¿Qué leer? Bibliografía (abreviada) de la revolución española


A principios de los años ochenta, la barcelonesa editorial Fontamara estuvo estudiando la posibilidad de adaptar al castellano un libro que en aquel momento acababa de aparecer “chez Maspero”, obra del estudioso Jean-Marie Brohm (del que se habían editado aquí al menos un par de libros de cierto impacto, uno sobre el marxismo y el psicoanálisis, y otro que ofrecía una visión muy crítica de la utilización que el sistema hacía de los deportes). Si no recuerdo mal, su título era Qué lire? Bibliographie sur la revolutión. Era un verdadero compendio dividido por clásicos socialistas, temáticas primordiales, escuelas y grandes citas cronológicas de la historia social, una verdadera joya didáctica que contaba con un problema obvio, a saber, que sus referentes franceses no se correspondían con los españoles, sobre el que además habría que considerar las ediciones en catalán así como muchas sudamericanas, en especial mexicanas y argentinas que conocieron una extensa difusión por aquí.
El proyecto dio lugar a una pequeña comisión que se engarzó en un debate sobre el enfoque y el alcance del proyecto, los problemas metodológicos que planteaban ya que se trataba no de ofrecer una introducción bibliográfica o más abierta posible, necesaria ya que se sospechaba que la compra de ejemplares no equivalía a que esos fueran leídos…La discusión se quebró desde el momento en que otra editorial (creo que Dédalo con un equipo liderado por el entonces marxista Gabriel Albiac), había tenido la misma idea y además, la había puesto en práctica aunque posiblemente para arruinarse ya que se trataba de un volumen el triple de grueso que el de Maspero (sus criterios fueron meramente acumulativos), y el tiempo que venía se anunciaba de crisis, de manera que la mayor parte de las editoriales militantes acabaron cerrando.
He recordado aquella experiencia al escribir estas notas que bien podría haber sido (eso sí, resumidas), las propias del proyecto que -desde la perspectiva que representaba-, habría podido incluirse en aquel compendio destinado a ayudar a los que querían hacer crecer sus conocimientos sobre una cuestión sobre la cual, nuca se podrá dar un consenso. No lo habrá por supuesto entre los dos grandes bandos, al menos en la disputa de las interpretaciones, pero tampoco la habrá entre la que atravesó la República por más que frente a la represión y sus secuelas en el olvido (en el “ninguneo” de las víctimas), sea necesaria el mayor respeto y concordancia posible. Tampoco lo será porque esta no es sola una herida abierta, también resulta ser un condicionante de primer orden porque como decía con razón un historiador conservador germano, el pasado no quiere irse. Además, como tema histórico, no hay apenas semana que no se registre una nueva aportación que obliga a los estudiosos y a los divulgadores (que son legión en los "medias" instalados en las orillas del "centrismo"), y que obligue en mayor o menor grado ajustar criterios sobre tal o cual punto y controversia.
En el tema que nos ocupa, suele ser ya habitual recordar su extraordinario alcance bibliográfico solamente inferior al suscitado por la revolución francesa. Lo que ya no se habla tanto es de su cronología, o de las circunstancias en que la gente de a pie de este país ha tenido acceso a dicho torrente. Hasta bien entrado los años setenta, la única bibliografía realmente existente era la que hacía apología del régimen de la Victoria. Tanto era así que las primeras novelas o películas que trataban a los republicanos como seres humanos, causaron pro entonces bastante sensación. Un poco más tarde, fue ya posible encontrar “bajo cuerda” o sea ilegalmente, los primeros estudios reconocidos como los de Hugh Thomas, Gabriel Jackson, o Manuel Tuñón de Lara, una corriente que se asentará como dominante en el curso de la Transición, y que se sitúa en la defensa de la República reformista y democrática como el horizonte insuperado de la historia. Entonces bastaba que fuesen infinitamente más serio que los de la España oficial, que desmotaran toda la palabrería sobre “la Cruzada”, que analizaran la guerra civil como un conflicto entre la democracia y fascismo situado como un prólogo de la II Guerra Mundial, o sea como parte del enfrentamiento entre los Aliados y el Eje. Dado que también por entonces comenzaban a llegar los primeros libros y las primeras películas sobre el judeocidio, la evidente connotación entre el 18 de julio y el nazismo, nos ayudó en la “toma de conciencia” de parte de una generación más liberada de la mansedumbre de los años más oscuros, abierta a las heterodoxias, y beneficiada por la irrupción del libro de bolsillo.
