Monseñor Romero. En el 30 aniversario de su muerte

 


Monseñor Romero ha dejado una impronta en el país, en el pueblo salvadoreño. Él hizo posible que la teología de la liberación fuese praxis liberadora en un país en el que el imperio norteamericanos hizo y hace lo que se le antoja.
Desde hace ya 30 años quienes sentimos su muerte, echamos en falta - y le recordamos - no por su martirio si no por su compromiso con los más pobres del país, y teniendo en cuenta su práctica liberadora es que podemos realmente hablar y vivir a Romero.
Él supo combinar teoría y práctica teológica en la realidad salvadoreña. Hablar de Romero es señalar a los culpables de sus asesinato, recordar a monseñor supone seguir creyendo que sólo con la organización social y política es posible cambios radicales en el estado salvadoreño. Monseñor romero fue el primero, desde la iglesia en el salvador, señalar las verdaderas causas de la miseria y la pobreza en el país.
Él sabía muy bien lo que decía. Sabía cómo funcionaba la oligarquía y la burguesía del país. Sabía tanto de ellos porque venía precisamente de ahí. La oligarquía como la burguesía fueron sus mecenas en el arte de la mentira y del soborno, con él lo hicieron sin que él fuese consciente de ello, al menos eso parece, porque es mucho después que se da cuenta de cómo la oligarquía y la burguesía lo habían estado utilizando como un obispo que en nombre del dios de los ricos, justifica la represión y el asesinato.
Sin embargo es a partir de la muerte de su amigo Rutilio Grande, sacerdote jesuita asesinado por los cuerpos represivos que Monseñor se da cuenta de cuál es la realidad que envuelve al país, y que los verdaderos responsables de tantas injusticias son precisamente quienes le adulan. No tarda en darse cuenta y empieza su corto pero intenso camino en la historia de El Salvador, y, se pone al lado de los más pobres del país.
La guerra terminó en el país. La guerrilla salvadoreña entregó las armas y se rindió a las componendas políticas y a las reformas. Hoy podemos leer muchos de los acierto políticos de Monseñor Romero en la realidad salvadoreña, sus denuncias contra la corrupción y contra la injusticias siguen tan vigentes como hace treinta años.
Termino la guerra sí. Y este artículo pretende en su aniversario; recordar a Romero pero también hacer praxis la denuncia. Terminó la guerra y lo que nos ha realidad y la historia nos está demostrando en estos casi veinte años de que finalizó la guerra es que las elecciones no son la panacea de los cambios que se tienen que hacer en El Salvador. Porque como la mayoría del pueblo que las elecciones, son la herramienta política y eficaz para que el imperio yanqui justifique su injerencia tácita en el gobierno, gobierne quien gobierne. El sometimiento económico a las políticas neoliberales impulsadas por los gringos siguen siendo las mismas y son las que, en estos tiempos, sigue llevando a la inmensa mayoría del planeta a vivir en condiciones paupérrimas.
Y es ahí, precisamente ahí, donde la palabras de Romero les denuncia. Y hablar de la realidad salvadoreña en el 30 aniversario de su muerte es hacer memoria de Romero, es como hacer una presencia actual de sus denuncias. “de nada sirven las reformas si van teñidas con tanta sangre” esto fue lo que les dijo a los dirigentes de la democracia cristiana que haciendo uso de un golpe de estado llegaron al poder. Al principio pidió “prudencia”, pidió confianza…, pero al cabo de poco tiempo se dio cuenta que la realidad, le estaba demostrando que el imperio, la burguesía y sus militares se ensañaban, reprimiendo a las organización populares, en vez de calma el pueblo tuvo más represión. Es más fue en el corto periodo del gobierno de la democracia cristiana cuando más se reprimió al pueblo, y Romero, enseguida vio la mano yanqui estaba detrás del gobierno demócrata cristiano.
Las elecciones en el país han llevado a Mauricio Funes al poder, si, a Funes, pero no al partido del FMLN. Esta demostrando que la política económica es la que la extrema derecha salvadoreña adopto según las órdenes del imperio por medio del FMI y del BM. El FMLN no gobierna, el que está gobernando en el país es Mauricio Funes y sus amigos, esos que le auparon para irse a las elecciones con el FMLN. La miseria sigue en el Salvador. 30 años después de la muerte de Romero. Las situación de miseria y pobreza continúa siendo el día a día de la mayoría salvadoreña.
En este 30 aniversario además de recordar y rememorar su nombre y su práctica revolucionaria de la mano de la teología de la liberación es necesario reflexionar qué se está haciendo ahora en El Salvador, y si las cosas van mal, se tendrá que revisar, otra vez, la historia y aprender como lo hizo Romero el día que decidió defender y luchar por la clase obrera, campesina y por los millones de pobres que habían y hay en el país.

Txanba Payés

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