SOCIALISMO del siglo XXI
Por Punto final - Saturday, Oct. 15, 2005 at 9:41 PM
 
¿Dónde va Chávez?
EL Presidente Hugo Chávez Frías 
con el director de "Punto Final", Manuel Cabieses 
Esta entrevista a Hugo Chávez Frías, presidente de la República Bolivariana de 
Venezuela, se efectuó el 27 de julio. El escenario: un patio en el piso superior 
del palacio de Miraflores que Chávez ha convertido en jardín. A veces juega allí 
con su nieto. Entre las plantas hay una hamaca para el descanso. 
En un ángulo del patio, Chávez tiene su escritorio a la sombra de un bohío 
caribeño. Es el rincón privado donde lee, escribe y recibe visitas informales. 
En estos días está leyendo "Memorias de ultratumba", de Chateaubriand, que le 
obsequió el vicepresidente José Vicente Rangel. El presidente está dentro de 
Miraflores, pero lejos del protocolo palaciego. Desde la calle suben gritos de 
vendedores y el ruido de vehículos que le quitan sosiego al rincón campesino en 
que Chávez quiere aislarse. 
Nacido hace 51 años en el poblado de Sabaneta, Estado Barinas, en el seno de una 
familia muy modesta, Chávez se ha convertido en un arrollador fenómeno político 
a escala latinoamericana. Desde luego, en su país es el presidente sobre el cual 
más libros -a favor y en contra- se han escrito. Sin mencionar que de su 
Constitución Bolivariana se han publicado millones de ejemplares. 
Desde el 6 de diciembre de 1998, en que ganó la presidencia con 56,24% de los 
votos, no ha cesado de ganar confrontaciones electorales -incluyendo el 
referéndum del 16 de agosto de 2004 sobre su permanencia en el cargo-. La 
legitimidad democrática de su mandato se ha convertido en contundente desmentido 
a la campaña internacional que dirige Estados Unidos contra su gobierno. Las 
encuestas -de empresas privadas opositoras, algunas norteamericanas- le 
acreditan más de 70% de apoyo popular. Eso le asegura la reelección en diciembre 
de 2006. 
La oposición se ha destrozado a sí misma intentándolo todo para derrocar o 
asesinar a Chávez. Incluyendo el golpe de Estado de abril de 2002, el paro 
patronal y sabotaje petrolero de dos meses, en 2003, que causó pérdidas por 14 
mil millones de dólares a la economía venezolana. 
En diciembre de este año se le presenta una nueva oportunidad porque hay 
elecciones parlamentarias (en Venezuela, esa rara "dictadura" que describe la 
oposición, hay elecciones a cada rato). Sin embargo es difícil que una oposición 
diezmada y carente de principios democráticos saque lecciones de sus propias 
torpezas. El pasado 1º de agosto hubo elecciones municipales y aunque la 
abstención en esos eventos siguió siendo muy alta, un 68,4%, la alianza de 
gobierno eligió el 80% de los concejales. El Movimiento V República, de Chávez, 
alcanzó por sí solo el 58% de los votos. El principal partido de oposición, 
Acción Democrática, socialdemócrata, obtuvo 18%. Otros grupos menores llamaron a 
no votar, jugando con oportunismo a la tendencia histórica de las elecciones 
municipales que llegó a una abstención de 76,3% en los 40 años que gobernaron AD 
y el socialcristiano partido Copei. 
Chávez y su gobierno, más allá de la revolución bolivariana que realizan en 
Venezuela, se han convertido en surtidor de iniciativas de integración y 
hermandad en América Latina y el Caribe. A través de la integración -a cuya 
disposición pone el enorme potencial energético de Venezuela-, el gobierno de 
Chávez divisa un camino inédito al socialismo. Porque después de seis años y 
medio de tormentoso gobierno, enfrentando a un poder imperial implacable en sus 
designios e inescrupuloso en sus métodos, Chávez ha llegado a la conclusión que 
sólo el socialismo -despojado de lastres burocráticos, dogmatismos ideológicos y 
errores del pasado- puede traer justicia social y derrotar la pobreza. 