Fuera del ámbito legal, o sea en el extranjero que era el exilio para los republicanos, estos primeros estudios fueron ampliados por muchos otros, algunos de los cuales ponían más el acento en la crisis social, como fue el caso del laborioso trabajo del ladrillero-militante-historiador José Peirats, La CNT en la revolución española, y lo serían igualmente, la obra de Broué-Témine, ampliamente citada en este trabajo y cuyo enfoque se caracterizaba como “trotskista”, y también La crisis española de los años treinta, de Carlos Mª Rama, en ambos casos en edición del Fondo de Cultura Económica, editorial que se sabía fundada por republicanos en México. Broué escribió también el breviario sobre La revolución española (Barcelona, Península, 1977; reeditado por el colectivo En lluita, Barcelona, 2007), y más recientemente Staline et la revolution. Le cas espagnol (1993), aparte de numerosos artículos y ponencias, parte de los cuales se encuentran en la colección de la revista Cahiers Leon Trotsky, de la que fue durante muchos años el principal animador científico…
Más polémico que el Broué-témine -o menos protegido- resultó el trabajo de Burnett Bolloten, literalmente “pirateado” y trastocado por el flamante y prepotente Ministro de la Propaganda, Manuel Fraga Iribarne, quien instrumentalizó el libro desoyendo la voz del autor, cambió el título de El gran camuflaje por La gran traición, etc. Se trataba de disparar contra José Bergamín que había firmado un manifiesto a favor de los mineros en huelga en Asturias, hacía una contribución a la ceremonia de la confusión tratando de reforzar el enfoque oficialista del régimen según el cual el llamado “Alzamiento” del sector fascista del ejército estuvo motivado ante todo para evitar una “revolución comunista, un argumento minuciosamente rebatido en el libro El mito de la “Cruzada” de Franco (Ruedo Ibérico), de Herbert R. Southwoorth, autor totalmente identificado con el esquema República=Aliados.
Será precisamente esta última editorial, la más combativa, representativa y pluralista del exilio, la que de manera más contundente contribuya a reforzar la interpretación revolucionaria con la reedición de la obra de Peirats, del testimonio del comunista austriaco Frank Borkenau, El reñidero español, la edición de obras de Andrés Nin (Los problemas de revolución española), Joaquín Maurín (Revolución y contrarrevolución en España), Andrés Suárez alias de Ignacio Iglesias (Un episodio de la revolución española: el proceso contra el POUM), del propio León Trotsky (Escritos sobre España), así como el monumental trabajo de Fernando Claudín, ampliamente citado…Andrade ofrece una visión lo más ponderada que supo hacer en su prólogo a la antología de escritos de Andreu Nin para Ruedo Ibérico, Los problemas de la revolución española de la que existe una edición reciente auspiciada por la Fundación Andreu Nin El anti-Trotsky del expoumista Ignacio Iglesias tiene una pequeña historia editorial ha conocido hasta tres versiones en castellano: Trotsky y la revolución española, Bilbao, Zero, 1976; Trotsky y España (1930-1939), Madrid, Júcar, 1977, aparte de una última para Laertes: Experiencias de la revolución española (el POUM, Trotsky y la intervención soviética)…En la argumentación de Iglesias -centrada en la idea reiterada hasta el cansancio de que Trotsky se limitó a repetir en España los esquemas de la revolución rusa-, se confunden criterios poumistas pasados con reacciones del presente en el que se escribió el libro (mitad de los años setenta), hostiles por ejemplo al mayo del 68 o al Chile de Allende, y no digamos hacia el trotskismo del 68. Incluso llega a asegurar que los trotskistas españoles de su época apenas si fueron tales…
