Cambiemos (PRO-ARI-UCR) profundiza la entrega y la precarización laboral

EL MODELO MACRI: ENTREGA VACA MUERTA, ARRASA LOS CONVENIOS COLECTIVOS DE LOS PETROLEROS Y VA POR MÁS

"Esto va a ser una verdadera revolución del trabajo" dijo entusiasmado el poseedor de cuentas off-shore en Panamá y Bahamas al menos, el presidente de Argentina Mauricio Macri.

Claro, lo que no aclara la frase es que "su revolución" es conservadora y antiobrera, pero eso a los medios masivos de comunicación del sistema no les importa mucho. El jefe de Estado comunicó así el acuerdo al que se llegó en la mesa de diálogo entre la nación, el estado provincial, las empresas petroleras y los gremios del sector, que fueron los que se ocuparon de bajarle los pantalones a los trabajadores para que las multinacionales accedieran de buen grado a instalarse...para continuar saqueando todo lo que es nuestro, en este caso, el gas y el petróleo.

El contrabandeador de autopartes que hoy ocupa el sillón de Rivadavia agradeció exultante a los trabajadores "sin cuya madurez el acuerdo no hubiese sido posible", e instó a que los demás gremios actúen de la misma manera que los petroleros para que lleguen las inversiones tan deseadas y prometidas ¿Qué fue lo que hicieron Guillermo Pereyra y Miguel Arévalo, los capos gremiales del sector? Pues destrozaron y precarizaron el convenio colectivo que estaba vigente para los trabajadores del gremio. Accedieron a que las cuadrillas para cada pozo sean de siete operarios en lugar de catorce, renunciaron a cobrar el viático por traslado (y en la Patagonia los traslados suelen ser enormes contados en kilómetros) y lo mismo a las horas extras por tener que dormir en los lugares de obraje. Es decir, más beneficios para las patronales, más precarización para los trabajadores.

Ese es el modelo que impulsa el camisa parda Macri con su Cambiemos (PRO-ARI-UCR), el que quiere imponer a todos los gremios. Es el mundo de los ricos, por los ricos y para los ricos. El cual es posible gracias a dirigencias entreguistas como las que existen en este país, no sólo en petroleros sino en la mismísima CGT, de larga y lamentable tradición pro-empresarial además de patoteril y burocrática.

Hace falta un gran acuerdo de los sectores populares en lucha y de izquierda para enfrentar semejante avasallamiento contra los derechos laborales, el ajuste y la entrega. No hay otra salida que la unidad para tener posibilidades de lograr esos objetivos. Es hora de dejar atrás las mezquindades, las apetencias personalistas y sectoriales, las aspiraciones electoraleras y ponerse a trabajar en serio por lo esencial antes de que sea demasiado tarde.

Gustavo Robles