual tendrá que enfrentar su aniquilación en la batalla de los últimos días.

Estas posturas religiosas en verdad tienen su asidero en las escrituras escatológicas cristianas. Las profecías medievales vieron al Islam como una fuerza demoníaca ya condenada en esa época.

En el año 1190, cuando Ricardo Corazón de León se preparaba para la Tercera Cruzada, la profecía interpretada por Joaquín de Fiore, afirmaba que el islámico gobernador de Jerusalén era el anticristo y que moriría en las manos del cruzado Ricardo durante la conquista de la ciudad sagrada de Jerusalén. Más tarde esta profecía no se cumplió y otros intérpretes comenzaron a señalar al Imperio Otomano como el verdadero anticristo.( )

Después de la caída del Imperio Otomano, el tema del anticristo continuó hasta el siglo XX, primero con la Alemania de Hitler, luego con la Unión Soviética de José Stalim, Nikita Kruchov y del propio Abigail Gorbachov. Pero los fanáticos fundamentalistas, al quedarse sin anticristos, luego de la caída del bloque soviético, volcaron su mirada a su antiguo anticristo, al señalado en las escrituras, al verdadero Satán: el mundo árabe.

Sin embargo, para sorpresa de muchos, uno de los más connotados activistas de la derecha cristiana de Estados Unidos, el reverendo Jerry Falwell,( ) afirmó en 1999, en una conferencia que dictara ante una congregación de fundamentalistas evangélicos realizada en Kingsport, Tennessee que “el anticristo estaba vivo y que haría su aparición durante la próxima década (2000-2010) y que, por supuesto, sería un Judío” El impacto de esta afirmación fue tan demoledor para la congregación judía que, más tarde, Falwell hizo un mea culpa y tuvo que disculparse aparentemente para rescatar su credibilidad política.

Con todo, la creencia prevaleciente es la de un anticristo islámico. Esta postura esta siendo fuertemente soportada por los grupos radicales de Israel quienes con el apoyo del partido Likud gobernante, están demonizando al Islam como un diablo irredimible y condenado a la destrucción,

“El mundo árabe es el mundo del anticristo” escribió Guy Dury en “Escape From the Coming Tribulation” (1975) “Dios dijo que él dejaría la tierra árabe devastada y desolada” señaló Arthur Bloomfield en “Before the Last Battle - Armageddom” (1999)

La retórica anti islámica, se recrudece y peligrosamente acompaña a los proyectos bélicos del imperio. Durante el pasado mes de Junio del 2004 la apocalíptica revista “Midnight Call” publicó un fiero ataque al Islam hecho por Franklim Graham (hijo del predicador cristiano-sionista, Billy Graham) donde textualmente señala: “…Islam is an evil religión” (el Islam es una religión diabólica)

La destrucción que estamos observando en Babilonia nos lleva a la publicación de Charles Dyer: “The Rise of Babilón: Sign of The End Times” (1991)( ) Aquí, Dyer señala que la restauración de Babilonia hecha por Saddam Husseim, fue solo un paso hacia una señal del final de los tiempos, por cuanto tal restauración sería pasajera porque las profecías bíblicas son infalibles y ellas establecen que cuando Babilonia fuese eventualmente destruida Israel finalmente iniciaría su camino hacia la paz y la seguridad.

Dyer pronostica que lo profetizado por Zacarías se cumplirá. Zacarías predijo: “El día llegará cuando se puedan destruir todas las naciones enemigas de Israel”, Las naciones que, en este momento, son enemigas de Israel son, precisamente las señaladas por Bush como integrantes del “eje del mal” y son también las naciones petroleras donde el imperio intenta posicionarse. El pronóstico de Dyer, suponemos que se basa en la posibilidad de que el gobierno de Israel, en retaliación por un ataque nuclear a su territorio de manos de los extremistas árabes, realizaría, con la ayuda de los Estados Unidos, un masivo asalto termonuclear sobre todo el mundo árabe.

El ambiente de propaganda de odio que, estratégicamente, se está creado en contra del pueblo islámico, es similar al logrado por la Alemania Nazi para justificar la persecución y destrucción de la comunidad judía.