Esta línea editorial será continuada en la década siguiente por editoriales como Fontamara, ligada a la LCR, y que, en colaboración con el historiador Pelai Pagès publica un nueva antología española de Nin (La revolución española), así como otra de Trotsky, el libro de Casanova (Borten), una antología de la revista Comunismo, así como el testimonio de Souchy sobre las colectivizaciones. Pagès será el autor de Andreu Nin: su evolución política (1911-1937) (Bilbao, Zero, 1975; cuya edición revisada prepara Laertes) y de El movimiento trotskista en España (1930-1935), (Barcelona, Península, 1977), así como de un extenso abanico de trabajos en revistas de historias como L´ Avenç, y más recientemente de Cataluña en guerra y revolución (1936-1939), en la colección España en Armas, de Espuela de Plata, Ed. Renacimiento, Sevilla…
Del más alto nivel es el estudio horizontal, o sea “desde abajo” de Chris Ealham, La lucha por Barcelona. Clase, cultura y conflicto, 1898-1937 (Madrid, Alianza, 2005), fundamental para conocer el ascenso y declive de la “revolución a medias” que impulsó la CNT. Ealham es uno de los autores incluidos en el “Especial” de la revista Viento Sur (nº 93, mayo del 2007), titulado Combates por la revolución en la guerra española, que combina textos poumistas (Nin, Andrade, Mª Teresa García Banús), de reconocidos estudiosos del POUM (Pelai Pagès, Andy Durgan, Reiner Tosstorff), con otras plumas de la propia revista (que continúa la tradición de la LCR)…Este número, que ha tenido una difusión muy superior al de la media de la revista, no habría sido posible sin la colaboración de la Fundación Andreu Nin…En su conjunto, se trata de una contribución amplia y fundamentada, muy alejada del tono oficialistas de los grupos que reeditan a Trotsky (como la selección aparecida en las ediciones Federico Engels), así como a Morrow o Casanova, y que no ven la necesidad de reconsiderar nada.
Muy activa fue Júcar con su colección de “Crónica de España” que incluía diversas antologías de signo poumistas elaboradas por Víctor Alba (La Alianza Obrera, La Nueva Era, La revolución española en la práctica), y un largo etcétera que incluye los trabajos de Manuel Grossi y el de Narcís Molins i Fábrega sobre la revolución asturiana. En los años ochenta será sobre todo Laertes la que publique el minucioso estudio de Andy Durgan, BOC (1930-1936), que ofrece una minuciosa visión de la historia de los comunistas heterodoxos españoles con notas muy ponderadas sobre sus afinidades y divergencias con Trotsky, trabajo ampliado por el opúsculo Trotsky, el POUM y la revolución española (Barcelona, En lucha, 2008), el más completo que se ha hecho hasta ahora considerando que Broué no entre en el conflicto. Laertes ha editado también acopios de Julián Gorkin e Ignacio Iglesias, así como diversas obras de reconocidos poumistas así como el extenso estudio de Judit Camps y Emilio Olcina, Les milicies catalanes al front d´Aragó… Llegados aquí me permito llamar la atención sobre el exhaustivo estudio del discípulo de Pierre Broué, Josep Antoni Pozo González: El poder revolucionari a Catalunya durant els mesos de juliol a octubre de 1936. Crisis i recomposició de l´ Estat. Tesis doctoral defendida el 21 de junio de 2002. Departament Historia Moderna i Contemporania, Universitat Autónoma de Barcelona, y que se encuentra “colgada” en la Red, y que se ha hablado de que podría hacerlo Renacimiento de Sevilla, editorial. Como ejemplo de divulgación “canóniga” tenemos El trotskismo en España. Las organizaciones trotskistas en el Estado español desde 1930 a la actualidad, escrito por Luís González (Madrid, Ed. POSI, s/f), que establece una línea directa entre Trotsky y su grupo (el POSI), una suerte de cancerbero del “trotskismo” más “verdadero” que ninguno otro igualmente “verdadero”.