Ha comenzado por un ensayo de poder popular en su propio país de 24 millones y 
medio de habitantes. Pero a la vez ofrece al vecindario el respaldo de la 
riqueza petrolera y gasífera venezolana, que permitiría construir nuevos 
instrumentos de integración regional. Una integración en todos los ámbitos, 
desde lo económico hasta lo político. Chávez, sin duda, juega fuerte. Su apuesta 
puede resultar porque, desde luego, ha provocado un sorprendente interés en 
América Latina por volver a discutir los temas del socialismo a la luz del 
fracaso y desprestigio del neoliberalismo. 
Esa resurrección del viejo fantasma que aterroriza a los privilegiados, se 
sustenta en la vasta corriente de apoyo popular que en América Latina acompaña a 
la revolución bolivariana de Venezuela y que provoca profunda preocupación a 
Washington. 
De estos temas hablamos con el presidente Hugo Chávez. Pero también de "Punto 
Final", que en septiembre cumple 40 años de su fundación. Por ahí, en realidad, 
se inició la conversación. 
"¿Cuarenta años cumple Punto Final, Manuel?" 
Cuarenta años, presidente. Claro, hubo un largo intervalo: 17 años de dictadura 
militar. La revista estuvo clausurada desde el 11 de septiembre de 1973 hasta 
agosto de 1989. Durante un tiempo apareció en México bajo la dirección de Mario 
Díaz, un periodista chileno que vivió parte de su exilio aquí, en Venezuela. 
"Pero lo que ustedes rescatan es el año de su nacimiento... En 1965". 
En efecto: el tiempo perdido es un tiempo que también nos pertenece... 
"¿Y el nombre Punto Final de dónde salió?" 
De una conversación con Mario Díaz, mi camarada en esta aventura. La idea era 
poner punto final a un tema, es decir agotarlo. Sobre todo aquellos asuntos 
censurados por la publicidad comercial, la restricción del espacio u otras 
formas de censura que limitan la libertad de expresión de los periodistas. 
"O sea, llegar al fondo de un asunto, sin limitaciones, sin mordaza...". 
En efecto, esa era la idea y sigue siéndola. 
("Pasa, pasa compadre, siéntate aquí -se dirige al fotógrafo Marcelo García-. 
Pero esta foto así, separados por una mesa, no me gusta... Vamos a conversar 
allá". Chávez indica el pequeño jardín vecino. Terminadas las fotos, entramos en 
tierra derecha en la entrevista). 
Presidente: lo primero que quiero plantearle es el interés por conocer algunas 
ideas sobre una discusión que usted mismo ha provocado, tanto en Venezuela como 
en América Latina. Me refiero al socialismo del siglo XXI. El tema es muy 
atractivo para los lectores de "Punto Final" y para la Izquierda en general en 
muchos países. Imaginar un nuevo socialismo es todo un desafío, no sólo 
intelectual sino político. Me parece que su intención es que un conjunto de 
ideas sean elaboradas por amplios sectores sociales y políticos, no esperar la 
receta de un Carlos Marx que nos ilumine sobre lo que hay que hacer. Sin 
embargo, usted puede estimular esta discusión con algunas ideas y propuestas de 
lo que considera debería ser el socialismo del siglo XXI. 
"Mira, Manuel, lo primero -permíteme- es felicitar a Punto Final por sus 
cuarenta años de batalla, sembrando ideas revolucionarias y abriendo las anchas 
alamedas de que habló nuestro compañero presidente Salvador Allende. Y también 
saludar por intermedio de PF al pueblo chileno y a todos los pueblos 
latinoamericanos. 