Tanto la industria cinematográfica, como Los medios de comunicación controlados por judíos, cristianos sionistas y evangélicos, ya comenzaron a difundir películas y programas de radio y TV orientados a crear una matriz de opinión anti-islámica en el pueblo estadounidense.

En una presentación televisiva( ) el conocido comediante Jackie Mason, en su afamado programa “Jim Bohannon Show”, transmitido a todo el país por la “Westwood One Radio Network, sin la más mínima consideración a la comunidad musulmana residente en Estados Unidos dijo: “El Islamismo es una religión de odio y muerte que recibe sus órdenes de una doctrina que, como el Corán expresa mas de 50 versiones de odio, veneno, hostilidad y muerte…dedicados al terrorismo” y luego agregó: “yo no sé como, en el sentido tradicional, esa doctrina se puede llamar religión. Ella más bien debería señalarse como una teología de muerte creada para matar gente”

De igual forma, otra matriz de opinión (similar a la creada sobre las supuestas armas de destrucción masiva de Husseín, pero dirigida ahora al Gobierno Iraní), pretende hacerle ver a la opinión mundial que el programa de energía nuclear iraní constituye una amenaza para la paz y la seguridad tanto para Israel como para de todo el Oriente Medio.

Israel ahora, con el apoyo de Estados Unidos, se prepara, para hacerle a Irán lo mismo que le hizo a Irak cuando, en 1981, le bombardeó sus instalaciones nucleares bajo la misma excusa de la amenaza.

Ante esta amenaza de bombardeo (ya planificado por Israel y el Pentágono) el General Mas’ud Jazayeri ( ) Director de la Oficina de Publicaciones y Relaciones Públicas del Gobierno de Irán, respondió: “La conexión de Estados Unidos con Israel es como la del perro que guía a su amo ciego” y luego añadió: “Si la República Islámica de Irán es atacada nuestra respuesta será de tal naturaleza que haremos desaparecer toda la entidad sionista” (esto lo dijo en Julio de 2004)




La Ampliación de la Guerra

Pero…después de Irak…¿quiénes serán los siguientes?.

De acuerdo a lo señalado por el influyente columnista Norman Podhoretz ( ) “..la misión de Bush es pelear la IV Guerra Mundial.(la III Guerra fue la llamada Guerra Fría) …una guerra contra los militantes del Islam. Pero ella no se debe confinar solo a los países del “eje del mal” (Irak, Irán y Korea del Norte) si no que debe ampliarse a Siria, líbano e incluso a los pases amigos como Arabia Saudita y Egipto...Bush debe tener el coraje para imponer nuestra cultura política al mundo islámico luego de derrotado en la misma forma como lo hicimos con Alemania y Japón”

Para los que creen en el Apocalipsis la lista apunta a los países islámicos que se encuentran entre los ríos Éfrates y Nilo, de manera que los siguientes serían Irán, Siria, Quatar, Kuwait, Jordania Y Arabia Saudita, pero por razones estratégicas y de movilización inmediata de las tropas ya posicionadas en Iraq, el paso inmediato sería hacia Irán y Siria.

Para ello, la maquinaria de la calumnia y de la mentira certera, previa a la invasión a estos dos países, ya se inició :

En Abril del 2003 John R. Bolton, Viceministro de Estado para el Control de Armas y Seguridad Internacional de los Estados Unidos, refiriéndose a los programas nucleares de Irán y Siria dijo: “Es nuestra prioridad, a fin de garantizar la paz en el Oriente Medio, la eliminación de estos programas, de manera que aquellos que soportan el terrorismo en contra de civiles inocentes no puedan continuar haciéndolo”.

Con la misma intención, el propio Ministro de Defensa Donald Rumsfeld( ) declaró: “Nosotros tenemos información de que cargamentos con suministros militares han estado atravesando la frontera desde Siria hacia Irak” y luego señaló: “Estos suministros constituyen una amenaza directa a la vida de los miembros de las fuerzas de coalición. Consideramos que dicho tráfico constituye un acto hostil del cual tendrá que responsabilizarse el gobierno de Siria”.