En las dos últimas décadas del siglo XX, este tipo de obras sufrieron un profundo socavón, y fue necesario un gran para recuperar el hilo extraviado y que algunos daban por perdido, sin embargo, desde los últimos noventa comenzó un nuevo proceso de recuperación del pensamiento crítico y de la “memoria histórica”, un cambio que lejos de remitir, aumentaría con el tiempo como lo muestra todo lo que se ha publicaría alrededor del setenta aniversario de los acontecimientos del mayo de 1937 en Cataluña Siguiendo con el hilo del sector revolucionario mayoritario, el anarcosindicalismo, cabe registrar el estudio (francamente apasionado) de Miquel Amorós La revolución traicionada. La verdadera historia de Balius y Los Amigos de Durruti (Virus, Barcelona, 2003), que es una biografía de Balius ampliada a Los amigos con los que se identifica el autor. Lo de “traicionada” se refiere especialmente a los planteamientos “circunstancialistas” de la CNT-FAI ya que los estalinistas hicieron lo que les era propio -la contrarrevolución-, y dado que su estimación un tanto paranoica sobre el “leninismo” como una variante del fascismo (ver Kaosenlared), su actitud ante el POUM ("El episodio del POUM y la Guerra Civil retrasaron la evolución hacia la socialdemocracia que Maurín y la mayoría emprendieron sin problemas”, p. 46); también ofrece alguna información sobre los bolcheviques-leninistas cuando estos le vienen al pelo.
Posiblemente, las más lúcidas posiciones anarquistas sobre la revolución española se encuentran en mi opinión en Guerra de clases en España 1936-1937 de Camillo Berneri (Editorial Tusquets), de la que es abiertamente deudora la obra de su yerno de Vernon Richard Lecciones de la revolución española, (Campo Abierto la ha reeditado hace poco). Se trata de dos aportaciones críticas que merecen ser estudiadas junto con otras previas, pero igualmente apasionante como la de Valeriano Orobón Fernández agrupadas en la edición de sus escritos: Anarcosindicalismo y revolución en Europa (edición de la CGT de Valladolid a cargo de José Luís Gutiérrez Molina. De gran valor es el testimonio de H. E. Kaminski, Los de Barcelona (Barcelona, Ed. del Cotal, 1977).
Este cuadro aparece ampliado en la recopilación aparecida en Alikornio (editora de Mary Low y de Mika Etchebéhere), Barcelona, mayo 1937. Testimonios desde las barricadas (Barcelona, 2007). Sus editores (C. García-H. Piotrowski y Sergi Rosés, recogen aportaciones de testigos y participantes que van desde las que justifican los posicionamientos oficialistas confederales y poumistas hasta las de anarquistas, trotskistas y bordiguistas, que coinciden en la convicción de que en estas fechas se pudo reabrir la revolución. El libro se cierra con un cuadro biográfico bastante útil. Otra contribución en una línea próxima es la de Agustín Guillamón, Barricadas en Barcelona. La CNT de la victoria de julio de 1936 a la necesaria derrota de mayo de 1937, título de prosa bastante indicativo de las tesis del autor; la derrota del 37 fue prolongación natural de las deficiencias y compromisos de julio del 36. El libro -por cierto, editado por Espartakus, una prolongación en castellano de la antigua y mítica editorial izquierdista parisina- añade además algunos anexos del mayor interés como el teletipo del dirigente del PSUC José del Barrio (años después acusado de “trotskista infiltrado”) en el que se plantea sí habría que bombardear las barricadas de Barcelona. Guillamón, discípulo de G. Munis y muy atraído por el bordiguismo mantiene la Web BALANCE que concede una gran importancia al mayo barcelonés, y es autor de una cuidada edición del legado munista: Documentación histórica del trotsquismo español, 1936-1948 (Madrid, Ed. de la Torre1996).
De una voluntad polémica más reposada es el aporte del prolífico Ferran Aïsa -reciente responsable de un estudio sobre Víctor Colomer y Joaquín Maurín- publicó un título harto indicativo: Contrarrevolució. Els fets de Maig (Ed. 1984, Barcelona). Se trata de un trabajo minucioso como todos los suyos, que rehúsa las conclusiones simples. Se puede decir que resulta algo así como un trabajo que amplia y pone al día lo que se venía a plantear en el primer estudio serio sobre el evento, el de Manuel Cruells, Mayo sangriento, Barcelona, 1937 (Barcelona, Ed. Juventud, 1970), Aïsa responsabiliza a la CNT de haber dejado “solo” al POUM. Aquí cabría hablar de otra obra: Les avantguardes. Surrealismo i revolució (1914-1939), (Barcelona, Ed. Base, 2008), que ofrece un importante espacio al período de la República y la guerra civil, y que señala la intensa afinidad entre el surrealismo y el comunismo disidente y libertario.