Ahora entremos al tema del socialismo del siglo XXI. Primero, en lo personal se 
trata de un asunto de conciencia. ¿Por qué? Porque uno viene evolucionando en su 
pensamiento. En mi caso he venido adquiriendo experiencia y recogiendo ideas 
producto de esa dialéctica que se reproduce entre la teoría, los debates, las 
discusiones y la práxis de lo que está ocurriendo en Venezuela. Estos seis años, 
Manuel, han sido muy ricos, nos han nutrido desde el punto de vista de las 
ideas. Han alimentado nuestro pensamiento. Como sabes, estoy pronto a cumplir 51 
años (al día siguiente de esta entrevista. N. de PF). Comencé en esta lucha allá 
por los años 80. Recordaba hace un rato con Beto Almeida (dirigente social 
brasileño. N. de PF), que poco antes de los 80 comenzamos a formar en el seno 
del ejército una corriente bolivariana y nacionalista que ni siquiera se 
planteaba una revolución. A mediados de los 80 propuse a mis compañeros 
militares agregar la letra R -de revolución- a la sigla de nuestro movimiento 
que se llamaba EB-200 -Ejército Bolivariano 200 porque en 1983 era el 
bicentenario del nacimiento de Bolívar-. El movimiento nació en 1982 en un acto 
simbólico. En realidad, era una pequeña célula clandestina. Por el año 87, dimos 
una discusión que fue dura. El movimiento había crecido pero todavía éramos 
pequeños grupos, que al fin nos definimos como un movimiento bolivariano 
revolucionario. Lo que perseguíamos era eso, una revolución, una transformación 
política, social, económica y cultural inspirada en el planteamiento de Bolívar. 
Diseñamos así lo que hemos llamado el 'árbol de las tres raíces', que es nuestra 
fuente ideológica. Consiste en la raíz bolivariana (su planteamiento de igualdad 
y libertad, y su visión geopolítica de integración de América Latina); la raíz 
zamorana (por Ezequiel Zamora, el general del pueblo soberano y de la unidad 
cívico-militar) y la raíz robinsoniana (por Simón Rodríguez, el maestro de 
Bolívar, el Robinson, el sabio de la educación popular, la libertad y la 
igualdad). Este 'árbol de las tres raíces' dio sustancia ideológica a nuestro 
movimiento...". 
REVOLUCION ANTIIMPERIALISTA 
¿Pero entre ustedes había militares con formación marxista? 
"Sí, los había. Mis primeros contactos con el mundo político, por ejemplo, 
fueron con un ex guerrillero venezolano a quien respeto mucho, Douglas Bravo. Me 
reuní con él varias veces, incluso antes que naciera nuestro movimiento. 
Douglas dirigía el movimiento Ruptura, que tenía una revista del mismo nombre. 
(Bravo procedía del PCV y fue comandante de las Fuerzas Armadas de Liberación 
Nacional -Faln- en los años 60. N. de PF). Luego me reuní también con la Causa R 
originaria, aquel movimiento que fundó Alfredo Maneiro, de claro planteamiento 
marxista. Sin embargo, eran los años en que comenzaba a resquebrajarse la Unión 
Soviética. Vimos cómo el planteamiento socialista fue desapareciendo, incluso en 
los círculos y publicaciones que venían del marxismo, y algunos hasta de la 
lucha armada. Luego vino en Venezuela la rebelión militar del 4 de febrero de 
1992. Pero este movimiento bolivariano no tenía un planteamiento socialista. Si 
revisas declaraciones mías de esos años, cuando nos preguntaban si éramos de 
Izquierda o derecha contestábamos: 'No, no, esa división no existe'. Era una 
posición neutra, desconectada de la realidad pero muy influida por todo aquello 
del 'fin de la historia', la caída de la URSS, etc. Luego viene la fase actual: 
llegamos al gobierno en 1999 y se formula el planteamiento de la revolución 
bolivariana que da un salto -como debes recordar- después del golpe de Estado de 
abril de 2002. Es entonces cuando esta revolución se declara antiimperialista. 
Nunca lo habíamos asumido así. Fue la respuesta que dimos al golpe y nuestro 
pueblo lo asumió con mucho vigor". 
¿Una réplica a la intervención imperialista en el golpe? 