Para estar aún más seguros de que Irán y Siria son los próximos “targets” en la lista de invasiones del imperio, veamos lo que el protegido de Bush, el Primer Ministro de Israel, Ariel Sharon, dijo en un artículo publicado por el columnista William Safire en el New York Times de Octubre del 2002: “Los Sirios, conjuntamente con los Iraníes, están jugando un doble juego, ellos están incrementando la tensión en nuestra frontera del norte…los iraníes han suplido a los terroristas entre 9.000 y 10.000 cohetes, incluso, algunos nuevos con alcance de hasta 200 millas. Si la guerra con Irak se mantiene ya veremos como Siria, Irán y el Hezbollah se prepararán para abrir un segundo frente de apoyo a Irak”.

El trabajo previo para la invasión a Irán, posee características similares al realizado para justificar la invasión a Irag: la amenaza de la posesión de armas de destrucción masiva (esta vez por parte de Irán).

Ya comenzaron a verse (vía CNN) declaraciones de expertos internacionales afirmando que nuevas fotos satelitales dan muestra de las instalaciones militares ubicadas al sureste de Teherán y en donde afirman se están realizando investigaciones y pruebas de armas nucleares.

Ante esas afirmaciones, el jefe de la delegación iraní ante la Agencia Internacional de Energía Atómica (“IAEA” en inglés), en respuesta (vía Reuters) aclaró que dichas afirmaciones eran totalmente falsas y que como prueba de ello, el gobierno iraní estaba dispuesto a cooperar con la IAEA si dicha agencia deseaba inspeccionar el sitio.

Por su parte, Mohammed El Baradei, jefe de la Agencia de Inspección Nuclear de la Naciones Unidas declaró (via CNN. 16-09-04) que “no existen evidencias que prueben lo señalado por Estados Unidos en el sentido de que Irán estuviera utilizando su programa nuclear para la fabricación de armas atómicas” y luego agregó “Esto significa que no existen razones que justifiquen solicitar, ante el Consejo de Seguridad, la adopción de medidas punitivas”.

Como se puede apreciar, la táctica de la mentira, empleada en este caso, para justificar la intervención en Irán es muy similar a la utilizada por Colin Powell durante los meses previos a la invasión a Irak. En esa oportunidad, Powell mostró, ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, fotografías satelitales de supuestas instalaciones iraquíes usadas para la producción de armas de destrucción masiva.

En un artículo elaborado por Mike Whitney y publicado en “Znet” el 17-09-04 ( ) Whitney señala: “La administración de Bush esta asumiendo una doble estrategia frente a Irán. En primer lugar, están preparando un expediente de intervención que, basado en el supuesto incumplimiento de Irán del Tratado de no Proliferación Nuclear (NPT en inglés) será presentado ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Esta estrategia se basa en la posibilidad de que dicho Consejo apruebe una decisión que permita a Estados Unidos Atacar a Irán. En segundo lugar, el Departamento de Defensa (DOD en inglés) está tomando la ruta directa a la guerra. Ellos utilizarán las fotografías ante la opinión pública norteamericana, como prueba de la amenaza nuclear de Irán. También acusarán a Irán de estar apoyando la resistencia iraquí. Todo esto será utilizado para justificar un “ataque preventivo” sobre Irán”.

Atacar a Irán desde Israel sería el primer paso para activar el proyecto de guerra preventiva en marcha hacia ese país. A las excusas de la existencia de armas nucleares y los señalamientos de la vinculación del gobierno iraní con los terroristas de la resistencia iraquí, se le agregaría la más peligrosa de las razones desde el punto de vista de la globalización de la guerra: la activación de la “Doctrina Carter” para evitar la presencia en el Golfo Pérsico de los intereses petroleros de la República Popular de China.

Irán, al igual que Libya, se encuentra bajo a una sanción económica aplicada por Estados Unidos: la llamada “Iran-Libya Sanctions Act” (ILSA). Bajo esta sanción se penaliza a cualquier empresa extranjera que se atreva a invertir en la industria petrolera o gasífera de estos países.