He podido repasar el voluminoso trabajo académico “republicanista” de Ángel Viñas, El escudo de la República (Crítica, 2007), que aborda temas como El oro de España, la apuesta soviética y los hechos de mayo de 1937, en base a una documentación inédita, sobre todo de procedencia soviética. Viñas no parece dar “viabilidad” al proceso revolucionario al que parece atribuir una “sobredimensión” como consecuencia de la “guerra fría”. La obra demuestra que el estalinismo no fue una maquinaria conspiradora que planeó sobre los acontecimientos, sino que, por el contrario, fue a remolque de ellos. Lo que no es de recibo es que Viñas sitúe toda la aportación crítica al estalinismo en España bajo el amparo de la “guerra fría”. Entre otras cosas porque este enfoque tiene dos vueltas, y hay una que lleva a justificar lo injustificable porque la URSS y el movimiento comunista con la orientación de entonces se enfrentaba al fascismo...tarea superior a la que sacrificaba toda tentativa revolucionaria.
El de Viñas es un punto de vista que se amplia y matiza en el desarrollado por Helen Graham, en La República española en guerra. 1936-1939 (Debate, 2006), Ésta dedica casi setenta apretadas páginas a los acontecimientos de mayo, ofreciendo un retrato minucioso del trasfondo social del conflicto entre el igualitarismo y la dinámica de reconstrucción del Estado, y también tiende a “españolizar” la actuación del PCE-PSUC, en la línea que Berneri llamaría “nosckiana”. De esta manera la “intervención soviética” adquiere un carácter subalterno, lo que explicaría que la tentativa de trasladar a España los “procesos de Moscú” acabarán siendo un semifracaso; anotemos que sobre El proceso del POUM cuyos “Documentos Judiciales y Policiales” editó Lerna (Laertes), Barcelona, 1989). En mi opinión, si bien esta aportación académica si bien desmonta las versiones más tradicionales como la de Southwoorth, tiende a diluir responsabilidades por parte de la derecha republicana. Graham comienza afirmando que la guerra tenía que ser por fuerza el esfuerzo central de la República, lo que en principio no contradice la interpretación de que la revolución podía haber sido un arma mejor para la victoria...Por otro lado, las dificultades y contradicciones del estalinismo tampoco contradice la naturaleza de su intervención. En cuanto el ”caso Nin”, el problema no es tanto que los policías que lo raptaron fueran rusos o guardias de asalto, sino toda la trama y el trasfondo que lo envuelve. El hecho de que la bibliografía sobre el POUM en general, y sobre Nin en particular, siga creciendo mientras más nos alejamos del contexto de la “guerra fría”, resulta una evidencia de su importancia, importancia que camina en sentido opuesto al descrédito del estalinismo, un estigma del que tratan de liberarse, incluso aquellos que persisten justificándolo con mayor o menor vehemencia.
Seguramente la crítica más sistemática a las corrientes revolucionarias desde el campo digamos republicano-oficial es un capítulo, La revolución social, capítulo de Edward Malefakis en la obra conjunta La guerra civil española (Taurus, Madrid, 2007), que cuenta con aportes “militantes” (de lo que se llama centro-izquierda) tan apasionados y unilateral como los más cerrados de cualquier escuela política de izquierda o derecha. Curiosamente, aunque cuestiona su viabilidad, Malefakis da a la revolución una importancia central. Todo lo contrario que Julián Casanova (concretamente en declaraciones en el documental Roig i Negre, de TV3) y quien por cierto, trata despectivamente al POUM en un artículo de opinión en El País, lo que provocó una airada respuesta del amigo Antonio Cruz desde “Despage”, una Web sobre las víctimas del franquismo y sobre la República rehuyendo el sectarismo, que recomendamos juntos con otras páginas alternativas.
Es muy curioso el menosprecio de Casanova por el peso organizativo del POUM, y que no aplique los mismos criterios a “grupúsculos” como los partidos liberales republicanos que no hubieran nunca llegado a gobernar de no haber contado con el apoyo del PSOE. Antonio Elorza ha llegado a declarar que el POUM es un “invento de los ingleses”. En Queridos camaradas, Elorza-Bizcarrondo por ejemplo, citan en una única ocasión a George Orwell y lo hacen para desmerecer al POUM. La moraleja de este libro podría ser la siguiente: el estalinismo fue perverso pero en relación a la política de defensa de la República su papel fue casi irreprochable. Tesis parecidas se pueden encontrar en algunos artículos de autores como Higini Polo que evocan el tiempo de Negrín sin asomo de problemas.
