Soldati, la realidad más allá de las palabras y los engaños

 

    Los sucesos de Villa Soldati son una muestra dolorosa de las consecuencias de un sistema que no puede satisfacer de ninguna manera las necesidades de las mayorías populares.

    Con al menos cuatro muertos, por supuesto habitantes de la pobreza, el duelo mediático entre el gobierno de la CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires) y el Nacional provoca, al menos, vergüenza ajena, cuando no indignación. Y es que, tanto el miembro genuino de la patronal autóctona devenido en político (Macri), como el sector político asumido como representación de la patronal (el kirchnerismo), se pelean entre ellos sin ningún interés de atender los problemas de fondo que acucian a quienes viven su vida en angustia permanente. Estos impresentables discuten sobre cómo tratar los efectos de sus políticas, y mientras tanto las personas que viven en la miseria no consiguen un piso de dignidad para desarrollar sus vidas, y al buscar desesperadamente una salida, entregan su sangre y sus vidas en pos de ese objetivo. Al mismo tiempo, los dueños del Poder Económico son los únicos beneficiarios del crecimiento económico tan mentado por el oficialismo K.

    Lo que ninguno de los dos representantes políticos del poder pueden ocultar es una realidad que dista mucho de lo que expresan sus discursos panfletarios: 

-         El macrismo no apela a ningún disimulo y ante cualquier acto movilizado por la insatisfacción popular, suelta instintivamente su bestial concepción del mundo (de explotadores que dirigen y explotados que acatan). Aunque después se disculpe, lo primero que dice es lo que realmente piensa: que los pobres (en este caso inmigrantes hermanos bolivianos, paraguayos o peruanos) son la causa de la “inseguridad” y el “narcotráfico”; pero no dice lo mismo de los ricos extranjeros que manejan verdaderamente el negocio de las drogas, ni de los extranjeros ricos que ponen empresas en el país para llevarse toda la riqueza de los argentinos.

-         El kirchnerismo se maneja como pez en el agua en el cinismo, y mientras acusa al macrismo por la subejecución de las partidas presupuestarias para desarrollo de las viviendas sociales en la CABA (lo que es verdad), se desentiende de su responsabilidad  en la existencia de la desigualdad y la pobreza, al tiempo que mira para otro lado mientras los pobres se pelean y se matan entre sí.

    Ambos son responsables del desastre que emergió en Villa Soldati como un volcán que parecía inactivo, pero que estaba incubando su erupción ante la desidia de todos los oficialismos (nacionales y regionales) del país.

    Y lo cierto es que lo que quedó expuesta es la Realidad de la pobreza extrema que viven MILLONES de seres humanos en nuestro país, a pesar de lo que digan Cristina K y sus acólitos.

    Otro dato preocupante es la fascistización de amplios sectores populares de la sociedad: no se puede decir que los que formaron bandas filonazis para “cazar” pobres inmigrantes sean de clases acomodadas ni mucho menos. Soldati es de las zonas más pobres de la Ciudad de Buenos Aires. Pero es tanto lo que han inculcado por los medios de comunicación en manos del Poder Económico acerca de la inseguridad “que provocan los pobres”, que se llegó a lo que se llegó. Deberían hacerse cargo de la responsabilidad que les cabe a esos canallas , en la inducción de semejante forma de pensar.

    Lo que queda expuesto también es una clara victimización de la pobreza, porque no se miden con la misma vara situaciones que en algunos aspectos podrían tomarse como de similares características, aunque un abismo separe sus intenciones, intereses, efectos y consecuencias. Porque mientras se intenta criminalizar a los que nada tienen porque “ocupan” un espacio público como consecuencia de que no tienen donde caerse muertos, nada se dice cuando Techint se apropia de 250 hectáreas de propiedad pública en Avellaneda y Quilmes, después de haberlas contaminado durante décadas con el CEAMSE, y provocado enfermedades y muertes en la población ¿es que es peor la desesperación de los pobres, que el desprecio por la vida de las empresas ricas y multinacionales?

    No se vio a esos nazis que salieron a cazar a hermanos latinoamericanos pobres, autoconvocarse por la creciente extranjerización de nuestro suelo, ni ante el escandaloso saqueo de las mineras y petroleras. Ni tampoco por el vergonzoso pago al Club de París, con cuyo monto se podría solucionar el problema de la vivienda casi en su totalidad ¿Será entonces que no es tan grave el saqueo llevado a cabo por ejecutivos vestidos con caros trajes, como la acción desesperada de quien nada tiene y ocupa una plaza o un parque? ¿pero dónde está el raciocinio en esas mentes? ¡Las grandes empresas multinacionales se llevan MILLONES DE DÓLARES por año del sacrificio, el trabajo y las riquezas naturales de nuestro pueblo, y algunos acusan de “usurpadores” a pobres de toda pobreza que sólo quieren una vida digna!

    No es criminalizando la pobreza como se van a solucionar los problemas que nos acucian como sociedad, por supuesto. Está claro que mientras haya injusticia social y desigualdad, los hechos como los de Soldati podrán multiplicarse, porque los seres humanos no se resignan ante la angustia y la injusticia. La solución verdadera está por otro lado: crear y ofrecer trabajo DIGNO, construir viviendas DIGNAS, dar posibilidades REALES de educación y atención de la salud. Y seguramente, a más largo plazo, ir pensando en una redistribución demográfica que empiece a descentralizar la deformada concentración poblacional que existe en la zona metropolitana de Buenos Aires, mientras vastas zonas del país están despobladas.

    Esta es la sociedad que han construido los sucesivos gobiernos que sólo buscan satisfacer las ambiciones de los capitalistas. No podemos mirar para otro lado. Porque está cada vez más claro que no es este sistema de explotación el que dará las soluciones que necesita la humanidad en su conjunto, y nuestro pueblo en particular. Está cada vez más claro que el capitalismo está llevando al mundo hacia la barbarie y la destrucción.

    Y que solo una sociedad igualitaria, sin explotación, podrá salvarnos

    Algunos a eso lo llamamos Socialismo  

                                                                                                                                                                                                Gustavo Robles

 

volver