China se atrevió a negociar con el gobierno de Irán y en Noviembre del 2004, Beijing firmó con Teherán un acuerdo por 100 mil millones de dólares por la compra de 10 toneladas de gas natural licuado por un período de 25 años y por la participación de la Compañía Petrolera del Estado Chino en actividades de exploración, perforación y procesamiento petroquímico de hidrocarburos.

La decisión de China de invertir en la industria petrolera del suelo Iraní se convierte en el mayor desafío a los intereses de la Pax Americana en la región del Asia Central y del Oriente Medio.

Irán, por su parte, ante la amenaza de invasión del imperio norteamericano, está por unirse al poderoso eje conformado por China Y Rusia bajo el llamado “Shanghai Cooperation Organization” (SCO)

Los pasos dados por Irán en esta manifiesta alianza con la economía de mayor crecimiento en el mundo, lo que significa, en el lenguaje geopolítico de la guerra, es la posibilidad de un respaldo del gigante asiático en caso de una invasión a su territorio.

En la lista podrían seguir Siria, (país petrolero acusado también de poseer armas de destrucción masiva), Libia, Líbano, Yemén, y Somalia, pero la desesperada sed de petróleo que padece el imperio los podría llevar al país africano que, en este momento, les llama más la atención: Sudán, país islámico con un conflicto en progreso, y con grandes reservas petroleras.

La maquinaria de ablandamiento a través de la mentira es ahora, simultáneamente dirigida a Sudán. Desde 1999 en la ciudad de Darfur (donde están los pozos petroleros bajo gestión de la compañía China, “China Nacional Petroleum Company”) se ha desatado un conflicto entre una guerrilla paramilitar (¿financiada por el imperio?) y tropas del gobierno sudanés. El enfrentamiento aún continúa y en abril del 2004 la cadena de noticias CNN mostraba escenas de refugiados que huían de las terribles masacres de la confrontación. Señalaban entre 30.000 y 50.000 el número de muertos cuando, en realidad, el número de bajas de ambos bandos, durante todo el período, no supera las 1.200 personas, pero ello fue suficiente para que la cadena de noticias del imperio comenzara a difundir, precisamente ahora, noticias sobre un genocidio en progreso.

“Yo creo que tenemos la responsabilidad moral de hacer todo cuanto esté a nuestro alcance” dijo Tony Blair (refiriéndose al conflicto de Sudán) en una conferencia de prensa el 22 de Julio del 2004 en Londres. Dos días más tarde las Naciones Unidas aprobó una resolución de envío de sus cascos azules a Sudán si, en un período de 30 días, el gobierno de esa nación no resolvía satisfactoriamente el conflicto.

“El Gobierno de Sudan tiene 30 días para resolver el conflicto o de lo contrario la Organización de las Naciones Unidas se verán obligadas a intervenir militarmente”. Señaló Cofi Annan (uno de los hombres más acosado por el imperio) Secretario General de las Naciones Unidas, en conferencia de prensa del 23 de Julio del presente año.

“El gobierno de los Estados Unidos respalda la decisión de las Naciones Unidas y se encuentra listo para dar cumplimiento al mandato que establece un período de 30 días para que el gobierno de Sudán resuelva el conflicto con los paramilitares en la ciudad de Darfur” acotó ante las cámaras de CNN el Secretario de Estado Colin Powell el 4 de Agosto de 2004.

Posteriormente y luego de la “campaña restauradora” del Oriente Medio, del asalto al petróleo de Sudán y de la liquidación de los islámicos “evildoers”, el Pentágono podría decidir avanzar hacia Korea de Norte (país comunista sin petróleo pero con armas nucleares) o Venezuela (país con las mayores reservas de crudo pesado del mundo) y, finalmente Cuba, país sin petróleo pero con una recia postura antiimperialista y de lucha por la soberanía de los pueblos.

Las mentiras sobre Venezuela van desde tener un gobierno que apoya a las guerrillas colombianas y al narcotráfico hasta el haberse convertido en un país peligroso para el continente, que irrespeta los derechos humanos y que ha confiscado el poder Judicial.