Quizás la novedad más controvertida del aniversario haya sido la de Ferran Gallego, Barcelona, mayo de 1937 (Debate, Madrid, 2007). Antiguo militante del PSUC, secretario general del PSUC viu un tanto intempestivo, polemista sobre el futuro de IU-EUiA en la revista El Viejo Topo donde apareció una entrevista en la que se dicen cosas como que el POUM se situaba “fuera de la República”. Especialista reconocido en la historia del fascismo y de la ultraderecha actual, Gallego ofrece aquí una obra ambiciosa y desde luego asaz voluminosa, pero cuya línea argumental parece extraída de los esquemas más o menos “eurocomunistas” de los años setenta. Como anécdota puede decir que con todos los que he conversado sobre ella, todos me han confesado que se le han leído solo en parte. El lector que se quiera ahorrar todo el enrevesado laberinto argumental que evite el papel real del estalinismo como al pecado, podrán hacerse una idea de su contenido en la citada entrevista de El Viejo Topo o en otra de El País (junto con Aïsa). A título de curiosidad cabe anotar en su prolífica bibliografía, Gallego no cita ni una sola vez la última historia “oficial” del PCE, Guerra y revolución en España, a cuya redacción o hemos referido en el apartado IX, y en la que se insiste en esta concepción de “revolución intermedia” que resucita Gallego; tampoco cita la obra capital de Fernando Claudín, La crisis del movimiento comunista internacional (Ruedo Ibérico, 1967), cuyo capítulo español, La revolución inoportuna está “colgado” en www.espaimarx.org. Además, “el Claudín” ofrece una reconstrucción bastante penetrante de otros acontecimientos históricos paralelos como el VII Congreso del Komintern, el destino del Frente Popular francés o el pacto nazi-soviético.
Que yo sepa, éste es hasta el momento el único título actual sobre la cuestión escrito por un autor abiertamente situado en el área del PSUC de la época digamos más comunista tradicional...Es evidente que en Iniciativa esta historia es ya agua pasada, y que, exceptuando tal o cual veterano (y los hay todavía bastante siniestros), tampoco nadie en el PSUC viu defiende abiertamente el estalinismo, más bien lo contrario. Un inicio de polémica en la Web Kaosenlared (El PSUC y las izquierdas revolucionarias en la guerra española) con un artículo del historiador Ramón Franqueza aparecido en Treball, que no ha obtenido respuesta, quizás porque éste sea el sector proveniente del comunismo oficial que más abiertamente está evolucionando, el que más claro tienen lo que significó el estalinismo. Bueno sí, han habido respuestas furibundas y agresivas (con numerosas referencias al “Gulag” y al “piolet” como métodos de lucha contra el “trotskismo” culpable de haber contribuido con sus críticas a la derrota del “socialismo real”) procedentes de lo que queda del “caucus” estaliniano, “marxistas-leninistas” que “indignados” con las revelaciones de Operació Nikolai publicaron un folleto en el que “demuestran” que la “Quinta Columna” estaba detrás de las barricadas y que tenían uno de sus centros en el interior del POUM. Dicen que el “Frente Popular” fue muy débil en Cataluña, y es que seguramente no se han enterado que aquí se llamó “Front de las Esquerras”, y que obtuvo mayor porcentaje de votos que en el resto del Estado; también trata de darle peso a la actividades quintacolumnista tomando como referencia el peso que llegó a tener la Lliga de Cambó, como sí en Madrid la CEDA hubiese sido extraparlamentaria. Se trata simplemente de buscar justificación para lo que se asume -la política estaliniana- como sí se tratara de la “verdad revelada” para un integrista.