"Exactamente. Fue una respuesta a lo que estábamos viviendo. Quizás, Manuel, en 
los primeros años de nuestro gobierno -y te confieso que yo lo viví aunque por 
poco tiempo- hubo la ilusión de que podíamos estar bien con Dios y con el 
diablo. Alguna gente que se me acercó y que hasta cierto punto me rodeó en este 
palacio -tu sabes que en torno al poder y a quienes personificamos parte del 
poder, se van generando anillos de influencia-, llegó con un discurso de 'no hay 
que buscar conflictos, hay que buscar consensos'. Me dejé llevar por esa línea 
en los primeros años. Eran los días de mis reuniones con Clinton y con altos 
empresarios estadounidenses. Fui al Fondo Monetario Internacional, estuve en la 
Bolsa de Nueva York y toqué el martillo ése... Pero llegué a descubrir, Manuel, 
porque soy del monte y el montuno desarrolla un instinto especial, que me tenían 
cercado. Una madrugada me metí a la central telefónica de palacio y descubrí que 
allí tenían instrucciones de no pasarme ciertas llamadas. Por ejemplo las 
llamadas de Fidel Castro estaban anotadas en el libro, pero no me las pasaban. 
Porque en el grupo que me rodeaba había la tesis que la relación con Fidel 
Castro no era positiva ni necesaria". 
NO HAY "TERCERA VIA" 
¿Y esa gente tenía autoridad para dar ese tipo de instrucciones a la central 
telefónica? 
"Pero claro. ¿Tú no recuerdas que tuve de ministro del Interior a Luis Miquilena, 
por ejemplo? El fue uno de los que articuló un férreo cerco en torno mío... Y 
tuve de ministro en la Secretaría de Gobierno nada menos que a Alfredo Peña. Y 
aquí venía Cisneros a almorzar con Peña(*). Hasta que me fui dando cuenta que me 
habían montado un cerco. Entonces yo era un muchacho, pero uno va madurando. Un 
general amigo, un sabio, el general Pérez Arcay, me dijo: 'Hugo, tienes que 
graduarte de viejo. Aunque tengas 40 años debes ser un viejo, tienes que 
aprender rápido, no puedes esperar llegar a viejo, madura ahora'. El me ayudó a 
abrir los ojos. 
Perdona, Manuel, que tienda a alargar las respuestas, pero este tema de la 
ideología nunca lo había analizado como ahora, desde una perspectiva lejana. 
Bueno, ¿qué produjo todo esto? Golpe el 2002, paro patronal, sabotaje petrolero, 
contragolpe, discusiones y lecturas. Llegué a la conclusión -asumo la 
responsabilidad porque no lo discutí con nadie al hacerlo público en el Foro 
Social Mundial de Porto Alegre- que el único camino para salir de la pobreza es 
el socialismo. 
En una época llegué a pensar en la tercera vía. Andaba en problemas para 
interpretar el mundo. Estaba confundido, hacía lecturas equivocadas, tenía unos 
asesores que me confundían todavía más. Llegué a proponer un foro en Venezuela 
sobre la tercera vía de Tony Blair. Hablé y escribí mucho sobre un 'capitalismo 
humano'. Hoy estoy convencido que es imposible. Pero esto ha sido producto de 
seis años de dura brega y de aprender de mucha gente. Me convencí de que el 
socialismo es el camino y así lo dije en Porto Alegre y después aquí, ante la 
Asamblea Nacional. He invitado al país a un debate. Creo que debe ser un 
socialismo nuevo, con planteamientos frescos, acoplado con una nueva era que 
apenas está comenzando. Por eso me atreví a llamarlo 'socialismo del siglo XXI', 
como proyecto. Creo que es un reto, un desafío. Pero me da mucho gusto ver cómo 
el llamado no ha caído en tierra infértil. Por el contrario, ya han aparecido 
hasta libros sobre el tema. En Venezuela hay un debate que va extendiéndose. El 
general Alberto Müller Rojas (ex embajador en Chile. N. de PF) invitó el 5 de 
julio en la Asamblea Nacional, el día de la patria, a que hagamos el Manifiesto 
Socialista del siglo XXI. Por ahora lo que estamos haciendo es un llamado a 
discutir ideas nuevas y viejas experiencias para delinear ese nuevo socialismo. 
