El kirchnerismo, la táctica del engaño y la extorsión, y el papel de la izquierda

 


Dos compañeros de trabajo se encuentran, y uno quiere convencer a otro de asistir a un acto oficialista
- “Compañero, Néstor y Cristina son los líderes de la Liberación Nacional. Estos zurdos que se oponen al gobierno son funcionales a la derecha”
-“Ah, ¿si? ¿y cuáles son sus políticas para la Liberación?”
- “Mantener al país dentro de las reglas del Mercado Financiero Internacional, Pactar con el FMI, BM, BID y Club de París, sostener el sistema de explotación capitalista transnacionalizado, congraciarse con el G-7, apuntalar las empresas de servicio privatizadas, subsidiar a las empresas privadas, no recuperar el Petróleo ni los Recursos Estratégicos Naturales, poner la explotación minera en manos de empresas extranjeras, y pagar la Deuda Externa”
- “Ah, entonces con ustedes... la Derecha no hace falta”
Desde sus inicios, el gobierno kirchnerista y su entorno se ha encargado de crear una identidad bien definida a los ojos de la sociedad argentina. Se hacen llamar “Nacionales y Populares”, “Progres”, asumieron una mística “setentista”, dicen luchar por la “Liberación Nacional” y tienen un discurso que algunos desprevenidos podrían tildar de “antiimperialista”. Con ello se han ganado el favor –y el fervor – de muchos honestos compañeros que se encargan, desde un imaginario “izquierdista”, de difundir y defender las acciones de la administración K.
Quieren hacer aparecer –y lo logran, lamentablemente –al oficialismo como el “zurdaje”
Basados en estos conceptos (y teniendo en cuenta que el kirchnerismo apareció como la opción “potable” para las clases dominantes, para recomponer la legitimidad y gobernabilidad del sistema, puesto en jaque por la Rebelión Popular del 2001), ante el avance de la “derecha tradicional”, éstos compañeros nos quieren comprometer -junto con los alcahuetes del matrimonio presidencial -, a los militantes de izquierda a “apoyar al gobierno”, para no “ser funcionales a la derecha”.
Ellos nos quieren decir que si nos oponemos al oficialismo, nos alineamos con los sectores más reaccionarios de nuestra sociedad.
Y se postulan como “el progresismo” o la “izquierda sensata y posible”
Ante estos planteos, yo quisiera invertir la carga de la prueba. Y preguntarles a ellos:
“¿qué es lo que ustedes entienden por derecha?”
Me parece que ésa es la forma correcta de plantear el problema. Porque… el gobierno y sus acólitos nos dicen “nosotros o la derecha”, y nos conminan a apoyarlos. Pero… ¿qué políticas son las que nos piden que apoyemos?
El diálogo que encabeza esta nota es más que elocuente. Este gobierno no ha tocado NADA de la estructura económica de dependencia y saqueo de nuestras riquezas, puesta al servicio, obviamente, de los sectores concentrados del poder económico internacional.
¿Qué es lo que quieren que apoyemos, entonces?
Los militantes de izquierda cargamos con muchos defectos en nuestras mochilas: aún no podemos acertar para unirnos, podemos aparecer como intolerantes y hasta soberbios a veces, no logramos tender puentes que nos acerquen al favor de las mayorías populares, pero… tenemos principios.
Principios ideológicos y éticos.
Y entonces, aunque nos pidan y nos extorsionen, no vamos a apoyar ni a éste ni a ningún gobierno que estructure una sociedad desigual y de explotación.
¿Podemos apoyar un gobierno que, luego de siete años en la Casa Rosada, ha conseguido que el 70% de los asalariados del país (más de 10 millones de trabajadores) ganen menos de $1900, cuando la canasta familiar ronda los $4200 según la CTA? NO, no podemos
¿Podemos apoyar la mentira permanente, el engaño sobre las “obras para todos” que reparten miseria, como las redes de agua “potable” que no lo es, como las plantas de tratamiento que no tratan sino pre-tratan poniendo en riesgo la salud de la población? ¿incluso obras que el 95% de los habitantes de este país no podrá disfrutar, cómo las que se realizan en los centros turísticos que sólo están pensados para que puedan disfrutarlos los ricos y los extranjeros? No, no podemos
¿Podemos apoyar un gobierno que se apoya en la estructura podrida y corrupta del PJ, con gobernadores que se enriquecen en su función, con intendentes mafiosos, con sindicalistas traidores, con punteros que obran como fuerza patoteril contra todo el que se anime a protestar? NO, no podemos
No vamos a apoyar mantener al país dentro de las reglas del Mercado Financiero Internacional, Pactar con el FMI, BM, BID y Club de París, sostener el sistema de explotación capitalista transnacionalizado, congraciarse con el G-7, apuntalar las empresas de servicio privatizadas, subsidiar a las empresas privadas, no recuperar el Petróleo ni los Recursos Estratégicos Naturales, poner la explotación minera en manos de empresas extranjeras.
No vamos a apoyar, de ninguna manera, el pago de una Deuda Ilegal, Ilegítima y Fraudulenta, y que, a pesar de ello, ya hemos pagado varias veces y con creces. Una “deuda” que fue investigada durante 18 años por un juez (Ballesteros) de las entrañas del sistema, que no es ni Lenin ni el Che, y que sin embargo determinó su Ilegalidad, contabilizando 477 delitos en su conformación, en un fallo histórico dado en el año 2000.
Este gobierno y sus cortesanos quieren terminar de legitimar ese odioso “endeudamiento” – que ha provocado nada más que desgracias para nuestro pueblo, traducidas en hambre, miseria y muerte – a los ojos de los buitres financieros, buscando la aprobación del Congreso Nacional.
Los militantes de izquierda no vamos a hacernos cargo de las culpas de los traidores al pueblo. Si la derecha que en el año 2003 estaba hundida en el más profundo foso del océano, hoy está viva y disputando institucionalmente el poder, es pura y exclusiva responsabilidad del gobierno K y sus desastrosas políticas que sólo le venden espejitos de colores a la gente.
Que no nos vengan más a extorsionar con eso de “nosotros o la derecha”, porque con gobiernos “progres” como este… la derecha puede estar muy tranquila. Y los poderosos contentos.
Está en nosotros la responsabilidad de terminar con la concepción posibilista y resignada del “mal menor”. Los sueños de una sociedad justa de verdad no pueden y no deben ser entregadas a las manos rastreras de los que engañan y explotan en los hechos, por más que los discursos suenen medianamente atractivos en alguno de los aspectos que debemos defender.
Esa postura es la postura de la impotencia. De la incapacidad para crear lo que verdaderamente hay que generar, una herramienta política de masas que luche por el poder para poder cambiar esta injusta realidad de raíz, para que por fin gobiernen los que nunca lo hicieron en nuestra historia: los trabajadores y las mayorías populares.

Gustavo Robles

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