La Fundación Andreu Nin editó tiempo atrás Los sucesos de mayo de 1937. Una revolución en la República (Pandora Libros, Barcelona, 1988), en el que se recogían textos de Pierre Broué (Guerra civil en la guerra civil), Wilebaldo Solano (Las JCI y las jornadas de Mayo en Barcelona), Pelai Pagès (Reflexiones sobre mayo 1937), y de otros autores, así como diversos testimonios poumistas (Teresa García Banús, Francesc del Cabo, “Quique” Rodríguez, etc.), y documentos. Dado que esta edición está descatalogada hace tiempo, la Fundació Andreu Nin de Catalunya se ha comprometido a introducirla en la Web donde ya se puede encontrar un amplio material, por ejemplo el principal artículo de Juan Andrade; la FAN publicó el magnífico prólogo de Juan de Los problemas de la revolución española, la ya citada antología de escritos de Nin para Ruedo Ibérico, cuya edición ampliada ha preparado Pela Pagès para El Viejo Topo (Barcelona, 2008). Sobre la experiencia “constructiva” de la revolución, está el trabajo -ya clásico- de Antoni Castells, Les col-lectivitzacions a Barcelona, 1936-1939) (Barcelona, Ed. Hacer, 1993).
El notable avance historiográfico de los últimos tiempos, ha permitido entrar en aspectos que hasta el momento habían sido poco tratados. Entre ellos se encuentra el asunto del “africanismo!”, o sea de la fracción del ejército que organizó el golpe de Estado y se estructuró como una especie de partido militar capaz de agrupar a todas las derechas desde la Falange hasta los sectores burgueses catalanistas y liberales, sin olvidar monárquicos y por supuesto, la Iglesia de Trento. Entre las obras publicadas sobre lo que podemos llamar la “cuestión marroquí”, cabe destacar el estudio de Sebastián Balfour, El abrazo mortal (Barcelona, Península, 2002), subtitulado “De la guerra colonial a la guerra civil en España y Marruecos (1909-1939”; el de Gustau Nerín, La guerra que vino de África (Barcelona, Crítica, 2005), Balfour y Nerín son además especialistas en el declive del imperio español. En nuestro trabajo hemos tenido más en cuenta el estudio de Abel Paz, La cuestión de Marruecos y la República española (Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo, 2000), por la sencilla razón de que da mucho más importancia al tramo militante…
Otro asunto que ha sido muy trabajado ha sido el de la intervención soviética, punto crucial para este libro cuya cronología coincide con el apogeo del estalinismo, un tiempo que es analizado desde sus mecanismos internos por J. Arch Getty y Oleg V. Naumov en La lógica del terror. Stalin y la autodestrucción de los bolcheviques (1932-1939), (Barcelona, Memoria Crítica, 2001), y que, entre otras cosas, fija claramente una cronología (que con el cano Soljenitsin engloba todo el proceso revolucionario), y distingue claramente el perfil de las principales víctimas, o sea de los antiguos bolcheviques que en un momento dado pudieron apoyar o simpatizar con cualquiera de las oposiciones, siendo la llamada “trotskista” la más castigada. Sobre el apartado español destacan: a) España traicionada. Stalin y la guerra civil (Barcelona, Planeta, 2002), edición de documentos de Ronald Radosh, Mary R. Habeck y Gregory Sevostianov, b) La Unión soviética y la guerra civil española. Una revisión crítica, de Daniel Kowalsky (Barcelona, Crítica, 2003)...En relación a las Brigadas Internacionales y los problemas de análisis histórico que plantean, hay que consultar la obra de Rémi Skoutelsky, Novedades en el frente. Las Brigadas Internacionales en la guerra civil (Madrid, Temas de Hoy, 2006).
En cuanto a Trotsky, ya nos hemos referido varias veces a sus escritos, y también a las biografías ya clásicas de Isaac Deutscher y Pierre Broué. El lector que quiera empezar con una buena introducción puede contar con la de Antonio Liz, Trotsky y su tiempo (1879-1940), aparecida en Sepha, la misma editorial que dado a conocer una biografía de Nin escrita por Wilebaldo Solano (quien también dedica un amplio espacio a la relación de nin y Trotsky en su obra El POUM y la historia), una parte de las memorias de Francesc del Cabo (Nuestros años treinta), la investigación de Katia Landau sobre el asesinato de su compañero (Los verdugos de la revolución española), mi ensayo sobre Orwell (La cuestión Orwell), sin olvidar el último gran aporte de Pierre Broué sobre la Oposición de Izquierdas, Comunistas contra Stalin…

Pepe Gutiérrez-Álvarez en Kaos en la Red

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