Por ejemplo, yo quiero aportar algunas ideas. Una es afirmar que el primer 
socialista de nuestra era fue Cristo. Soy cristiano y pienso que el socialismo 
debe nutrirse de las corrientes más auténticas del cristianismo. Tampoco se 
trata de andar buscando a un iluminado, como tú decías, para que nos haga un 
modelo que vamos a copiar todos. Sería absurdo. Vamos a hacer el socialismo 
desde nuestras propias raíces, desde nuestros aborígenes, desde las comunas en 
Paraguay y Brasil, desde el socialismo utópico que representó Simón Rodríguez, 
desde el planteamiento de Bolívar de libertad e igualdad, desde el planteamiento 
de Artigas, el gran uruguayo, de que hay que invertir el orden de la justicia, 
eliminando los privilegios. Creo que estamos comenzando esta tarea". 
ES EL MOMENTO DE AVANZAR 
¿No cree, presidente, que declarar sus intenciones socialistas es algo prematuro 
en la actual situación venezolana y latinoamericana en general? ¿No es una 
apuesta política muy alta? 
"Es posible que lo sea, no me creo dueño de la verdad. Pero mi instinto político 
me dice que es el momento de formular este planteamiento. Desde el punto de 
vista del cálculo electoral algunos buenos amigos y compañeros me han dicho que 
no era oportuno. Que mejor habría sido esperar las elecciones de 2006 y después 
de ganarlas, hacer ese planteamiento. Pero yo no veo la situación de esa manera. 
Los tiempos políticos no coinciden necesariamente con los tiempos electorales. 
De aquí a un año hay un siglo. El tiempo es relativo, ya lo demostró Einstein. 
Creo que es el momento. Cuando ves reverdecer los campos, es el momento de 
abonar para que broten las sementeras. Cuando vemos lo que está ocurriendo en 
América Latina, sobre todo en América del Sur, el gran debate que hay en Brasil, 
en Uruguay, y los gobiernos que impulsan cosas nuevas, cuando se mira lo que ha 
pasado en Ecuador y en Bolivia, también en Venezuela por supuesto, en 
Centroamérica y el Caribe... Pero el epicentro está en América del Sur. A este 
rebrote popular y democrático hay que darle sustancia ideológica. ¿Y cuál es? Yo 
respondo, desde mi conciencia política, que es la vía socialista. En Venezuela 
lo he puesto de la siguiente manera: estamos en una transición y como decía 
Gramsci, que muera lo que tiene que morir y que nazca lo que tiene que nacer. 
Una transición que me atrevo a llamar 'democracia revolucionaria', un término 
que tampoco es mío sino del poeta cubano Roberto Fernández Retamar. Habla de eso 
en una entrevista de 1992 que leí -cuando estaba preso- en un libro, América 
Latina, marca registrada, del chileno Sergio Marras. Fernández Retamar habla del 
bolivarianismo y la democracia revolucionaria. He retomado ese término para 
caracterizar el tipo de democracia que empuja como una caballería, que abre 
puertas y se impregna de pueblo. Es una fase de transición hacia el socialismo. 
Esta dirección está mucho más clara en Venezuela. Si hace cuatro años me 
hubieras preguntado: ¿Chávez, hacia dónde vamos?, quizás mi respuesta no habría 
sido tan precisa, aun cuando a la que estoy dándote todavía le falta muchísima 
precisión. Te habría dicho, como tantas veces lo dije: aquí está la Constitución 
Bolivariana, este es el proyecto. Ahora creo que vamos rumbo al socialismo. La 
democracia revolucionaria hay que irla orientando hacia el socialismo. 
Eso ha generado aquí una dinámica por abajo, muy interesante. Pdvsa (Petróleos 
de Venezuela S.A.), por ejemplo, está discutiendo ese tema al interior de la 
empresa con ese líder extraordinario que es el ministro de Energía y Petróleo, 
Rafael Ramírez, un muchacho que fue formado en ese movimiento Ruptura del que te 
hablé. Pero los funcionarios de mi gobierno con formación marxista no se 
atrevían a hablar de socialismo. Yo les he dado luz verde. Ahora hasta la 
Asamblea Nacional habla de socialismo. Ha sido como una liberación, se vuelve a 
hablar de un tema tabú. El chantaje mediático era muy pesado: si te declarabas 
socialista, te decían trasnochado, troglodita, dinosaurio. Ahora no, el 
socialismo anda en la calle y hasta algunos empresarios declaran que no les 
asusta. ¡Magnífico! Habrá que oir sus razones, respetarlas y discutirlas. Los 
militares hablan de revolución y socialismo, y discuten esos temas. Creo que es 
muy positivo. Y yo asumo la responsabilidad que me cabe en este proceso. Tenemos 
que estudiar y debatir mucho. Ojalá podamos hacer pronto un evento internacional 
sobre socialismo y conocer así distintas opiniones y experiencias". 
