CENTRAL POPULAR DE LUCHA

Por la Dignidad Nacional y la Soberanía Popular

 

 

Situación

 

 El Capitalismo está atravesando dentro de su crisis permanente, una de las más profundas desde su nacimiento. No solo la veníamos previendo, sino que hicimos múltiples y sesudos análisis orales y escritos al respecto, a veces coincidentes, otras veces no tanto. Pero vinieran del partido, organización, núcleo político,  grupo o individuo que vinieran, siempre mostrando como consecuencia última, la desocupación,  el hambre, la desesperación y la miseria en la que ya hoy estamos sumidos los Trabajadores y el Pueblo de nuestro país y del mundo entero.

El costo de la crisis recaerá, sin ninguna duda sobre nuestros hombros, si no hacemos lo necesario para que el sistema no se reconstituya, cosa que ocurrirá indefectiblemente, en  caso que no haya acción organizada en contrario.

Para evitarlo, es imprescindible que hagamos lo que hasta ahora no fuimos capaces de hacer: construir UNIDAD no solo para la lucha corporativa, (eso si lo hacemos), sino para llevar adelante la lucha política, de la cual no podemos desentendernos y es nuestra obligación militante. Deberíamos tratar con todas nuestras fuerzas de que esta crisis se transforme en terminal para los capitalistas, solo así la pagarán los que la produjeron, que son quienes hoy están conduciendo hacia su destrucción, el destino de la HUMANIDAD. De esta edificación perversa no tiene que quedar nada, ni un ladrillo, porque si dejamos solo uno se reconstituirá.

La situación que tanto en el mundo como en nuestra Argentina ha generada el Capitalismo, esta siendo resistida por la Clase Trabajadora. Pero la resistencia no alcanza,  la UNIDAD se torna imprescindible para transformar la resistencia en organización y la organización en lucha por el poder.

 

 

Una realidad que lastima, y que hay que cambiar

 

Nuestro país vive momentos difíciles, pero esta realidad no es nueva para la inmensa mayoría de los habitantes de este suelo. Desde sus orígenes la República fue regida por un sistema de explotación de los más humildes, en favor de las minorías que detentan el poder político y económico. Y esa realidad no fue cambiada por ningún gobierno, más allá de algún periodo más o menos duro para el pueblo.

Lo cierto es que siempre la riqueza producida por la mayoría trabajadora fue a parar a manos de la minoría explotadora, hoy cada vez más ligada al poder económico transnacionalizado. La injerencia extranjera en nuestra economía ha producido un saqueo descomunal de nuestras riquezas, acentuado a partir de la década del ’90.

Esta injusta realidad es la madre de todos los males que sufre nuestro pueblo, y para modificarla hay que indefectiblemente producir cambios profundos y radicales en la estructura política, social, cultural y económica de nuestra sociedad. Pero ello no será posible sin la construcción de una poderosa herramienta política de masas.

Desde la Central Popular de Lucha queremos contribuir a esa imprescindible tarea, basados en los siguientes fundamentos

 

 

Por la Dignidad Nacional

 

Para pararnos dignamente como Nación ante el resto de los pueblos del mundo, tenemos que tener como principio la eliminación de la injerencia externa en la vida de nuestro país.

Para ello es imprescindible la recuperación de nuestros recursos naturales y estratégicos, hoy en manos privadas y foráneas.

De la misma manera, simultáneamente, a terminar con la agresión al medio ambiente que pone en riesgo la salud y la vida del pueblo entero, y empeña nuestro futuro y el de nuestros hijos y nietos.

La reestatización de las empresas privatizadas y concesionadas, para que sean manejadas por trabajadores y usuarios comunes, debe ser un objetivo irrenunciable para tal fin.

En ese marco, debe priorizarse la relación con los pueblos de Suramérica, principalmente con los que hoy desarrollan procesos antiimperialistas y revolucionarios, como Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua.

 

 

Por la Soberanía Popular

 

Sólo basados en los puntos anteriores podremos aspirar a terminar con la pobreza y los privilegios que la provocan.

Para ello hay que encarar políticas agresivas de distribución real y equitativa de las riquezas que producen los trabajadores, desde la perspectiva de las mayorías (y no como hasta ahora, que son las minorías poderosas quienes tienen a cargo esa tarea, generando la triste realidad que nos toca vivir)

Es imprescindible socializar el manejo de las bases de la economía. Sólo así tendrá sentido una reforma política, donde efectivamente gobiernen las mayorías, con revocabilidad de mandatos, sin inmunidad que provoca impunidad; donde los funcionarios y legisladores a nivel nacional, provincial y municipal no ganen más que el promedio de un obrero industrial.

Es imposible pensar en un país justo con la actual estructura demográfica, por lo cual es imprescindible fomentar una redistribución de la población y una reforma agraria basada en la colectivización, terminando con el anacronismo del latifundio.

El respeto a los derechos de los Pueblo Originarios es una asignatura pendiente que debemos solucionar, constituyendo una reparación histórica que debe encararse de manera inmediata.

 

Estos cambios profundos solo serán posibles si terminamos con la vieja y vetusta estructura política que nos gobierna, donde los partidos políticos tradicionales se constituyen en representantes de las diferentes facciones del poder económico. Desde la Central Popular de Lucha por la Dignidad Nacional y la Soberanía Popular bregamos por una sociedad distinta, donde sean los trabajadores y las mayorías populares quienes tomen las riendas de la política, a través de las Asambleas Populares para así poder lograr la justicia y la felicidad que nuestro pueblo merece.

 

 

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