Respecto a Cuba, la prosapia denigrante e insana de George Bush no tiene límites y en reciente conferencia de prensa llegó a decir que en Cuba no solo se irrespetan los derechos humanos si no que además, la isla se ha convertido en un antro de comercio sexual y de tráfico de menores.


¿El Final de los Tiempos?

Los caballos de la guerra marchan a galope tendido, Bush ha ordenado la disposición de fuerzas masivas en toda la región del oriente medio mientras simultáneamente, compromete fuerzas para Filipinas y Korea del Norte creando el mayor teatro de confrontación bélica del presente milenio. De acuerdo con el Washington Post, la diapositiva final de esta presentación describe a “Irak como un pivote táctico, a Arabia Saudita como un pivote estratégico y a Egipto como el premio final”

La tendencia, como hemos visto, es la de identificar al mundo islámico como el anticristo y a las profecías como el soporte religioso que justifique una conducta imperial de robo, depredación y pillaje en aras de una paz y de una justicia basadas en la persecución y aniquilación del Mundo Islámico.

Pareciera que las cartas del anticristo ya están echadas No es cierto que el resultado de las elecciones en Iraq pueda cambiar la peligrosa tendencia a la conflagración o se pueda decidir el destino de la guerra (o de la profecía). Quienes confían en Bush no creen estar frente a un presidente guerrero y genocida, para la gran mayoría de los creyentes del país desarrollado más religioso del mundo (90 % de la población cree en Dios y 80% cree en milagros) el presidente George Bush fue puesto en la Casa Blanca por la gracia divina de Dios y allí debe continuar hasta que concluya su misión.

Hace 60 años un General Alemán llamado Herm Goering dijo:”…Hitler fue enviado a nosotros por Dios para salvar a Alemania”

Hoy, otro general, esta vez uno estadounidense llamado William Boykin( ) expresó: “…Bush está en la Casa Blanca porque Dios lo puso allí para tiempos como estos”

Los que creían que John Kerry, ganaría las elecciones del 2004 y que esperaban que el candidato demócrata, hiciese regresar a casa a los combatientes de Irak, aún no se han percatado que esta guerra no es la guerra de Bush, ni tampoco hubiese sido la de Kerry, ya que ellos, o cualquiera que ocupe el salón Oval de la Casa Blanca, son solo ejecutores de una política neoimperial que, en los últimos años, ha consolidado una indetenible maquinaria de posicionamiento global de un imperio en el abismo que solo busca garantizar su propia sobrevivencia.

De acuerdo a una encuesta realizada en Diciembre del 2002 por la empresa Gallop( ) un 46% de la población de Estados Unidos esta compuesta por Evangélicos, Cristianos Sionistas y Judíos y todos comparten la visión de un nuevo milenio a partir del final de los tiempos cuando Jesucristo se enfrente a Satán en la gran batalla de Armageddom.

La visión del nuevo milenio que sostienen es fundamentalmente apocalíptica y con profundas raíces en la tradición judía, se aferran a la premonitoria idea de que el momento de la justicia divina ha llegado, una justicia que, por no tener compromisos, auguran que será violenta y sangrienta.

Esta visión de la guerra como un mal necesario y como la única forma de lograr la paz y la justicia, es lo que ahora comparten tanto cristianos fundamentalistas como judíos e islamistas.

Esta singular coincidencia entre la interpretación de las profecías de Daniel e Isaías y el escenario bélico creado por el ocaso del imperio es lo que subyace en las actuales decisiones de una dirigencia desesperada que, como la de Estados Unidos, ha puesto a la sobrevivencia humana en la ruta a una muerte sin retorno, que representa la llamada “Nueva Centuria Americana”.

Entre el río Éufrates en Irak y el río Nilo en Egipto (Irak, Irán, Kuwait, Siria, Jordania, Palestina, Israel, Arabia Saudita, Libano y Egipto) se encuentra una gigantesca cuenca de petróleo pero, además de este “oro negro”, también se encuentra la “tierra prometida” y el escenario para lo que podría ser la profecía autocumplida del nuevo milenio: la gran batalla de Armageddom.

(*)Exvicerrector Administrativo de la UCV