VIEJO Y NUEVO SOCIALISMO 
Hay cosas del viejo socialismo, presidente, que fracasaron. Por ejemplo, la 
concepción de partido, la ausencia de participación real del pueblo en las 
decisiones, la falta de pluralismo, el estatismo absoluto de la economía, el 
bajo perfil de los derechos humanos, de las libertades públicas y de la libertad 
de expresión, etc. ¿Qué diferenciaría al socialismo del siglo XXI de aquel 
socialismo que se derrumbó? 
"Tienes razón, alguien dijo que en realidad nunca hubo socialismo... Circulaba 
un chiste sobre Breznev u otro líder soviético que confidenciaba a un amigo: 
ojalá que aquí no llegue nunca el socialismo. 
Ahora bien, entre los elementos que pudieran definir el socialismo del siglo XXI 
yo diría que el primer rasgo es el moral. Hay que comenzar por ahí, por la 
conciencia, por la ética. El Che escribió mucho de la moral socialista. Desde la 
visión del mundo que cada cual tenga, debemos recuperar el sentido ético de la 
vida. Sin duda lo que digo tiene mucho de cristianismo: 'Amaos los unos a los 
otros' o 'Ama a tu prójimo como a ti mismo'. En realidad se trata de eso: de la 
solidaridad con el hermano. Luchar contra los demonios que sembró el 
capitalismo: individualismo, egoísmo, odio, privilegios. Creo que por ahí habría 
que comenzar. Es un trabajo de todos los días, una tarea cultural y educativa de 
largo aliento. En Venezuela hemos comenzado a debatir ese aspecto y es muy 
positivo. Es un arma en la lucha contra la corrupción, un mal que es propio del 
capitalismo. Empresas y empresarios corrompidos, negocios oscuros, funcionarios 
corruptos, movidos sólo por la ambición. Aunque también la corrupción se ha dado 
en el socialismo ese fenómeno tiene una raíz capitalista, es la ambición de 
riqueza. El socialismo debe defender la ética, la generosidad. Bolívar fue un 
ejemplo: abandonó todo por ser útil a su país. Hay que recordar también a Cristo 
y lo que dijo al hombre rico que quería ir al cielo: vende todo lo que tienes y 
repártelo entre los pobres. El hombre se puso a llorar porque no era capaz de 
hacer eso. Fue entonces cuando Cristo lanzó aquella frase 'será más fácil que un 
camello entre por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de los 
cielos'. 
En la línea política uno de los factores determinantes del socialismo del siglo 
XXI debe ser la democracia participativa y protagónica. El poder popular. Esto 
es un elemento político definitorio que contrasta con aquello del partido único 
o centrar todas las decisiones en el partido. Hay que centrar todo en el pueblo, 
el partido debe estar subordinado al pueblo. No al revés". 
PLURALISMO POLITICO 
¿Un sistema político pluralista que permita participar a diferentes sectores? 
¿Un poder popular real? 
"Claro que sí, una democracia participativa y abierta. 
En lo social, el socialismo debe conjugar igualdad con libertad. Una sociedad de 
incluidos, de iguales, sin privilegios, sin esta abismal diferencia entre 
extrema riqueza y extrema pobreza. En lo económico: un cambio del sistema de 
funcionamiento metabólico del capital. Este es un tema complejo de tratar. Aquí 
hemos iniciado experimentos como el impulso al cooperativismo y al asociativismo, 
a la propiedad colectiva, a la banca popular y núcleos de desarrollo endógeno, 
etc. Se trata de dejar atrás la lógica de funcionamiento perverso del 
capitalismo. Son válidas muchas experiencias como la autogestión y cogestión, la 
propiedad cooperativa y colectiva, etc. Estamos poniendo en marcha un ensayo de 
empresas de producción social y unidades de producción comunitaria. Eso está 
recién naciendo pero ayudará a definir un modelo teórico. Le da también una 
connotación especial: no se trata de un grupo de intelectuales escribiendo un 
libro de dos mil páginas. Práctica y teoría deben marchar en paralelo". 
VISION DE AMERICA LATINA 
¿Cómo analiza usted la situación actual en América Latina? ¿Cree que el imperio 
tratará de generar conflictos para desestabilizar gobiernos rebeldes como el 
suyo? 
"Estábamos preparados para la reacción internacional que ahora estamos 
sintiendo. Ya no sólo en el caso de Venezuela, sino también de Brasil. El caso 
de ese país y el escándalo que se ha desatado por la corrupción, sin que esto 
suponga benevolencia con la corrupción, me huele que no tiene sino un objetivo: 
debilitar al gobierno de Lula, tratar de chantajearlo. Tengo mucha fe en que 
Lula, un extraordinario líder, va a salir de esta situación tan difícil. Está la 
posibilidad de que Brasil se sume de manera determinante al nuevo camino que hoy 
necesitan los pueblos de América Latina. En Argentina también vemos un proceso 
complejo: permanentes ataques de sectores de la oligarquía criolla al gobierno, 
ataques internacionales, etc. Vemos lo que pasa en Bolivia, en Ecuador, en 
Uruguay. En fin, en este enfoque sobre la situación latinoamericana, que ni 
siquiera pretende ser un análisis, diría que tenemos razones para estar 
optimistas. Lo que pasa en México y las perspectivas de un gobierno distinto se 
suma a esa visión. Los que estamos al frente de algunos procesos en América 
Latina, ya sea desde el gobierno o de movimientos políticos y sociales, debemos 
diseñar el mapa no sólo estratégico sino también táctico y de trabajo. En esto 
tenemos un vacío y creo que es necesario que con pensadores y líderes de 
distintos países conformemos un equipo con capacidad de hacer propuestas que 
impacten esta realidad. Como seguir impulsando TeleSur, por ejemplo. Petrosur, 
Petroamérica, el Banco del Sur, la Universidad del Sur, proyectos de integración 
que no pueden quedar sólo a nivel de gobiernos. Si no les damos contenido de 
participación popular, serían, como decía Bolívar, 'repúblicas aéreas', 
castillos en el aire". 
La suya, presidente, es una visión optimista sobre el futuro de América Latina.
"Sí, es optimista y te digo el porqué. Uno tiene varios años, bueno tu tienes 
más que yo, Manuel..." 
Sí, pero yo no he gobernado... 
"...Yo he tenido esa oportunidad desde hace seis años y medio. Y uno puede 
comparar. Han ocurrido muchas cosas no sólo en América Latina. Si vas a la 
India, ves algo distinto a lo que había hace cinco años. Vas por Europa y hay 
cosas nuevas que están ocurriendo. Son señales que indican nuevos tiempos. No 
puede ser una casualidad que se enciendan estas señales en Europa, en Asia, en 
América Latina. En Africa también. He leído una noticia que revela la 
preocupación del imperio norteamericano: un plan de apoyo militar a países 
africanos. Mira lo que está pasando en Iraq... Son señales muy alentadoras a 
pesar de que acepto lo que dices. Las batallas que vendrán serán muy duras. Pero 
si en alguna ocasión hubo una oportunidad de avanzar y alcanzar importantes 
victorias en la dirección histórica que nos hemos fijado, si en algún momento 
fue oportuno avanzar, es ahora, ahora y aquí. Punto Final, que ha pasado 40 años 
en esta batalla, tendrá otros 40 años más para luchar y ojalá publicar lo que 
aquí estamos intuyendo y soñando" 
MANUEL CABIESES DONOSO 
En Caracas 
(*) Luis Miquilena, de larga trayectoria en la Izquierda venezolana, terminó 
sumándose al golpe de Estado del 11 de abril de 2002. 
Alfredo Peña, de origen comunista, se convirtió en implacable opositor desde el 
cargo de alcalde mayor de Caracas, que perdió en las elecciones de octubre del 
año pasado. 
Gustavo Cisneros, dueño de Venevisión. Uno de los amos de la prensa en Venezuela 
y de la TV en América Latina. (N. de PF). 
(Publicado en "Punto Final" Nº 598, 19 de agosto, 2005) 
RECUADRO 
¿Quién asesora a Bachelet? 
El vespertino La Segunda del 11 de agosto señala que la candidata presidencial 
socialista Michelle Bachelet recibió a Alejandro Plaz, presidente de la ONG 
Súmate, de Venezuela. La informó sobre la situación política en ese país. Otros 
candidatos, como Joaquín Lavín (UDI) y Sebastián Piñera (RN), rehuyeron ese 
contacto. Sin embargo, Plaz también fue recibido por el ministro de Relaciones 
Exteriores, Ignacio Walker (DC), el presidente de la UDI, senador Jovino Novoa, 
el asesor económico de Bachelet, Andrés Velasco, Gutenberg Martínez y otros 
políticos chilenos, lo cual no es de extrañar. Pero lo de Bachelet sí produce 
extrañeza. ¿Cuál de sus asesores le recomendó recibir a Plaz? ¿Y por qué? Hay 
que concederle a la Dra. Michelle Bachelet el beneficio de la ignorancia. 
Probablemente no sabe qué es la ONG Súmate, y quién es Alejandro Plaz. 
En breve. Plaz -que fue director de McKinsey & Company, una firma consultora con 
vínculos con la CIA- es el director de Súmate, una empresa que recibe fondos de 
la Fundación Nacional para la Democracia (NED) y de la Agencia para el 
Desarrollo Internacional (Usaid) de Estados Unidos. En Venezuela a falta de 
partidos opositores confiables, la CIA creó la empresa Súmate para organizar el 
referéndum revocatorio de 2004, que pretendía destituir al presidente Chávez por 
la vía que permite la propia Constitución Bolivariana. 
El ex subsecretario de Estado, Roger Noriega, reconoció: "Hemos invertido 
muchísimo dinero en este proceso". Súmate gastó una enorme cantidad de recursos 
en propaganda e infraestructura para recoger firmas exigiendo el referéndum. Una 
vez realizado, ante el triunfo de Chávez con más del 59 por ciento de los votos, 
Súmate impugnó los resultados. Sin embargo, la OEA y el Centro Carter dieron fe 
de la legitimidad de ese proceso y de la transparencia del Consejo Nacional 
Electoral, en que participan representantes de la oposición. Ya antes del 
referéndum, la Fiscalía General de Venezuela acusó a los directores de Súmate, 
Alejandro Plaz y María Corina Machado, de violar el Código Penal al conspirar 
contra el gobierno y recibir financiamiento de la NED. 
La abogada venezolano-norteamericana Eva Golinger obtuvo en 2004 numerosos 
documentos desclasificados de la CIA, que prueban la injerencia de Estados 
Unidos en el golpe de 2002 y los más de veinte millones de dólares 
proporcionados a organizaciones opositoras, entre ellas la ONG Súmate. Su 
investigación ha sido publicada en el libro El código Chávez (Fondo Editorial 
Question, Caracas, 2005). 
¿Cuál o cuáles asesores de Michelle Bachelet hicieron posible la entrevista de 
Alejandro Plaz con la candidata -habitualmente difícil de entrevistar-? ¿Se 
pretende enrarecer las relaciones chileno-venezolanas colocando a Bachelet, que 
seguramente será presidenta de Chile, en una actitud inamistosa hacia el 
gobierno venezolano? ¿Por qué ella dispone de tiempo para recibir a un individuo 
como Plaz, de claras vinculaciones con la CIA, para informarse sobre Venezuela y 
sin embargo no demuestra interés en hacerlo con quienes podrían proporcionarle 
elementos para formarse la opinión que necesita una futura gobernante? ¿O es que 
entre los asesores de Bachelet controlan posiciones los mismos que en Venezuela 
reciben importante financiamiento de Estados Unidos para atacar a la democracia 
revolucionaria de ese país?